El ecosistema en el Río Sonora se fragmentó: investigadores
Por Rigo Gutiérrez E./
La remediación al río Sonora anunciada por la SEMARNAT aún está lejana de ser una realidad, y por el contrario, el tiempo pone en evidencia los efectos del daño ambiental desde “la zona 1” en Bacanuchi, hasta las colonias del norte de Hermosillo. Un implícito riesgo que, a dos años del derrame tóxico, las autoridades federales no terminan por atender la crisis ecológica, con la seriedad suficiente.
La Dr. Reina Castro Longoria y Dr. Antonio Romo Paz, son dos de los investigadores sonorenses que con más rigor científico han estudiado esta situación. Castro Longoria atendiendo el área de ecológica y Romo Paz desde el ámbito toxicológico. Ambos apoyados por la Universidad de Sonora.
Primera Plana platicó con los especialistas para conocer su visión sobre la problemática, así como el trabajo de campo.
“La complejidad del Caso se resume en una palabra: sufrimiento”
Entre las mesas, bancas y el eco de un laboratorio vacío de química de la Unison, la doctora Reina Castro comienza a recordar lo duro que le ha resultado ir descubriendo la crítica situación en las comunidades ribereñas.

Por convicción, y de manera independiente, desde hace dos años recorre la zona afectada para tomar muestras, platicar con los pobladores y llevar información.
Las investigaciones de la Dr. Castro Longoria están divididas en dos áreas: la que comprende de El Molino-Hermosillo (con resultados); y la de Bacanuchi-Ures (próximamente presentará datos).
Todas los estudios han sido con recursos propios, incluso, recuerda que en Topahue, los mismos vecinos organizaron una colecta para pagar las muestras de los pozos y estudios de sangre de una persona. La gente quería saber qué pasaba.
Para la primera investigación se tomaron 30 muestras de pozos y presa. En humanos fueron nueve muestras. En general, el estudio arrojó preocupantes resultados.
¿En este momento cuál es la condición que queda en el lecho del Río, en cuanto a contaminación se refiere y la afectación que pueda tener en el entorno?
“Está contaminado. Está fragmentado el ecosistema. Fue dictaminado por la Universidad Nacional Autónoma de México, después de que nosotros estuvimos con este trabajo insistiendo. La UNAM publicó en el Fideicomiso y lo que dictaminan es desgraciadamente es muy grave y confirma lo que hemos dicho”.
Arsénico, Aluminio, Cobre, Fierro, son los metales que encontraron por arriba de la norma internacional.
Los peces mueren de la contaminación
La investigadora abunda sobre el estudio particular en las presas Abelardo L. Rodríguez y El Molinto —abastecen a la ciudad de Hermosillo—. En ellas se tomaron muestras de peces donde descubrieron grave presencia de metales.
Y es que comenta, los peces son una especie de bio-indicadores de situaciones de baja calidad ambiental, contaminación y el resultado arrojó que su medio ambiente está mal.
Así las cosas tras analizar hígado, musculo, branquias de peces:
En el hígado encontraron que hubo una alteración de la estructura celular, había necrosis —células muertas—, inflamación, derrame interno, y efecto de alteración en los órganos.
Las branquias, que es el sistema de respiración descubrieron alteración celular. Este órgano, normalmente se ve como una especie de peine, pero en el caso de las muestras al ponerlo bajo microscopio se apreciaba un derrame sanguino interno. También en la punta de la branquia destacaba una ampolla.
Para el caso de las muestras que se hicieron en humanos, recuerda la doctora Castro, comprobaron la presencia de arsénico 19 más que lo marcado por la Norma. Otros datos revelan que hay hasta 40 veces.
“El ser humano bio-acumula, es un proceso lento. En la estructura celular es una lucha con mecanismo internos biológicos que se van invadiendo y llega en un momento en el que la célula dice ya no puedo. Ahora esto si se va a la célula provoca ruptura de membrana celulares”, concluye la investigadora.
Un veneno lento en el río
El químico Antonio Romo Paz, es de los únicos especialistas en toxicología en todo Sonora. Hace dos años, cuando ocurrió el desastre ecológico, decidió poner a disposición su tiempo y conocimientos para orientar a los ribereños a través de la Red Fronteriza de Salud y Ambiente A.C.
Un primer paso, recuerda el investigador, fue documentarse de lo que había ocurrido y actualizarse constantemente. Posteriormente pusieron manos a la obra y tomaron diversas muestras para conocer la situación y hacer diagnósticos.
En esas fechas, el químico Romo advirtió que este problema sería de largo plazo y requería años de constante monitoreo, porque las consecuencias se verían al tiempo. Las autoridades no cumplieron.
Ante estas omisiones gubernamentales, la Red Fronteriza de Salud y Ambiente se encargó de acercar información a los habitantes de la zona.
Romo Paz explica que a comunidad donde llegaba la gente no tenía conocimiento de qué o cómo le podía afectar el derrame de lixiviados de cobre de la mina Buenavista de Cananea.
“Me hicieron muchas preguntas en Aconchi, Ures, les explicaba de cómo se dispersan los metales pesados”. A donde llegaba, el químico sacaba una maleta conteniendo refractarios con sustancias como láminas de cobre o de plomo, y por otra parte les mostraba una solución de sulfato de cobre (la cual tiene un aspecto azul), nada que ver con los amarillentas trozo de cobre.
Así la gente iba descubriendo características y las posibles consecuencias.
En este sentido recalca con preocupación:
“Todo lo relacionado a la toxicología debe informarse a la gente para explicarle qué está pasando, y qué va ser toda su vida, no nada más como dice UVEAS (Unidad de Vigilancia Epidemiológica y Ambiental de Sonora) por 15 años van a monitorearlos. No se hicieron acciones que en dos años se deberían haber hecho, ya está más disperso, es más difícil aunque no imposible la remediación”.
Ambos investigadores tienen claro que es con información con sustento científico, como pueden empujar una reacción de la autoridad, la cual pareciera haber dado “carpetazo” a la problemática aún latente.