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La correspondencia no puede esperar; Hermosillo celebra día del cartero

Por Violeta Gill Gill/

A pesar de tener en su contra las nuevas tecnologías, el oficio de cartero aún perdura con la constancia y a diario miles de sobres llegan a las manos de los hermosillenses, los cuales son siempre son abiertos entre asombro y sorpresa

En México, el 12 de noviembre de 1931 fueron festejados por primera vez los empleados postales como un reconocimiento a su trabajo. En 1947, en honor al cartero, fue impreso un timbre con el nombre de «héroe anónimo».

Hay un personaje, como muchos otros en el país, encargado de repartir las cartas del correo, a pie, motocicleta o bicicleta como el caso de Jorge Guerrero, quien dice que en el tiempo que lleva trabajando de cartero ha recibido muchas gratificaciones.

Su transporte de trabajo es la bicicleta, en la que hace la ruta del centro de Hermosillo, entregando correspondencia, en donde hacer amigos es una de las cosas buenas que le ha dejado el oficio.

Jorge Guerrero tiene 40 años de edad, dos hijos y cuenta que tiene tres años desde que tuvo la oportunidad de trabajar como cartero, tiempo que ha sido suficiente para querer quedarse hasta una jubilación.

Estar trabajando de cartero tiene muchos beneficios, aún cuando ha tenido algunos accidentes en la bicicleta.

Jorge Guerrero, empleado de Correos de México, festejó su día realizando las entregas diarias de correspondencia.
Jorge Guerrero, empleado de Correos de México, festejó su día realizando las entregas diarias de correspondencia.

“Me acuerdo cuando un día salí a entregar la correspondencia y cuando me iba a subir a la bicicleta ya me la habían robado, de buenas que estaba asegurada pero se llevaron con toda la documentación que no se había entregado y que estaba en la bicicleta”, comenta.

La entrada a trabajar de Jorge Guerrero es a las siete de la mañana, pero él llega a las seis, para checar ya sean cartas, sobres grandes, revistas o paquetes registrados para tener todo listo antes de empezar una jornada laboral.

Después de checar y tomar todo lo que se va a entregar en el día, entonces sale a la calle a empezar a repartir la correspondencia, para después regresar a la oficina de correos y reportar el trabajo realizado en el día.

La hora de salida es a las 3:30 de la tarde, pero antes de irse a su casa es necesario dejar listo el trabajo a realizar al día siguiente.

El pasado miércoles, Jorge salió decidido a cumplir su labor como todos los días. Y es que añade, hay personas que no pueden esperar para recibir la correspondencia, además también hay quienes todavía se acuerdan de su día, los felicitan y hasta reciben regalos.