Cristóbal Miguel García, la historia de un físico sin fronteras
Por Karolina Zepeda/
“Un joven cualquiera que está loco y quiere ser físico”, así se describe Cristóbal Miguel García Jaimes de 19 años de edad y originario de Guerrero, quien se la pasa con nubes mentales, tormentas teóricas llenas de diluvios e ideas. ¿Su sueño? Ser físico, tener un posgrado y algún día tener vacaciones. ¿Su motivación? El hecho de salir adelante, el tener oportunidades.
Actualmente vive en el Distrito Federal, estudia tercer semestre de Física en la Facultad de Ciencias de la UNAM, cuenta con más de 80 distinciones y proyectos de investigación para apoyar al progreso de su pueblo, no se detiene por sus carencias o dificultades.
Dirige Ciencia sin Fronteras A.C., la cual nace como una idea loca junto con sus amigos en la preparatoria. Alguna vez escucharon que José Vasconcelos metía libros en la cajuela de su Cadillac, llevándolos a pueblitos arrebolados de Jaimito el Cartero, pero sin decir que era el secretario de educación, solo llegaba y los regalaba. Entonces esa idea quedó dentro de su mente, llevar ciencia y cultura tal como él lo hacía.
Después de un año conoció a Natalia Teliz, junto con ella fundó esta asociación civil, ella divulgando cultura y él ciencia. Tienen sus diferencias, son polos opuestos, eso los une más. Ella niña, de ciudad con viajes en su haber y él niño, de pueblo, jodido, sin viajes; esas diferencias nos ayudaron a crecer.
Divulgar ciencia y cultura es su objetivo, el poder apoyar a jóvenes para que continúen estudiando y puedan desarrollar proyectos en pro a la sociedad. Hay que tener en cuenta que por cada joven que continúa estudiando, es un soldado menos para el narco y la violencia, es a favor del desarrollo de nuestra nación.
“Busquen hacer música, para ello necesitan hacer armonía. Puedes hacer armonía con las personas correctas. Aquellos que deseen emprender un sueño, una idea loca, necesitan un buen equipo, deben de buscar en esas personas armonía”, recomienda Cristóbal a las personas que desean emprender un sueño, un proyecto, una verdadera meta.
A pesar de una vida difícil, carencias económicas y estar rodeado de una sociedad que suele nublarse con las malas noticias, este joven decidió salir adelante, apoyar a su familia, a su comunidad. Una “idea loca” que se convirtió en sueño, después en meta y posteriormente se convirtió en una realidad. Un deseo de superación que todos necesitamos en nuestra vida.