Noticias_Recientes

Plagian moda autóctona

Un diseño de la comunidad mixe, en Oaxaca, ya es vendido en exclusivos sitios web de ropa y accesorios de lujo… pero bajo el nombre de Isabel Marant.

Es una blusa blanca con diseños tradicionales de la comunidad mixe de Santa María Tlahuitoltepec, en Oaxaca, y ahora se halla en Net-a-Porter y en el sitio de la diseñadora francesa como si fuera de su autoría.

Forma parte de su colección «Étoile» y tiene un costo de 290 dólares -4 mil 419 pesos aproximadamente- seis veces más que su precio en Oaxaca, que en promedio es de 600 pesos.

De acuerdo con la Organización Radiofónica de Oaxaca, el presidente municipal, Erasmo Hernández, confirmó que se está elaborando un pronunciamiento, pues considera que no se está respetando el sentido cultural y simbolismo de prendas que se imprimen desde tiempos ancestrales.

Desafortunadamente, éste no es el único caso en el que creaciones de tradición mexicanas son «retomadas» por diseñadores.

En enero de este año, la cantante oaxaqueña Susana Harp acusó vía redes sociales a la lujosa departamental Neiman Marcus, al mostrar fotos de una blusa de diseñador que se vende en esta tienda y que es idéntica al huipil tradicional de Santa María Tlahuitoltepec.

En aquella ocasión, artesanos y habitantes expresaron su molestia, al tratarse de un diseño que se ha preservado de generación en generación, por lo que exigían que se reconociera el origen y que la pieza se ofreciera a un precio accesible.

Otro caso fue el de Mara Hoffman, quien en 2012 fue criticada por una bloguera mexicana debido a una colección que hacía prácticamente una copia de los diseños conocidos como «tenangos», elaborados por la comunidad otomí en Hidalgo.

La línea entre la «inspiración» y el plagio puede ser muy fina, sin embargo, la realidad es que esta práctica perjudica a los creadores originales.

«Cada vez se observa más en la industria de la moda, muchos diseñadores copian piezas tradicionales sin dar ningún crédito o referencia de su procedencia y origen», comenta Dulce Martínez, directora de diseño en Fábrica Social.

«La gravedad de esto no es solamente el plagio, que no está ni siquiera contemplado en las leyes, sino que por medio de éste, se daña a los productores tradicionales, compitiendo con productos mucho más baratos y mejor dirigidos a los mercados», añade.

Aunque la tendencia podría poner las tradiciones de México en alto y atraer reflectores hacia la producción artesanal del País, el problema radica en que los diseñadores no le dan un crédito adecuado a su fuente de inspiración.

«Es una competencia completamente desleal desde un mundo totalmente asimétrico, en donde si se le copia a un diseñador es piratería, pero si un diseñador plagia diseños tradicionales, es inspiración», opina.

«En el caso de Isabel Marant, no estoy segura de que ella fuera consciente de que estaba plagiando un diseño tradicional, simplemente no se lo cuestiona porque no conoce el contexto. Yo la invitaría a conocer y trabajar con esta comunidad, para que los artesanos puedan vivir de sus diseños y técnicas», agrega.

Reforma