La elección del próximo 4 de junio marcará derroteros. Influirá el rumbo de los asuntos económicos relacionados con la inflación al cierre del año. También el manejo de los procesos internos en el PAN y el PRI con sus tensiones
Por Bulmaro Pacheco
¿Por qué López Obrador sale a pedir alianzas de las otras formaciones de izquierda, argumentado que si no es ahora irá sólo en 2018?
Porque se está dando cuenta que en la elección del Estado de México, a su candidata Delfina Gómez le hacen efecto las estrategias de ataque directo, de los problemas que enfrentó cuando era presidenta municipal de Texcoco. También han influido los ataques directos a AMLO con el escándalo de los presuntos donativos en dinero en efectivo para sus campañas, filmados y distribuidos. Todo eso ha provocado que Morena haya pasado al segundo lugar en el Estado de México y que en la mayoría de las encuestas el Candidato del PRI, Alfredo Del Mazo, aparezca ganador.
¿Será tardío el llamado a la alianza con el resto de las izquierdas?
Sí. Si López Obrador se hubiera sentado a dialogar el año pasado con el resto de las formaciones políticas de izquierda para revisar la estrategia en los cuatro estados, otra cosa hubiera sucedido. Si se hubiera mostrado sensible a la crisis del PRD, cuando vino la rebelión en el Senado por la declaración del legislador Barbosa de que apoyaría a AMLO en sus aspiraciones presidenciales, otra cosa hubiera sucedido.
Si hubiera atendido el llamado del exdirigente nacional del PRD, Agustín Basave, cuando dijo que iba a tender puentes para dialogar con AMLO sobre la candidatura presidencial, otra cosa hubiera pasado. Pero no lo hizo.
¿Y Ahora?
La respuesta del PRD al llamado de AMLO ha sido negativa. Su candidato al gobierno del Estado de México, Juan Zepeda, ya ha subido al tercer lugar en los sondeos, desplazando a Josefina Vásquez Mota del PAN y disputando con fuerza los votos a la candidata de Morena. En las últimas encuestas, Zepeda rebasa ya los 10 puntos, y su tendencia es a la alza. De ahí los temores de los estrategas de Morena. Dieron por muerto por adelantado al PRD, que tardó mucho en decidir su candidatura cuando fracasó el intento de ir en alianza con el PAN, y no calcularon la fuerza que ese partido agarraría en el Estado de México con el exalcalde de Neza.
¿Nada para nadie entonces en el Estado de México?
Hasta el momento así aparecen los números. En la mayoría de las encuestas, el candidato del PRI aparece ligeramente arriba, pero sin rebasar las expectativas del empate técnico con Morena. Faltan casi tres semanas para la elección y todavía pueden suceder muchas cosas. Como se hizo notar en el último debate, la ofensiva contra el PRI y su candidato va a intensificarse hasta terrenos que todavía no alcanzamos a vislumbrar.
¿Elección definitiva para lo que vendrá en 2018?
No necesariamente. En 1999 ganó Arturo Montiel del PRI al candidato del PAN José Luis Durán y en el 2000 ganó el PAN con Vicente Fox la presidencia. En 2005 Enrique Peña Nieto del PRI le ganó a Rubén Mendoza del PAN y en el 2006 Felipe Calderón del PAN triunfó en la presidencial.
En 2011 triunfó Eruviel Ávila sobre Luis Felipe Bravo y Alejandro Encinas y en 2012 el PRI ganó la presidencial.
La disputa por el Estado de México va más allá de la temporada política. No olvidemos que se trata de un estado con casi 17 millones de habitantes, que el PRI gobierna en el 67.2 % de los municipios, que el gobierno estatal cuenta con un presupuesto de 260 mil millones de pesos, y que nada más esa entidad aporta el 9.5 % del PIB nacional. También que tanto el actual gobernador Eruviel Ávila, como los dirigentes nacionales del PAN y Morena, Anaya y López Obrador, resentirán los resultados finales.
¿Y la declinación de Jorge Castañeda a favor de Armando Ríos Piter para la candidatura Independiente a la Presidencia? ¿Altera las cosas?
Le quita a la contienda un polemista de primer nivel y a alguien que seguramente hubiera hecho mucho ruido en la política nacional el próximo año. Ríos Piter, como senador, se inconformó hace algunos años cuando fue aspirante a la candidatura al gobierno de Guerrero. Su partido lo sacrificó para postular al ex militante del PRI Ángel Eladio Aguirre Rivero, que renunció por el conflicto de Ayotzinapa.
Antes de llegar al Poder Legislativo, Ríos Piter fue un activo servidor público. Fungió como subsecretario de Política Sectorial de la Reforma Agraria en el gobierno de Vicente Fox, cuando el titular de la Secretaría fue otro guerrerense, el ex priista Florencio Salazar Adame.
