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Defienden empresas agua ‘privatizada’

Aunque el término privatización ha causado polémica en materia de agua, organismos privados piden no ser satanizados, sino ver los resultados que han obtenido en algunos sitios del País en donde operan.

La española Aguas de Saltillo y las francesas Veolia, en Aguascalientes, y Asin (antes Bal-Ondeo), que operó hasta el año pasado en Cancún, son tres compañías con más de 10 años de operación a las que los gobiernos de esos lugares les asignaron la responsabilidad del agua.

Un reporte del 2014 del Instituto Mexicano para la Competitividad destaca que esos organismos operadores de agua se ubican dentro de los seis primeros lugares de efectividad en México y son una opción para abatir el rezago.

Cuando Veolia entró en Aguascalientes en 1989, en ese entonces como Proactiva, la ciudad tenía una cobertura de agua potable del 65 por ciento, hoy alcanza el 99.8 por ciento.

De acuerdo con Hernán Mateus Valdés, director de Desarrollo de Negocios de Veolia, en ese año había una pérdida de agua por fugas del 70 por ciento, debido a que el 60 por ciento de la infraestructura estaba obsoleta.

«El caso Aguascalientes es un buen ejemplo de lo que la población puede esperar en un esquema en el que participe la iniciativa privada», sostuvo el directivo.

La concesión, destacó, permitió mayores eficiencias fiscales y comerciales, y prueba de ello es que en 1993 había 480 mil habitantes y con la misma cantidad de agua usada en ese año, actualmente atienden a 800 mil.

Jacques Létondot, director general de Asin, que hasta 2014 operó Aguakan en Cancún e Isla Mujeres, resaltó que desde su arribo, en el 2002, lograron aumentar de manera acelerada la cobertura, por ejemplo, en agua potable pasaron del 61 al 100 por ciento.

«El agua es un bien nacional, nadie se puede considerar como dueño del agua, pero una empresa privada puede ayudar a mejorar la cobertura, dar el servicio de manera continua y con agua de calidad», expuso Létondot.

«Cuando tomamos la operación de Cancún en el 2002 había un rezago terrible en eficiencia comercial y física y del número de plantas de tratamiento de aguas negras; había un montón de inversión que hacer. Hicimos esas inversiones del 2003 al 2010 por más de mil millones de pesos y durante ese periodo la tarifa fue exactamente la misma, sólo aumentó acorde al salario mínimo».

Añadió que sobrevivieron con la estructura tarifaria porque los hoteles pagaban los precios más altos para subsidiar a los domésticos.

Alejandro Osuna Ruiz-Poveda, gerente general de Aguas de Saltillo, dijo que previo al 2001, cuando entraron en operación, esta ciudad tuvo un importante problema de escasez de agua que afectó su desarrollo socioeconómico.

«Esto se debió principalmente a las condiciones del antiguo sistema operador, el cual era deficiente en muchos aspectos. Sólo el 10 por ciento de los usuarios tenía agua todos los días, existía un alto nivel de fugas físicas donde más de la mitad del caudal de agua inyectado a la red se desperdiciaba.

«Además existía un rezago en la cobranza, sólo el 65 por ciento se cobraba y la falta de recursos económicos para mejorar el servicio, daban como resultado que el sistema operador tuviera una eficiencia global de tan sólo el 29 por ciento», explicó.

A tal grado se agravó el abasto del agua en esa ciudad que el problema se convirtió en una demanda permanente de la sociedad y en prioridad para los gobiernos estatal y municipal.

«Hoy el servicio se ha transformado, pasó de ser el peor al mejor calificado», aseguró.

«En mi opinión el debate no debe de ser si los organismos operadores de agua deben ser públicos o privados, ya que actualmente hay operadores públicos con buenos resultados.

«El debate debiera de ser cómo resolver los casos en los que los municipios están desbordados por los problemas de su organismo, con rezagos importantes de inversión, convenios laborales abusivos, deficiencias de tecnologías y falta de visión de largo plazo».

REFORMA