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Ese pacto no es con Dios…

No va a servir para detener la escalada de precios, pues aunque a los empresarios vía manita de cochi les impusieron la firma del pacto, no son, nunca han sido y nunca lo serán, damas de la caridad

Por Feliciano J. Espriella

Cantaba Javier Solís en su exitosa interpretación del bolero ranchero “Se te olvida”, y también como en la mencionada canción, ahora el presidente Peña Nieto no lo ha dicho, pero evidentemente su anunciado pacto, no sólo no es con Dios, tampoco lo es con las mayorías del pueblo mexicano a quienes lo único que pretenden es engatusar de nuevo para ganar tiempo.

Absolutamente nadie que conozca medianamente de economía o entienda de política a la mexicana, considera que el ya famoso Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar que pomposamente dio a conocer el presidente hace unos días, vaya a servir para maldita la cosa. Ni al presidente ni a los mexicanos

No le va a servir a Peña Nieto para calmar los ánimos de la población que ya no le cree ni el bendito, pues los efectos del gasolinazo se empezaron a sentir de inmediato y se seguirán sintiendo en el transcurso de las próximas semanas.

No va a servir para detener la escalada de precios, pues aunque a los empresarios vía manita de cochi les impusieron la firma del pacto, no son, nunca han sido y nunca lo serán, damas de la caridad, y seguramente al cobijo de la ambigüedad de los postulados del documento irán ajustando el precio de sus servicios y productos a la alza en el futuro inmediato.

De hecho, el organismo empresarial de mayor credibilidad y de más peso entre la iniciativa privada, Coparmex, tácitamente, al no firmarlo, lo está rechazando. Ellos sí se mantuvieron firmes en su postura, a diferencia de las cúpulas empresariales Concanaco y Concamin, que en un principio estuvieron también en desacuerdo y fueron finalmente “convencidos” de apoyar esa patriótica medida.

La Coparmex, argumento lo siguiente: “Urge un acuerdo, sí, pero es más importante que dicho acuerdo sea fruto de un verdadero y amplio consenso social, y no sólo sirva como estrategia de comunicación o imagen pública”. Más claro ni el agua, no quisieron ser comparsas de una medida populista encaminada a paliar el rechazo generalizado del pueblo mexicano.

No le va a servir, como ya lo estamos viendo, para detener la dramática caída en el valor de nuestra moneda, que esta semana superó los 22 pesos por dólar y que lo más probable es que sufra un fuerte nuevo descalabro al asumir Donald Trump la presidencia de Estados Unidos.

Y mucho menos le va a servir al presidente para detener el abrupto desplome en la aceptación de la gente, la cual, si no ha bajado de un dígito, en poco tiempo lo hará.

Así es qué, como cantaba Javier Solís en la mencionada canción, creo que en esta ocasión los mexicanos debemos decirle al presidente: “Por mi parte, te devuelvo tu promesa de adorarme,  ni siquiera sientas pena por dejarme, que ese pacto no es con Dios”

Peña Nieto reactivo y poco previsor

La mayoría de los grandes problemas de Peña Nieto se han magnificado por haber tenido la previsión de estimar las resistencias a sus acciones y estar preparado para afrontarlas. Lo vimos como candidato cuando se puso en ridículo en la Feria del Libro de Guadalajara, en la que respondió con un dislate a una pregunta que era de lo más lógico en un evento de esa naturaleza y para lo que debió estar preparado.

También cuando presentó su plataforma política en la Universidad Iberoamericana y un grupo de estudiantes se  le puso en contra y bloquearon las salidas, teniendo que refugiarse en los baños de la institución educativa. Este rechazo, que pudieron haber previsto el candidato y sus asesores, fue uno de los mayores descalabros de su campaña y dio origen al movimiento #YoSoy132, que lo estuvo enfrentando hasta el día de la elección.

Así ha sido también como presidente, reactivo, no preventivo ¿Qué no podrían haber supuesto el presidente y su caterva de asesores al parecer inútiles pero seguramente muy bien pagados que habría una fuerte reacción social adversa ante este descomunal gasolinazo?

Pero aun así, sin tener una idea clara del tamaño del rechazo social y sus posibles consecuencias, elaboraron un documento en menos de 15 horas y se lo entregaron a quienes lo iban a firmar dos horas antes de lo hicieran. Improvisación y reacción. Típico del presidente y su gobierno.

Si todo viene del exterior ¿Cómo se puede componer?

Otro de los grandes errores del peñanietismo es adjudicar toda la problemática económica que estamos afrontando desde el primer día que puso un pie en Los Pinos (como presidente) a factores externos.

Con ese argumento se han venido escudando y de esa manera justifican su ineficiencia para resolver la “muy compleja” (hay que reconocerlo) situación económica que les ha tocado enfrentar.

Si toda la culpa es de los mercados internacionales y del orden económico mundial ¿Qué más pueden hacer sino apechugar y aguantar?

Finalizo con una frase que nuestro presidente ya convirtió en celebre y que seguramente lo distinguirá en la historia: ¿Ustedes que hubieran hecho?

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.