“Animales quiméricos” a la carta o “el planeta de los simios”

Descubrir nuevas terapias para enfermedades sumamente dolorosas no hace éticamente bueno un experimento que pueda ir contra la dignidad y contra la vida de embriones
Por Dr. Jorge Ballesteros
La Autoridad Británica para la Fertilización y la Embriología (cuyas siglas en inglés son HFEA) publicó un estudio favorable a la legalización de experimentos que produzcan y usen embriones humanos “cíbridos” (un tipo especial de embriones “híbridos”).
Los científicos han desarrollado más de 150 embriones híbridos de seres humanos y animales en los laboratorios británicos. Estos híbridos se han producido en secreto durante los últimos tres años por investigadores que intentan buscar posibles curas para una amplia gama de enfermedades.
La revelación se produce apenas un día después de que un comité de científicos advirtiese de que “El planeta de los simios” es un escenario de pesadilla, y que desarrollar creaciones de seres humanos y animales va demasiado lejos.
Las cifras obtenidas por el Daily Mail, indican que son 155 los embriones híbridos, que contienen tanto material genético humano como animal, lo que ha sido posible gracias a la aprobación en 2008 de la Ley de Fertilización Humana y Embriología.
La aprobación de esta ley supuso la creación de una gran variedad de híbridos, incluyendo la fecundación de un óvulo animal con espermatozoides humanos; los cíbridos, en los que el núcleo de una célula humana se implanta en una célula animal; y las quimeras, en las que las células humanas se desarrollan en embriones de animales.
El proyecto no es totalmente nuevo, pues ya se han realizado algunos experimentos de este tipo en China y en Estados Unidos. Hay que tener en cuenta, además, que en Gran Bretaña la ley permite producir embriones humanos destinados a la experimentación (es decir, destinados a ser destruidos en un experimento). Lo que ahora se propone es autorizar la creación y uso de embriones híbridos citoplasmáticos.
Los primeros experimentos se llevaron cabo con ratones, inyectando células madre de rata en embriones de ratón y dejándolos madurar. Mediante herramientas de edición de genoma, como CRISPR, se ha trabajado con embriones fertilizados.
En esos embriones se eliminaron genes involucrados en el crecimiento de órganos como los ojos, el corazón o el páncreas y se rellenaron esos huecos con su equivalente en genes de rata. El resultado fue un animal quimérico, un ratón híbrido con ojos, corazón y páncreas de rata.
El siguiente paso fue integrar genes humanos en embriones animales. Aunque en un primer momento se barajó el uso de vacas y cerdos debido a su tamaño, finalmente el equipo se centró en el ganado porcino por su potencial económico.
Se obtendría un ser vivo con un ADN humano en el núcleo y con otros materiales biológicos (citoplasma, mitocondrias) no humanos. Este ser vivo ha sido llamado en inglés “cytoplasmic hybrid embryo” (también llamado “cybrid embryo”), “embrión híbrido citoplasmático”, en cuanto contendría ADN humano y ADN animal (presente en las mitocondrias). El ADN humano sería más del 99 % del ADN total, por lo que se supone que este embrión sería prácticamente un embrión humano, aunque sobre este punto puede haber ciertas dudas en el mundo científico, como diremos en seguida.
Conviene dejar claro que no estamos ante un clon, sino ante un híbrido especial, en el que inicialmente el citoplasma es no humano y el núcleo sí es humano. No se trataría, por tanto, de un híbrido en sentido estricto, que sería posible a través de fecundar un óvulo animal con un espermatozoide humano (o un óvulo humano con un espermatozoide animal).
Por lo tanto, ahora no hablamos de embriones híbridos normales (en el caso de que sea posible conseguir tal hibridación), sino de la eventual creación de “embriones híbridos citoplasmáticos”.
Las preguntas ante esta propuesta son muchas. La primera, la más importante, es: ¿qué se obtiene al hacer un embrión híbrido citoplasmático? ¿Es de verdad un embrión? ¿Es un embrión humano? Para algunos, la respuesta sería afirmativa. Pero otros tienen serias dudas: ¿no se trataría de una nueva especie animal en la tierra, a mitad de camino entre lo humano y lo no humano?
El respeto a la dignidad de la persona humana se basa sobre dos principios fundamentales.
El primero, “el ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción”
En segundo lugar, el origen de la vida humana “tiene su auténtico contexto en el matrimonio y la familia, donde es generada por medio de un acto que expresa el amor recíproco entre el hombre y la mujer”
A la hora de emitir un juicio ético hay que tener en cuenta las diversas alternativas. Si el resultado del experimento fuese un embrión humano, merecería el respeto propio de todo ser humano: es injusto producirlo y crearlo para luego destruirlo, como es sumamente injusto el que ya sea posible crear y destruir embriones humanos usando óvulos humanos.
Si para algunos la hibridación produciría un embrión humano “especial” o raro, ello no quitaría su valor, su dignidad: todo ser humano merece ser respetado y acogido, defendido y tratado simplemente por ser lo que es, por su condición humana, que le hace merecedor de un trato justo y de la protección ante cualquier tipo de agresiones por parte de otros.
En cuanto a los que tengan serias dudas sobre la condición humana del embrión híbrido citoplasmático, la ética nos dice que tampoco en ese caso sería lícito emprender estos experimentos, mientras no se supere el estado de duda. Nunca será correcto usar y destruir un ser vivo producido en laboratorio sobre el que se duda de si sea o no sea un individuo humano. En caso de duda no podemos trabajar con realidades biológicas que pudieran tener el valor propio de todo ser humano.
Por lo mismo, este tipo de experimentos debería quedar totalmente prohibido mientras subsista la duda de si se estarían produciendo seres humanos, aunque fuesen seres humanos “especiales”: tener una diferencia especial o algo “raro” no debe convertirse nunca en motivo para tratar a un ser humano como animal de laboratorio.
El presidente de la Academia Pontificia para la Vida, monseñor Elio Sgreccia, denunció como «acto monstruoso contra la dignidad humana» a la decisión de la Autoridad Británica para la Fertilización y la Embriología (HFEA), de permitir a los científicos crear embriones híbridos a partir de seres humanos y animales, con el supuesto fin de extraer células estaminales para el tratamiento de enfermedades degenerativas como el Alzheimer o el Parkinson.
Por su parte, el Presidente del Departamento de Responsabilidad Cristiana y Ciudadanía de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, monseñor Peter Smith, destacó que «los seres humanos tienen una sola naturaleza, específicamente separada de los animales» por lo que nadie debería preguntarse si es «correcto traspasar los límites de las especies y tratar de mezclar las naturalezas humana y animal».
¿Cuál es el resultado obtenido en el laboratorio al introducir ADN humano en un óvulo animal al que se ha quitado el propio núcleo?
Si se trata de embriones humanos, nunca pueden ser usados, ni siquiera para el progreso de la medicina, pues ello va contra la ética y contra la justicia. Si no hay una respuesta clara, tampoco sería lícito usar esos embriones mientras no se salga de la duda.
Hemos de recordar que nunca un fin bueno puede justificar un medio malo. Descubrir nuevas terapias para enfermedades sumamente dolorosas no hace éticamente bueno un experimento que pueda ir contra la dignidad y contra la vida de embriones que sean humanos o sobre los que exista una mínima duda acerca de su posible condición humana.
La investigación científica sobre embriones híbridos es, por lo tanto, éticamente reprobable.
Asociación Sonorense de Filosofía (ASFIL)