Guardería Caminito Feliz, otro posible ABC
Por Imanol Caneyada /
El pasado 16 de junio fueron despedidas injustificadamente 17 trabajadoras por exigir a los dueños de la estancia infantil que repararan el sistema de alarma contra siniestros; les pidieron ignorar la alarma y dejar de evacuar a los niños cuando saltaba
Ni los 49 niños muertos en el incendio de la guardería ABC ni la investigación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual puso en evidencia la corrupción, el desorden, la negligencia y el descuido existentes en el sistema de subrogación de guarderías del IMSS, ni la Ley Cinco de Junio han evitado que en Sonora continúen las prácticas irregulares e ilegales en relación con las estancias infantiles subrogadas por el Seguro Social, que ponen en riesgo la integridad de los infantes.
Esta vez se trata de la guardería Caminito Feliz, sita en el número 186 de la avenida Rosales, en Hermosillo.
El pasado 16 de junio fueron despedidas injustificadamente 17 trabajadoras por exigir a los dueños de la estancia infantil que repararan el sistema de alarma contra siniestros, el cual salta constantemente sin que medie ningún motivo de emergencia. Ha llegado a sonar 27 veces en un día, provocando al principio el pánico entre los niños y posteriormente la indiferencia y falta de respuesta.
La denuncia la realiza Ana Gabriela Botello Reyes, una de las 17 empleadas dadas de baja y vocera del grupo de trabajadoras expulsadas por firmar una carta en la que se pide arreglar el problema.
Los dueños de la estancia
Uno de los dueños de la guardería Caminito Feliz es Jesús Javier Seldner Romo, empresario guaymense, socio en la maquiladora Tetakawi de Roberto Gómez del Campo Laborín, padre de Marcia Matilde Gómez del Campo, dueña de la Guardería ABC, y tío de la ex primera dama Lourdes Laborín; así lo señala la maestra en Ciencias Sociales del Colegio de Sonora Lizette Sandoval en su investigación ¿Quién administra las guarderías subrogadas del IMSS en Sonora?
Otro de los socios que aparece en un origen vinculado a la guardería Caminito Feliz es Ramón Soto López, que fue director administrativo del DIF Sonora en el sexenio de Armando López Nogales. Soto López fue inhabilitado por diez años como funcionario en 2008 por presunto fraude “que provocó al gobierno un daño patrimonial de más de 4.5 millones de pesos entre el 1 y el 31 de diciembre del 2003, cuando ya era socio de la guardería”, afirma la investigadora del Colson en su artículo.
A decir del grupo de ex trabajadoras denunciantes, Jesús Javier Seldner fue quien las amenazó con el despido si continuaban adelante con la inconformidad provocada, principalmente, por el sistema de alarma de la guardería, el cual han llegado a desconectar debido a que salta sin motivo alguno.
Esta amenaza surgió efecto en 22 de las 39 trabajadoras de las diferentes áreas que firmaron la carta en la que solicitaban arreglar el problema y prefirieron conservar su empleo.

Diecisiete, sin embargo, mantuvieron su postura, por lo que el pasado 16 de junio fueron despedidas; antes, las obligaron a firmar el finiquito y a aceptar entre mil y dos mil pesos de indemnización, a pesar de que algunas de ellas tienen quince años trabajando en la guardería, abierta el 29 de octubre de 2001, al poco tiempo de que se aprobara el régimen de subrogación de estancias infantiles, durante el sexenio de Vicente Fox.
Sindicato blanco
Al igual que en muchas empresas en Sonora, las trabajadoras de la guardería Caminito Feliz están agrupadas en un sindicato blanco, es decir, una organización obrera cuyo líder está coludido con los patrones y no vela por los intereses de los trabajadores, según denunciaron las afectadas.
Estos sindicatos, abundantes en Sonora, tienen el respaldo de la autoridad laboral y judicial, y suelen estar encabezados por líderes que medran con dichas organizaciones espurias.
En el caso de la guardería Caminito Feliz, el líder sindical es Luis Navarrete; cuando las trabajadoras de la estancia le plantearon el problema del sistema de alarma y le pidieron apoyo para mediar con los dueños, Luis Navarrete se hizo a un lado y decidió tomar unas vacaciones.
Hasta el momento, afirma Ana Gabriela Botello, sigue desaparecido y no ha dado la cara por el despido masivo.
Tampoco defendió a las agremiadas debido al sistema de castigos impuesto al interior de la estancia infantil.
Cada vez que la directora de la guardería, Alejandra Siqueiros Echeverría, o la administradora, Leticia Valbasco, consideraban que las trabajadoras habían incurrido en alguna falta, las castigaban con horas extras sin goce de sueldo.
A pesar de todo ello, hasta el momento del despido continuaron descontándoles 20 pesos quincenales por concepto de cuota sindical.
Cronología de los hechos
En el mes de marzo del presente año, las trabajadoras de la estancia infantil Caminito Feliz comenzaron a notar que el sistema de alarma de la guardería se activaba sin motivo alguno.
Constantemente, por la vibración de un camión al pasar por la avenida Rosales o por los movimientos naturales al interior del recinto, saltaba la alarma.
Según la capacitación recibida, cuenta Ana Gabriela Botello, las encargadas seguían el manual de emergencia y evacuaban a los niños.
De marzo a principios de junio, más de tres meses, esta situación se volvió cotidiana, al grado de que la directora y los dueños de la guardería les pidieron a las trabajadoras de la estancia que ignoraran la alarma y dejaran de evacuar a los niños cuando saltaba.
Comenta Ana Gabriela que, al principio, la situación provocó zozobra y angustia en los infantes; posteriormente, indiferencia, al extremo de que ya nadie reaccionaba a la señal de emergencia.
Preocupadas por la seguridad de los niños y por la responsabilidad que en ellas recaía en caso de que sucediera algún siniestro, decidieron elaborar una carta dirigida a la directora de la estancia, en la que solicitaban arreglar el sistema de emergencia, de lo contrario, no se hacían responsables de cualquier desgracia acaecida en la estancia infantil.
El nueve de junio, 39 de las 40 trabajadoras de la estancia firmaron la solicitud. No contaron con el apoyo del líder sindical, Luis Navarrete; tampoco con el de la representante de las trabajadoras ante el sindicato, Claudia Urías.
La reacción de los dueños de la guardería fue inmediata. Bajo el argumento de que las fallas en el sistema de alarma no representaban ningún peligro, las amenazaron con el despido si continuaban con la protesta.
En los días subsiguientes, las 39 trabajadoras fueron llamadas en grupos de dos o tres y les pusieron el finiquito delante, además de amenazarlas con la cárcel y el desprestigio público para que no volvieran a trabajar en ninguna estancia infantil.
Veintidós trabajadoras aceptaron guardar silencio para no perder sus empleos. Diecisiete se mantuvieron en su postura, por lo que el 16 de junio fueron despedidas sin justificación; nueve de ellas firmaron el finiquito, once se negaron a hacerlo.
El grupo de trabajadoras expulsadas de la guardería Caminito Feliz ha interpuesto una denuncia ante la Junta de Conciliación y Arbitraje.
Mientras tanto, los padres de los niños, si bien se mostraron consternados por la situación y externaron su apoyo a las maestras expulsadas, no han emprendido ninguna acción legal ni pública en contra de la estancia infantil.