Desde NY, padre de estudiante desaparecido llora a su hijo
Desde Nueva York, Antonio Tizapa ha sufrido la desaparición de su hijo Jorge Antonio en silencio y a más de 3.540 kilómetros de distancia, sin poder consolar a su esposa con un abrazo ni recibir de forma directa el afecto de miles de mexicanos que también lloran la desaparición del joven y otros 42 estudiantes desde el pasado septiembre.
Tizapa vio por última vez a Jorge Antonio hace más de una década, cuando éste era un niño de cinco años. Al igual que muchos otros inmigrantes sin autorización, cruzó la frontera para trabajar en Estados Unidos y ofrecer una vida mejor a su esposa y sus tres hijos.
Hasta que en septiembre del 2014 su mundo se vino abajo cuando se enteró de que Jorge Antonio era uno de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala tras un enfrentamiento con la policía municipal. Según la versión de las autoridades, la policía local los detuvo y los entregó al cártel del narcotráfico Guerreros Unidos, cuyos sicarios ejecutaron y quemaron a los estudiantes en un basurero cercano a la localidad de Cocula, a pocos kilómetros de Iguala, y luego arrojaron sus restos a un río.
«Han sido días muy terribles. Lo siguen siendo», dijo Tizapa, sin poder contener las lágrimas, durante una entrevista con The Associated Press.
El drama de Tizapa es el de un inmigrante que, al igual otros miles, vive en las sombras sin poder ver a su familia durante décadas porque si viaja a su país natal se arriesga a que lo detengan las autoridades de inmigración estadounidenses cuando vuelva a Estados Unidos.
«Te levantas y te despiertas pensando en él (Jorge Antonio). Y te duermes pensando en él. Trabajo todo el día pero cuando paro, a la hora de comer, pienso cómo lo están tratando, a él y a los demás», agrega el fontanero mexicano de 47 años.
Tizapa, al igual que otros padres de los desaparecidos, rechaza la versión del gobierno de lo sucedido y pide que se esclarezcan los hechos y se les devuelva a sus hijos.
Seis meses después de la tragedia, el inmigrante será acompañado por padres de otros normalistas desaparecidos que han decidido viajar a Estados Unidos para dar a conocer el caso y buscar ayuda en distintos organismos internacionales, como Amnistía Internacional o Naciones Unidas.
El viaje, denominado «Caravana 43», se ha dividido en tres rutas por el oeste, el centro y el este de Estados Unidos. Las tres planean converger en Nueva York el 28 de abril.
«Yo he estado muy solo», dijo Tizapa. «Sí me gustaría conocerlos, cuando lleguen».
El portavoz de las familias de los estudiantes, Felipe de la Cruz, anunció el viaje de los padres durante una protesta el miércoles frente al consulado mexicano en Nueva York.
Un portavoz de ese organismo dijo a The Associated Press a través de un comunicado que el gobierno mexicano repudia y condena el crimen cometido contra los estudiantes y reitera su compromiso de esclarecer el caso y llevar ante la justicia a los responsables.
«El gobierno de México ha emprendido una investigación sin precedentes por su magnitud y transparencia», dijo el vocero.
El consulado también dijo que a la fecha han sido detenidas más de 100 personas, entre las que se encuentran el alcalde de Iguala y su esposa, presuntos autores intelectuales de los hechos, además de policías locales y presuntos criminales confesos.
Para Tizapa, sin embargo, nada tiene sentido y habla a menudo con su familia en Tixtla, Guerrero, para ver cómo siguen adelante. El hispano asegura que tras 14 años en Nueva York, no puede regresar a México porque debe seguir manteniendo a su familia.
El inmigrante mexicano es aficionado al atletismo y asegura que ahora corre con una camiseta con el eslogan «Ayotzinapa 43», en referencia a la ciudad mexicana y escuela donde estudiaban los normalistas desaparecidos.
«Yo iba a correr una carrera de cinco millas el 21 de septiembre y le envié fotos a mi hijo del recorrido, para que viera. Le dije `a ver en qué lugar quedo'», explicó Tizapa. «Es una de las últimas conversaciones que tuvimos, con mensajes de texto».
AP