
En estos fértiles terrenos siempre ha habido disputas por las tierras y el agua. Primeramente fue el hombre blanco contra los Seris. Luego la llegada de los gringos. Pero la más conflictiva y violenta fue el arribo de Los Italianos
Por Enrique “Kiki Vega Galindo
Hace 200 años que surgió la Costa de Hermosillo. Quien recibe el nombre a la región agrícola situada al poniente de la Ciudad de Hermosillo, en algún tiempo Territorio Seri. En la época de la Colonia estos terrenos eran de agostadero y sirvieron para criar y reproducir ganado caballar para los ejércitos militares.
Gracias a las grandes avenidas de los arroyos de los Ríos San Miguel y Sonora que se alimentan de las aguas que escurren del Río Bacoachi y El Arroyo La Poza. En los tiempos de lluvia los colonizadores empezaron a hacer bolsones o represas para almacenar el agua. Logrado gracias estos embalses realizar lo que se conoce como agricultura de temporal. Sembraban en dicha Ciénega: trigo, sorgo, ajonjolí, frijol, garbanzo y maíz, que se reproducían fácilmente y con rapidez debido a lo virgen y nutritivo del terreno.
Después de los Misioneros Jesuitas, los primeros en ir a conquistar estos terrenos seris en el año de 1844 fueron los hermanos: Don Pascual y Don Ignacio María Encinas, que crearon la Hacienda San Francisco de la Costa Rica. Posteriormente se les incorporó un norteamericano procedente de San Diego, California, de nombre Luis K. Thomson, quien se casó con la hija de Don Ignacio María, de nombre Concepción, en 1878.
Don Ignacio María y Don Pascual fallecieron, pero el matrimonio Thomson Encinas prosiguió con el negocio de la agricultura y ganadería. Poseían varios ranchos, miles de cabezas de ganado, becerros, potrillos, asnos, machos y mulas. Tenían un molino de trigo que funcionaba por la gravedad de la fuerza hidráulica. Hacían aceite de jojoba, cultivaban tabaco, curtían pieles, sembraban café. Además poseían una línea de carromatos de cargas jalados por 25 a 40 mulas para llevar a Tucson frijol, maíz, harina, y pieles. A su regreso venían cargados de ropa, especies y herramientas. También ofrecían el servicio de diligencias de Hermosillo a Tucson.
Para el año de 1911 y 1914, la Costa de Hermosillo era un emporio agrícola de reconocimiento internacional. Para entonces ya estaban habitando estos terrenos agrícolas que rebasaban las 500 mil hectáreas los siguientes intrépidos empresarios: “San Fernando” o “ La Máquina” por Fernando Noriega; “Costa Rica” por el Zapapico Hoeffer; “San Luis” por Alberto Camou; “La Florida” por Pancho y Manuel Martínez; “La Habana” por Ramón Oviedo; “San Carlos” por Jesús Huerta; “El Pozo de Morgan” por José María Paredes; “El Centro” por Fermín Mendía; “San Blas” y “El Tojungo” por Ricardo Arvizu; “La Viznaga”, “La Polka”, y “San Pedro” de Los Dessens; “El Gorguz” de Los Dávila; “San Miguel” y “Los Balazos” de Miguel Suguich; “El Represito” de Francisco Dessens; “La Fortuna” de José María (El Burro Pochi) Romero; “El Bola” de José María “Ia” Valencia; “La Bebelama” de Jesús Ibarra; “El Sapo” de Los Bourjac y López; “El Carmen” de Manuel Carrillo; “La Paloma” de Gerardo Guerra; “El Tejaban” del Güero Nieves; y todos los que faltan, y los que les siguieron.