Quedan en la palestra, además de Ríos Piter, el locutor Pedro Ferriz de Con, Emilio Álvarez Icaza, Gerardo Fernández Noroña y, si se decide al final, Jaime Rodríguez “El Bronco”, gobernador de Nuevo León. ¿Quién de ellos despierta realmente pasiones políticas entre los mexicanos?
¿Es difícil ser candidato Independiente en México?
Para empezar y de acuerdo a la LGIPE (art. 371), quien aspire a una candidatura independiente a la Presidencia de la República: “La cédula de respaldo deberá contener cuando menos la firma de una cantidad de ciudadanos equivalente al 1% de la lista nominal de electores con corte al 31 de agosto del año previo al de la elección y estar integrada por electores de por lo menos diecisiete entidades federativas que sumen cuando menos el 1 % de ciudadanos que figuren en la lista nominal de electores de cada una de ellas”. De acuerdo al cierre del pasado 27 de abril, la lista nacional de electores integra 85.3 millones de mexicanos. Habrá otro cierre en agosto y uno más antes de la elección del próximo julio. De ahí se deduce que —por ahora—cualquier aspirante deberá presentar para su registro el apoyo mínimo de 853 mil mexicanos registrados.
También deberá conseguir recursos económicos para movilizarse, antes y después de su registro. Hacer campaña, comunicarse con los electores, reclutar representantes ante las instancias electorales, y sortear a los medios de comunicación. Mucho dinero y muchos recursos humanos para la tarea previa, que quizá Castañeda no pudo conseguir. Por eso su declinación a tiempo y por eso su apoyo a quien él considera que puede dar la batalla.
¿Y en lo local?
Para la elección del próximo 4 de junio del 2017, en 4 estados estarán participando 91 candidatos independientes. Siete para gobernadores, 3 para diputados locales y 81 para presidentes municipales.
El mismo artículo de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, establece para el caso de los senadores de mayoría relativa: “cuando menos la firma de una cantidad de ciudadanos equivalente al 2 % de la lista nominal de electores correspondiente a la entidad federativa en cuestión con corte al 31 de agosto del año previo al de la elección y estar integrada por ciudadanos de por lo menos la mitad de los distritos electorales que sumen como mínimo el 1 % de ciudadanos que figuren en la lista nominal de electores en cada uno de ellos” (40 mil firmas en el caso de Sonora).
Para diputados federales de mayoría relativa: “La firma de una cantidad de ciudadanos equivalente al 2 % de la lista nominal de electores correspondiente al distrito electoral en cuestión, con corte al 31 de agosto del año previo al de la elección y estar integrada por ciudadanos de por lo menos la mitad de las secciones electorales que sumen cuando menos el 1 % de ciudadanos que figuren en la lista nominal de electores en cada una de ellas” (6 mil firmas en el caso de Sonora).
Para el caso de gobernadores, diputados locales y presidentes municipales, hay variación en el porcentaje que se exige para registrar una candidatura independiente: 12 entidades (entre ellas Sonora) exigen el 3 % de firmas de la lista de electores. Baja California Sur y Aguascalientes (quizá por su tamaño) exigen el 4 y el 5 %, respectivamente. En cambio, en la Ciudad de México y Zacatecas el porcentaje disminuye al 1 % y el 1.5 %.
Un ejemplo: Si el municipio de San Felipe de Jesús en Sonora cuenta con una lista nominal de 489 electores, quien aspire a ser candidato independiente a la presidencia municipal deberá recabar 17 firmas para su registro. Si se trata de Hermosillo, la lista nominal contempla 563 mil electores, entonces las formas tendrían que ser 18 mil. Para diputado local de mayoría en Sonora, la cifra ronda las 3 mil firmas por distrito.
¿Signos vitales para la elección de 2018, entonces?
Sí. Todavía varios y muy importantes. La elección del próximo 4 de junio marcará derroteros. También la perspectiva de negociación con el gobierno norteamericano del Tratado de Libre Comercio (TLCAN) y las tensiones por los otros problemas de la agenda inmediata. Influirá mucho el rumbo que tomen los asuntos económicos relacionados con la inflación al cierre del año y el crecimiento económico (las metas fijadas por el banco de México). También el rumbo que tome el manejo de los procesos internos en el PAN y el PRI con sus tensiones y conflictos que todavía no conocemos.
¿Crisis de fin de sexenio?
En su caso, una crisis de fin de sexenio tendría que ver necesariamente con el desenlace de los procesos políticos y electorales de 2018 y con los problemas de la inseguridad y no con el manejo de la economía. Los problemas derivados de la crisis de confianza se han ido diluyendo, sin desaparecer del todo. El contexto internacional es inestable, y para México ahora se reduce a la relación con los Estados Unidos. El marco legal e institucional para el manejo de los procesos políticos estará a prueba, y la elección del 2018 será la más competidora más tensa y la más ruidosa de los últimos años. De eso no hay duda.