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Candidatos: rebasados por un sistema político disfuncional

Por Jesús Susarrey/

Las falacias de los estrategas y los engaños a los candidatos. El deslinde de Javier Gándara y el enfoque estratégico de Claudia Pavlovich 

Los precedentes electorales en Sonora son competencias reñidas PRI-PAN y quizá al candidato Javier Gándara le deban una explicación quienes le auguraban un holgado triunfo. La misma deben a la ex Senadora  Claudia Pavlovich quienes antes de la elección interna priista decían que el desgaste del Gobierno actual favorecía significativamente en preferencias a su partido y los que —ya como candidata— corrigieron y opinaron que difícilmente podría remontar la ventaja de su contrincante.

Al día de hoy las preferencias son compartidas como señalaban los pronósticos serios y para los días siguientes los estrategas tendrán que prescribir mucho más que arengas triunfalistas y centrarse en los electores indecisos que se estima no rebasan al 12%. Si bien la incertidumbre es un sentimiento consustancial a la democracia electoral y la certeza sólo la dan las urnas, el pensamiento empírico muestra experiencias y percepciones que deberían motivar la reflexión para evitar nuevas falacias y autoengaños.

Candidatos rebasados

No es que las propuestas sean irrelevantes o que las campañas negativas sean inocuas; que el voto de castigo haya perdido eficacia, ni que los candidatos no sean atractivos, hemos escrito en este siempre plural Primera Plana que ambos tienen simpatías consolidadas y les son reconocidas virtudes cívicas y morales. Lo que parece es que fueron rebasados por las condiciones que les impone un ordenamiento político disfuncional para procesar el interés general, responder a las demandas ciudadanas y garantizar la eficacia de los mecanismos de acceso al poder.

Rebasados porque no pudieron avanzar mucho más allá del voto partidista y  clientelar que la dinámica electoral de hoy les exige priorizar y porque los acuerdos cupulares entre las fuerzas políticas no los controlan los candidatos, siguen la lógica de la política nacional y de la “partidocracia”. El escepticismo ciudadano y el descrédito de la política provoca que incluso las mejores propuestas sean subestimadas. Las descalificaciones y denuncias mutuas acentúan el desprestigio de todos, arrastra a las instituciones de la democracia y termina afectando a ambos.

La debilidad de los dispositivos para el acceso al poder tiene asidero en tres  categorías conexas del sistema político que luce disfuncional: La ciudadanía que desconfía de la sociedad política y una parte significativa se resiste a creer y ejercer su derecho de elegir a sus gobernantes mediante el voto razonado. La intermediación política que corresponde a partidos que no promueven liderazgos auténticos, la construcción de ciudadanía ni el robustecimiento del voto racional, y; la representación política que deben asumir gobiernos y legislaturas anteponiendo el interés general al particular pero que se tradujo en un andamiaje electoral al servicio de la “partidocracia” y no de la ciudadanía a la que deben fortalecer.

Los límites que la dinámica electoral impone

En ese mapa de ruta, los equipos de campaña poco margen han tenido para promover una auténtica participación ciudadana mediante la deliberación de propuestas y la construcción de consensos. Seducir, cooptar, conmover y descalificar para arrancar el voto más que establecer una relación de confianza con el electorado ha sido la exigencia del pragmatismo y la rentabilidad electoral. Poco ha importado la calidad del voto, poco civismo y es comprensible ya que el grueso del electorado es voto duro y clientelar, el razonado normalmente se busca por separado. No es tampoco impericia, son las condiciones que impone la dinámica electoral. La capacidad y el conocimiento de la política es justamente uno de los atributos de la candidata Claudia Pavlovich y el candidato Javier Gándara no es un improvisado.

Un porcentaje casi del 50% de abstencionistas, un voto nulo de al menos el 4% y una participación que se ha estancado en los cinco últimos procesos, evidencian la apatía ciudadana y la inoperancia de una democracia procedimental que no motiva suficientemente el ejercicio de la ciudadanía para encauzar el interés general. La escasa audiencia del Segundo debate, pese a su amplia difusión y cobertura, es otra muestra de ello. La proclama anticorrupción de todos y las bravuconadas y frases populistas de los candidatos de partidos minoritarios opacaron las propuestas de los punteros. Entendible si consideramos la inequidad y la necesidad de visibilidad para mantener o lograr su registro. De nuevo, el arreglo político actual impone sus límites.

Los fantasmas del voto de castigo y el continuismo

Culpar de todos los despropósitos a los candidatos, sobre todo a los punteros, concita simpatías pero es también lejano a la verdad y es maniqueísmo. Si un sentimiento describe el ánimo nacional es la proclama anticorrupción y el descrédito de la sociedad política. Tratar de diferenciarse y denunciar la improbidad es comprensible si se quiere conectar con el electorado. Ventajas del pluralismo y las libertades políticas que no debería sorprender tratándose del principio liberal de ceñir a la ley el ejercicio de los poderes. Lo mismo puede decirse del voto de castigo también llamado de protesta mediante el que la ciudadanía expresa su inconformidad con los resultados de gobierno y materializa el concepto de soberanía popular.

De poco sirve anticipar resultados, evidentemente las urnas lo darán, pero lo que es innegable es que los electores indecisos marcarán la diferencia y en esa ecuación el insoslayable voto de castigo, sumado al fantasma del continuismo, pueden resultar determinantes. De ahí la trascendencia del deslinde del candidato Javier Gándara del Gobierno de Guillermo Padrés durante el reciente debate y de ahí también que el  enfoque estratégico de la candidata Claudia Pavlovich al poner el acento en un gobierno honesto y eficaz luzca acertado. Ambos tienen los merecimientos para la victoria y pocos días para materializarla.

Difícil determinarlo pero debería motivar reflexión en los equipos de campaña. Lo cierto es que a escasos días del 7J, la nueva forma de hacer política que prometió el Gobierno de la alternancia sigue pendiente, el PAN no registra la ventaja inicial y la candidata Claudia Pavlovich remontó la desventaja.