En estos fértiles terrenos siempre ha habido disputas por las tierras y el agua. Primeramente fue la lucha entre el hombre blanco contra los indios Seris. Posteriormente la llegada de los gringos. Pero la más conflictiva y violenta fue el arribo de Los Italianos, quienes supuestamente habían emigrado desde Nueva York a territorio nacional con la promesa de arraigarse en el Estado de Sonora y conquistar el desierto principalmente asentarse en las tierras salitrosas a las cuales ellos iban a tratar de mejorar con sus conocimientos en terrenos ásperos y áridos pegados al mar. Pero sucedió todo lo contrario inmediatamente se posesionaron de la Costa de Hermosillo y se asentaron en un lugar conocido como: “Siete Cerros” adueñándose de las mejores, prósperas y más fértiles tierras de la región. Donde ubicaron sus dos primeros campos agrícolas que fueron: “Santa Teresa de la Concordia” y “San Luis”.
Estos colonizadores italianos fueron: Alberto Giottonini, Valentín Cecco, Tomás y Herminio Ciscomani, Luis Clerici, Carlos Borgo, Domingo Castelini, Joaquín Taurina, Massimiliano “El Maziaca” Malfante, Carlos Forni, Luis Tabernini, Domingo Castellini, Tomás Celes, Carlos Baranzini, Pedro Prandini, Luis Ponti y Giacomo Danese. Posteriormente llegaron: los Hermanos Francisco y Pedro Gelain. A estos hermanos Gelain, se les pegó Antonio Alessi, quienes se asociaron con Alfredo Acosta para explotar las tierras agrícolas de: “La Viznaga”, y entre todos formaron el: “Santa Teresa”.
Por si este arribo de inmigrantes europeos que venían huyendo de los estragos de la Primera y Segunda Guerra Mundial en Europa, no fuera suficiente, llegó a Sonora una desbandada de yugoslavos. Así se aparecieron: Juan Granich (Juan Largo), Juan Salinovich (Juan Chapo), Juan Inovich (Juan Viejo). Lucas y Felipe Pavlovich, Miguel Sugich, Nicolás Vucovich y Juan Orphi. Todos con ganas y deseos de ser agricultores a como diera lugar y de la forma que fuera.

El primer pozo que se perforó en este territorio lo fue en el campo “La Máquina”, se extraía el agua del subsuelo con una máquina que funcionaba con vapor. En 1945 se perforó el segundo pozo en el Campo “Fundador” de Don Herminio Ciscomani.
Con La llegada de Los Pilareños en el año de 1949, se dio un giro total a la agricultura en la Costa de Hermosillo. Primero que nada se construyó la cortina para dar origen a la Presa Abelardo L. Rodríguez. Se abrieron nuevos pozos. Se desmontaron terrenos nuevos y se creó la Colonia Pilares en los terrenos conocidos como “El Abanico”. Se abrieron nuevas plazas de trabajo y lo que antes era un gran rancho denominado Hermosillo, se empezó a convertir en una próspera ciudad.
Toda esta nueva avenida de los nuevos colonos de la Costa de Hermosillo se empezó a dar en el año de 1940. Para el año de 1964 Los Pilareños y los nuevos empresarios agrícolas descendientes y herederos de los españoles, italianos, yugoslavos, habían logrado arrebatarle al infernal desierto 500 mil hectáreas de terreno agrícola. Pero la producción agrícola seguía siendo incipiente.
Muchos Colonos y agricultores empezaron abandonar estos terrenos, ya que solo eran aprovechables cuando arreciaban las fuertes lluvias y las aguas broncas lograban llegar a sus bolsones. En 1948 se formó gracias al apoyo y ayuda del Gobierno Federal el Distrito de Colonización conocido como: Poblado Presidente Miguel Alemán. El cual se ubicó a los pies del terreno conocido como: “7 Cerros”. Lo que le dio nuevos bríos a la región.
Para el año de 1951 se estableció la Primera Reglamentación para la Perforación de Pozos. Por Decreto Presidencial en el año de 1962 se levantó la veda para perforación de pozos, y la Costa de Hermosillo se convirtió en un hermoso terreno de color verde esmeralda. A finales de este año el número de hectáreas de explotación agrícola era de 1 millón 250 mil hectáreas. Partiendo a ser contados estos inmensos terrenos desde donde se ubicaban las ruinas de la Iglesia Vieja, el Cerrito de La Cruz, también conocido o registrado dentro de los archivos de la Secretaria de Agricultura, Ganadería y Recursos Hidráulicos como: “Cerrito de Villa de Seris”, hasta el Cerro de Tepoca, pegado al litoral del Golfo de California. Desde El Cerrito de Villa de Seris hasta La Palma. Desde aquí hasta la Loma del Cerro Colorado, y desde allí hasta la Bahía de Tastiota, para terminar con este inmenso perímetro agrícola en el Cerro de Tepoca, pegado a Bahía de Kino.
