Propuesta Vs Campañas negras
Por David Figueroa/
Cuando se está inmerso en campañas de lodo se pierde el fondo, olvidamos el objetivo y se compromete el futuro del estado, porque un futuro próspero no puede construirse a base de golpeteo
Estamos tomando un camino peligroso rumbo a las elecciones el próximo 7 de junio en Sonora: el camino del desprestigio, las campañas negras, la calumnia y la confusión del ciudadano en mensajes masivos, por encima de las propuestas.
Es responsabilidad de las autoridades electorales hacer cumplir la ley en términos estrictamente técnicos, pero recae en los partidos políticos y principalmente en el equipo de campaña de los candidatos, así como de sus simpatizantes y los mismos ciudadanos, cuidar otras fronteras como la libertad de expresión en un marco de respeto.
Esta semana que pasó y sobre todo el fin de semana, quienes estamos inmersos en política o con cierto interés directo o indirecto en el proceso, atestiguamos ataques de unos que provocó la reacción de otros y luego vino el contraataque, utilizando cada uno sus medios afines.
Importantes líderes sociales de sectores educativos, empresarial, religiosos entre otros, nos han mostrado su preocupación por el deterioro de la actividad política que desencadena el desencanto ciudadano.
La violencia verbal nos pone en riesgo de caer en un juego de manos con daños irreversibles para la conciliación y reconstrucción post electoral.
Estamos ante un escenario difícil para todos: las campañas no han permeado como en otras ocasiones, no han encontrado eco y la actividad de los candidatos se está quedando más en el círculo rojo que en el diario vivir de los sonorenses.
En una contienda competida, conforme se acerca el día de la votación todos los candidatos se ven obligados a ajustar estrategia con acciones contundentes, y caemos en el error de ocupar la mente del elector en las acusaciones más que en la propuesta.
Por ejemplo, ¿Alguno de ustedes recuerda la principal propuesta para el estado de cada uno de los candidatos? ¿En cambio recuerda algún mensaje de desprestigio entre ellos? La naturaleza de la mente humana lleva siempre a destacar lo negativo sobre lo positivo, por eso el compromiso de los partidos políticos y los equipos de campaña debe ser mayor.
No nos asustamos, en México y casi en cualquier parte del mundo las campañas políticas se caracterizan por frases simples y comerciales, ataques predecibles y propuestas generales para ganar simpatías. Hemos avanzado en esto de las propuestas, pero nos falta aún mucho.
Dice Goebbels en sus “11 Principios de la Propaganda”: Individualizar al adversario en un único enemigo; principio de la transposición o cargar sobre el adversario los propios errores o defectos; principio de la exageración y desfiguración para convertir cualquier anécdota en amenaza grave; principio de la orquestación y principio de la vulgarización, que refiere a que toda propaganda debe ser popular adaptando su nivel al menos inteligente de los electores.
Cuanto más grande sea la masa a convencer, cita Goebbels, más pequeño debe ser el esfuerzo mental a realizar. Y tal parece que algunos de estos principios reflejan parte del proceso que estamos viviendo.
Incluso las campañas de contraste son excelente receta para fortalecer la democracia, pero confundimos el contraste con “guerra sucia” y termina ganando quien logró desprestigiar más a su contendiente.
Cuando se está inmerso en campañas de lodo se pierde el fondo, olvidamos el objetivo y se compromete el futuro del estado, porque un futuro próspero no puede construirse a base de golpeteo.
Quien gane la elección deberá tener la voz completa para convocar a todos los actores en la búsqueda del bienestar para todos. ¿Cómo confiar en quien ganó a costa de golpeteo o engaños?
Con este tipo de campañas pasamos por alto la inteligencia del elector, sobre todo en Sonora, donde el ciudadano rara vez vota igual por un solo partido para gobernador, diputados y alcaldes.
El mejor contraste es el de la propuesta, y sí, marcar las fallas o errores del contrincante, pero no de manera burda ni con mentiras o verdades a medias, sino con argumentos, elementos y sobre todo, con respeto.
Puede que el desprestigio sea una herramienta efectiva en el resultado final de un proceso electoral, el problema es que fomenta al hartazgo. Entre más apatía, mayor es el clientelismo y menos la legitimidad de los gobiernos.
En conclusión, hay que poner énfasis en estos riesgos, valorar pros y contras de seguir por el camino del lodo y el desprestigio. Requerimos más creatividad en las campañas para colocar en primer plano la propuesta. Hablemos de Sonora y de su gente.
Agradezco sus comentarios y retroalimentación a través del correo electrónico [email protected]; y en redes sociales: Twitter @DavidFigueroaO /Fb David Figueroa O.
*David Figueroa Ortega es empresario, Ex Cónsul de México en Los Ángeles y San José California; Ex Diputado Federal; Ex Alcalde de Agua Prieta; Ex Dirigente del PAN en Sonora.