¿Qué necesita Hermosillo? ¿Un pato o un cisne?

He escuchado algunos trozos de su discurso y lo he leído completo. Fue muy bueno en muchos sentidos, claridoso, valiente, arrojado y muy explícito
Por Feliciano J. Espriella
El pasado domingo, Ernesto de Lucas Hopkins, El Pato, fue ungido candidato del PRI a la presidencia municipal de Hermosillo, en un multitudinario acto en el que hizo gala de músculo, fuerza y poder de convocatoria.
Frente a más de tres mil personas según la estimación de algunos de los asistentes y muy a su estilo, protagonizó un evento diferente a los acostumbrados en este tipo de situaciones en el que demostró unidad y fuerza en torno a su candidatura.
Diferente también fue el escenario al realizar el acto en una de las colonias más populares al Norte de la ciudad, la Miguel Hidalgo. Creo que a manera de muestra de lo que será su campaña, en los barrios, parques, calles, centros de trabajo y comunidades rurales.
Su discurso según las crónicas que se publicaron fue emotivo y muy aplaudido. Hizo un abierto reproche al sistema en el que incluyó a compañeros de partido que lo abandonaron y se fueron a otros partidos, en los que buscan únicamente el poder por el poder. Dijo:
“En esta era que nos toca vivir, ganar una elección en un país tan polarizado como el nuestro, donde evidentemente existe un enojo ciudadano, una enorme decepción y una gigantesca incredulidad… ganar implica dar resultados desde ya.
“Hoy la realidad nos indica que la gente no confía en los partidos y en los gobiernos que emanan de ellos. Seamos honestos y aceptemos que ya somos tan malos los rojos, como los azules y ni que decir de los amarillos que hasta su identidad perdieron”.
Arranca con buena ventaja
Aunque no existen estudios o encuestas que se hubieran publicado sobe las preferencias de los hermosillenses en relación a los candidatos para la alcaldía, en la opinión de analistas políticos y de alguna manera en el sentir de gran parte de la población, De Lucas arranca con bastante ventaja sobre sus futuros contendientes.
Si a ello le agregamos que El Pato, además de popular suele ser un excelente candidato en campaña, podría pensarse que la lleva en caballo de hacienda y desde ya se perfila como el gran favorito para convertirse en el próximo Presidente Municipal de la capital sonorense.
Su dominio escénico así como las sorpresas y ocurrencias con las que a menudo asombra a los asistentes a sus actos de campaña, le generan simpatías que obviamente se convierten en votos el día de la elección.
Sin embargo, esto apenas comienza y como en el beisbol, no se acaba hasta que se acaba.
¿Cisne o pato?
He escuchado algunos trozos de su discurso y lo he leído completo. Fue muy bueno en muchos sentidos, claridoso, valiente, arrojado y muy explícito. Pero también a veces hizo gala de arrogancia, atributo que no suele caer bien en el grueso de la población y, en mi modesta opinión, cometió una pifia al denostar a sus competidores a quienes encasilló en un mismo rasero. Los despreció públicamente y llegó hasta el agravio.
Llamar “travesti” a una persona, en el sentido que se quiera y aunque la palabra sea utilizada sólo como parangón, al adjetivarla ofende.
Además, hay que agregarle el hecho de que las palabras se las dedicó a un grupo de personas, que incluye a dos damas, una de ellas sumamente apreciada y respetada en los círculos económicos, sociales y hasta políticos no sólo de Hermosillo, sino de todo el estado.
Ninguna de las dos merecía la ofensa como tampoco los contendientes varones, que hasta donde sé, no le han hecho provocación alguna.
Ojalá que a quienes les dedicó sus palabras las tomen como me parece que fueron: un exabrupto. Ya hay demasiado encono en la contienda política por la Presidencia de la República para traerlo también al ámbito local.
Tal vez algunos candidatos piensan que llamar la atención con bravuconadas les va a conseguir adeptos, yo no lo creo. Atraen los reflectores, sí, como también el aplauso de los incondicionales y hasta divierten, pero no les granjean simpatías. Al contrario, despotricar contra alguien desde una presumible posición de fuerza, suele generar animadversión y efectos contrarios.
De Lucas arranca muy bien posicionado, con muchas expectativas de alcanzar una cómoda victoria y puede llegar a ser un muy buen alcalde. Su paso por el servicio público lo avala.
La mesura siempre ha sido un atributo más apreciado y efectivo que la arrogancia. Es como la diferencia entre un pato y un cisne, abismal.
El segundo es sólo una figura decorativa y agresivo por naturaleza. Lo ejemplifica muy bien el poema “Tuércele el cuello al cisne”: que en sus versos intenta explicar que detrás del vistoso plumaje no hay nada, solo vanidad.
Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje
que da su nota blanca al azul de la fuente;
él pasea su gracia no más, pero no siente
el alma de las cosas ni la voz del paisaje.
Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.