En la actualidad se explotan un poco más de 135 mil hectáreas de cultivo. Tristemente este territorio es atacado por fuertes vientos aciclonados y tormentas de arena que se llevan por los aires el humus de la tierra. Llueve poco. Las temperaturas en el ardiente verano rebasan los 50 grados centígrados. Poco a poco y gracias a la desmedida perforación de pozos, el manto acuífero se fue agotando. Esto afecta la materia orgánica de los terrenos y poco a poco la va agotando.
En el periodo de los años de 1960 a 1970 se perforaron 483 pozos. Muchos ricachones de Hermosillo compraron bajo presión y créditos lenones a los colonizadores sus terrenos que iban de las 25 a 30 hectáreas, habiendo familias que poseían un patrimonio de 200 hectáreas que le había proporcionado el Distrito de Colonización.
También aparecieron a partir de 1939, en esta región agrícola Los Ejidatarios. Quienes fueron dotados de una extensión territorial de 15 mil hectáreas. Tanto los grandes agricultores como los colonizadores y los ejidatarios fueron presa de los préstamos y créditos otorgados por la banca privada y el Banco Ejidal, quien se cobró a lo chino, embargándoles sus terrenos.
Los pozos se secaron, la tierra se agotó y la gente emigró a Hermosillo, o al extranjero principalmente a los Estados de Baja California, California, Arizona, Texas y Nevada. Otra gente se quedó a trabajar en Hermosillo ya que por órdenes Presidenciales se creó en Sonora: El Plan Federal y Estatal de Construcción de Caminos Vecinal para la Costa de Hermosillo. Lo que abrió nuevas puertas para la gente que estaba desempleada y principalmente los ejidatarios. El primer tramo pavimentado fue: Hermosillo-Bahía Kino con 117 kilómetros. De allí le siguieron una serie de carreteras que sumaron un total de 430 kilómetros.
También se abrió el Anillo Periférico, el Libramiento Sur, y el camino: El Llano-Mezquital-Hermosillo, que dio un total de 450 kilómetros de caminos pavimentados con permanente petrificado o de chapopote. Estas fuertes inversiones del Gobierno Federal para levantar los terrenos agrícola de la Costa de Hermosillo, se complementaron con un importante avance para el desarrollo y bienestar de los hermosillenses, y lo fue la participación de la Comisión Federal de Electricidad para poner en operación la Planta Termoeléctrica de Villa de Seris, desde donde sería enviada energía eléctrica para alimentar a 350 pozos. Esta magna operación se le conoce como: Sistema Interconectado Sonora-Sinaloa Norte. Llama así porque aquí se interconectan: las plantas termoeléctricas de Guaymas, y Ciudad Obregón, junto con las plantas hidroeléctricas del Oviachic, El Mocúzari, El 27 de Septiembre y El Sonalona.
Gracias a estas aportaciones del Gobierno Federal tanto los Valles del Fuerte Sinaloa, El Mayo, El Yaqui, Estación Ortiz, San José de Guaymas, El Ejido Villa de Seris y la Costa Agrícola de Hermosillo, para el año de 1964 eran reconocidos a nivel internacional. Sus Valles tan productivos como los de Mexicali y el Calle Imperial en California.
Solo en este año el Gobierno Federal recibió un pago de impuestos por la siembra del trigo en $ 6,750, 000.oo pesos. En la próxima edición les compartiremos el origen del “Oro Blanco” (algodón) y el surgimiento de la Planta Despepitadora de Villa de Seris.
*El Autor es Sociólogo, Historiador, Escritor e investigador.
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