Modelos educativos van y vienen, al final, imperan los métodos tradicionales
El Gobierno del estado acaba de presentar un nuevo modelo educativo, ACA Sonora; la doctora Mirián Noriega, profesora investigadora del CRFDIES, nos ofrece algunas consideraciones sobre el divorcio entre los discursos políticos y la realidad en el aula
Por Imanol Caneyada
La gobernadora Claudia Pavlovich, junto con el secretario de Educación, Ernesto de Lucas Hopkins, y el presidente de la asociación civil Mexicanos Primero, el empresario Claudio X González, presentaron un nuevo modelo educativo para el estado: ACA Sonora.
La razón: el bajo rendimiento escolar en la entidad, la alta deserción y la necesidad de subir la calidad en la educación.
Esto mismo, supuestamente, prometía la reforma educativa impulsada por el Gobierno federal, reforma diseñada, como señalaron en su momento expertos en el tema, por la organización Mexicanos Primero, la cual, supervisará la aplicación del nuevo modelo sonorense, invitada por el Ejecutivo del estado.
No cabe duda que la educación es uno de los temas recurrentes en los postulados de los gobernantes y la preocupación por un modelo que parece rebasado y obsoleto, totalmente legítima.
Se ha culpado duramente al magisterio por la deplorable situación en la educación y desde por lo menos el gobierno de Vicente Fox, la palabra calidad se ha introducido en el discurso de las autoridades educativas de manera insistente.
Sobre todo ello reflexiona la doctora en educación Mirián Noriega Jacob, profesora-investigadora del Centro Regional de Formación Docente e Investigación Educativa del Estado de Sonora.
Desde al menos la presidencia de Fox, si no es que antes, el término calidad en la educación ha sido una constante en el discurso de las autoridades. Con este nuevo «modelo educativo», ACA Sonora (Asistencia, Continuidad, Aprendizaje), ¿se logrará la tan ansiada calidad como aseguró la gobernadora?
Me parece que vale la pena reflexionar sobre el término «calidad educativa» antes de intentar responder la pregunta formulada. En diferentes contextos discursivos, principalmente en discursos políticos, se ha dejado de utilizar ciertos términos y empleado nuevos para referirse a lo mismo. Por ejemplo, hace tiempo se utilizó (si no es que aún se utiliza) «débiles auditivos», «débiles visuales» para referirse a personas que por alguna razón no pueden escuchar y ver; sin embargo, las personas que no tienen la capacidad física de ver / escuchar, se refieren a sí mismas como sordas / ciegas. Me parece que algo así está sucediendo en este momento en el contexto educativo, lo que hemos buscado a lo largo del tiempo es una buena formación académica; incluir «calidad» es hacer referencia a un conjunto de acciones políticas que pretenden tener cambios educativos, pero estos cambios no suceden de manera abrupta, puesto que los profesores son los principales actores en el proceso de enseñanza. Si los profesores no realizan pequeños cambios y de manera paulatina, no habrá el cambio que desde la visión política se desea lograr. En ocasiones, cuando escucho discursos políticos, pienso si son realmente conscientes de lo que manifiestan en los discursos… modelos educativos van y vienen… y al final, el docente se queda con una metodología y propuestas tradicionalistas, a pesar de que estamos incluyendo la tecnología en los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Incluso, he escuchado a varios profesores de diferentes niveles educativos referirse a los cambios educativos como «es lo mismo pero con otras palabras», «no te cases con lo que están proponiendo, porque llegará otra propuesta y la van a querer cambiar la que están promoviendo ahorita». Hablar de «educación de calidad» resulta complejo, pues desde la política educativa se desea lograr algo pero el contexto aúlico es otra realidad que no necesariamente va de la mano con lo que se presenta en discursos. La educación no se puede tratar como un proceso de construcción de edificios en los que se ven resultados de manera concreta y en un periodo de tiempo a corto o mediano plazo; la educación lleva un proceso paulatino y con resultados abstractos, que difícilmente se pueden medir porque en la formación no solo es tarea de la escuela o de los políticos.
¿Qué opinión le merece que una organización particular fundada por empresarios como Mexicanos Primero (impulsora de la reforma educativa), sea la encargada de supervisar la aplicación del modelo?
Me parece que este grupo de empresarios debería de asesorarse de académicos e investigadores, es importante que las decisiones de este tipo partan de estudios que sustenten académica y científicamente las propuestas que buscan cambiar a la sociedad.
Uno tiene la sensación, con sucesos como los de Monterrey y otros parecidos, que la escuela ha sido rebasada como el lugar en donde se forman las futuras generaciones. ¿Qué tanto seguimos aferrados a un modelo educativo en donde se privilegia la acumulación de conocimientos específicos sobre materias concretas, y no hemos logrado diseñar en los centros de enseñanza espacios para desarrollar las habilidades sociales, la inteligencia emocional, los códigos éticos esenciales en la convivencia?
Me parece que el contexto aúlico queda muy pequeño para preparar a los individuos, hoy en día incluso en estos espacios se simulan procesos de aprendizaje. Necesitamos ir más allá de una simulación, donde el individuo tenga experiencias de convivencia social, desarrollo personal y académico… no es una tarea fácil para el profesor y la sociedad deja muchas responsabilidades al docente.