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Acaba Claudia Pavlovich con las ocurrencias

Por Feliciano J. Espriella/

Sonora requiere ser competitivo, eso sólo se logra con excelente planeación. Afortunadamente eso lo sabe nuestra gobernadora y esta semana dio los primeros pasos en ese sentido.

El ingenio mexicano es célebre y famoso porque mediante él solemos encontrar solución a problemas y situaciones a las que no se encuentra cómo llegar con los métodos convencionales. Aunque parece una virtud, en realidad es un mecanismo de autodefensa para compensar errores que por falta de acciones apegadas a los respectivos protocolos, generan problemas muchos veces inéditos.

En pocas palabras improvisamos, con lo que luego creamos problemas que van más allá de las posibilidades de resolución por los métodos convencionales y después mediante medidas aparentemente ingeniosas, logramos el mismo resultado que con menos tiempo, menos esfuerzo y menos recursos hubiéramos tenido desde el principio.

Solemos llamar a esas improvisaciones ocurrencias. La Real Academia de la Lengua Española las define de la siguiente manera: “Idea inesperada, pensamiento, dicho agudo u original que ocurre a la imaginación”. En pocas palabras es lo contrario a la planeación.

Los mexicanos no somos muy afectos a la organización, ni de manera intermitente, y mucho menos continua. Además, nuestra gestión se basa en el corto plazo, en el deseo de resultados inmediatos, con el menor esfuerzo, sin planeación, con estrategia simplista y con poca organización.

Winston Churchill fue considerado por sus coetáneos un gran conversador y un excelente anfitrión; pero pocos se imaginan que eso no era fruto de la improvisación, famoso por su buen sentido del humor, Churchill se preparaba durante horas, ensayando comentarios y bromas que compartiría con las personas con quienes se reunía.

Mientras que las naciones más avanzadas y desarrolladas del mundo tienen planeado el rumbo y las acciones que ejercerán durante varias décadas hacia el frente, en nuestro país, lamentablemente un altísimo porcentaje de las acciones de gobierno provienen de “ocurrencias”.

El sexenio que acaba de terminar en el Estado fue pródigo en ocurrencias.

Sonora requiere ser competitivo, promotor exitoso de la inversión extranjera, con un buen nivel general de educación y orientado a la calidad; eso sólo se logra con excelente planeación. Afortunadamente eso lo sabe nuestra gobernadora y esta semana dio los primeros pasos en ese sentido.

Instalación del Coplades

El pasado martes la gobernadora del Estado, Claudia Pavlovich Arellano, tomó protesta a los integrantes del Comité de Planeación de Desarrollo del Estado (Coplades), el cual tendrá a su cargo formular, actualizar, instrumentar y evaluar el Plan Estatal de Desarrollo tomando en cuenta propuestas de la federación y municipios, así como de distintas agrupaciones de sonorenses.

El Comité se integra por una asamblea plenaria, sub comités sectoriales y especiales, grupos de trabajo, y consta de un Presidente, un Coordinador General, Coordinador Operativo, Secretario Operativo, titulares de dependencias estatales, delegados federales, alcaldes, representantes del sector privado y social, legisladores, Poder Judicial y representantes de escuelas educación superior.

Escupió para arriba Horacio Valenzuela

Un político con tantos años en el pandero como lo es Horacio Valenzuela Ibarra, debía conocer la importancia de conectar la lengua con el cerebro al denostar a sus antecesores, no vaya a ser que como dicen en el pueblo, “se le voltee el chirrion por el palito”.

La semana pasada asistió como invitado a la reunión de un grupo de colegas periodistas, y según escribieron algunos de ellos, le tupió a quienes lo precedieron.

Una aclaración primero. No pretendo de ninguna manera defender a la anterior administración estatal y mucho menos a Gildardo Monge Escárcega, ex titular de la Secretaría del Trabajo, quien me parece que tuvo una actuación más que mediocre en el encargo e incrementó la problemática de las dependencias relacionadas con cuestiones laborales. Lo bueno es que ya se fue, pero Horacio va llegando.

Horacio Valenzuela dicen que dijo que durante los seis años del Nuevo Sonora, campeó la corrupción en todas sus formas, desde las demandas fantasmas, las “mochadas”, los “correteadores” o “coyotes” y toda esa fauna que se dedica a esquilmar a quienes —trabajadores o patrones, agarraron parejo— acudieron a solicitar el amparo de la justicia.

Y la verdad no lo dudo ni tantito, pero lo mismito pudo haber dicho hace seis, doce, diez y ocho y etcétera años. Es un excelente retrato de lo que han sido desde que fueron creadas, todas y cada una de las Juntas de Conciliación del país. Lo más seguro es que dentro de seis años un nuevo titular del trabajo pueda decir lo mismito, independientemente de que Valenzuela termine el sexenio o lo sustituyan.

Me da la impresión de que Horacio sabe que se sacó la rifa del tigre y no sabe cómo deshacerse de él.

Lo de la construcción del palacio de justicia me parece una vacilada. Una ocurrencia de las que ya no quiere la gobernadora.

Por hoy fue todo, gracias por su tolerancia y hasta la próxima.