Y cuando despertaron, los jóvenes estaban ahí

La realidad de la juventud mexicana, a estas alturas, es tan compleja y crítica, que ninguna de las propuestas de los candidatos (más efectistas que reflexivas) alcanza para transformarla
Por Imanol Caneyada
¿Error de cálculo, ignorancia, soberbia? Ninguno de los tres candidatos presidenciables con posibilidades reales de obtener un triunfo en las urnas había previsto a los jóvenes en sus propuestas originales hasta que descubrieron que 30% del padrón electoral está integrado por menores de 29 años, según datos del propio INE.
Como si despertaran de un sueño en el que la juventud no existía, se han apresurado a incluir en el discurso promesas irrealizables en una desesperada carrera por ganarse el voto de las nuevas generaciones, inmersas en una realidad brutal que los niega.
Además del porcentaje mencionado, está el factor Internet. Es precisamente este sector de la población el que tiene como única o principal fuente de información las redes sociales, desdeñando los medios tradicionales de comunicación y las prácticas electorales de antaño, como el mitin y el puerta por puerta.
Lo anterior ha sido determinante para que la campaña electoral se haya convertido en un circo de memes, falsas noticias, acusaciones, reclamos emocionales y promesas reduccionistas que apelan a un voto, el joven, que podría determinar el resultado de la elección.
Pero la realidad de la juventud mexicana, a estas alturas, es tan compleja y crítica, que ninguna de las propuestas de los candidatos (más efectistas que reflexivas) alcanza para transformarla.
Datos aplastantes
Según el estudio de la OCDE Panorama de la Educación 2017, solo 17% de los jóvenes mexicanos logra ingresar a la universidad, y nada más 1% obtiene un posgrado.
Este 17%, a pesar del nivel educativo, cuando intenta incorporarse al mercado laboral se encuentra con que la falta de experiencia le cierra las puertas; si obtiene un puesto de trabajo será bajo la etiqueta de becario, la cual determina un salario de entre cuatro y nueve mil pesos mensuales (dependiendo del sector), según el estudio que realizó el año pasado Universo Laboral. Además del escaso salario, la mayoría labora con contratos temporales que no garantizan ninguna prestación social
¿Qué sucede con el 83% restante?
A partir de los datos que la propia SEP maneja, 80% de los estudiantes que ingresó a la primaria en 1999, y que hoy tienen 24 años, no terminó la educación básica. Esto representa un universo de más de un millón de jóvenes que no terminaron sus estudios sólo en esa generación.
Sin estudios superiores ni medios superiores, las opciones de estos jóvenes son ingresar al mercado laboral del salario mínimo, es decir, de tres mil pesos mensuales; un salario mínimo que la Comisión Nacional de Derechos Humanos ha considerado insuficiente, al tiempo que ha urgido a los candidatos a incluir su revisión en las propuestas.
A esto hay que sumarle que poco más de 40% de los desempleados en México tienen entre 20 y 29 años, engrosando eso que hemos llamado de forma despectiva ninis, estigmatizándolos de manera irresponsable.
Según el excelente reportaje publicado el año pasado en Primera Plana “Los ninis crecen en Sonora”, firmado por Gerardo Moreno, 1.25 millones de jóvenes mexicanos son “ninis”, y cometen 34% de los delitos federales.
Estos datos confirman un fenómeno alarmante que ha crecido en la última década, el del “narcomercado laboral”.
Al respecto, extraigo un fragmento del estudio “Jóvenes sicarios. La generación desechable: vivir rápido y morir joven”, del maestro investigador de la Universidad Autónoma de Nuevo León, José Lorenzo Encinas Garza.
Aunque sus facciones aún son de niños ya forman parte de la estructura del crimen organizado en algunas ciudades de México, como es el caso de Monterrey. Se trata de los nuevos sicarios, aquellos que pasan a engrosar las filas de la delincuencia organizada a pesar de ser menores de edad. Participan en delitos relacionados con vigilancia, venta al menudeo y homicidio de paga. Mueren a causa de la guerra que sostienen con los grupos contrarios y en los enfrentamientos con las fuerzas castrenses. Son los desechables, muchachos sustituidos de manera inmediata al ser abatidos por otros cada vez más jóvenes.
Investigaciones de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) calculan que por lo menos 30 mil menores han sido reclutados por las organizaciones criminales en los últimos años en las áreas de actividades de la delincuencia organizada, ya sea en el tráfico de droga, venta de piratería, extorsión, redes de corrupción y asesinatos.
Propuestas insuficientes
Las propuestas que hasta ahora han dado a conocer los candidatos presidenciales no alcanzan para ni siquiera mitigar esta realidad tan desalentadora, más si tenemos en cuenta que se trata del futuro de México, como tanto les gusta decir a los políticos.
En una exploración realizada en las páginas web de los tres candidatos y entre las promesas que han lanzado en los espacios públicos, esto es lo que hemos logrado rescatar.
José Antonio Meade, en su portal de internet www.meade18.com, plantea cinco puntos dirigidos a los jóvenes:
1.- Cobertura universal de preparatoria. Garantizaremos un lugar a todo el que quiera acceder a la educación superior. 2.-Daré el mayor número de becas para estudiar en el extranjero. 3.-Créditos accesibles para todos los jóvenes emprendedores. 4.- Todo el apoyo para que los jóvenes puedan estudiar y trabajar con el modelo dual, desarrollar su talento y construir la vida que quieren. 5.- Más y mejores fuentes de trabajo para quienes se integren al mundo laboral.
En ninguna parte del apartado “Propuestas” explica la clase de políticas públicas que va a diseñar para lograr lo anterior, qué porcentaje del presupuesto destinaría a ello o qué programas concretos piensa implementar para obtener los resultados que durante décadas, con las mismas propuestas, los anteriores presidentes no han conseguido.
Ricardo Anaya, en la página www.ricardoanaya.com.mx, en el apartado Desarrollo Humano de sus Propuestas, establece tres puntos en lo relacionado con la juventud:
-Garantizar el enfoque de juventud en las políticas públicas, e impulsar la participación de las y los jóvenes en el diseño, instrumentación y evaluación de estas.
-Garantizar el acceso de las y los jóvenes a la educación y la capacitación, promoviendo que desarrollen una actitud emprendedora y creativa.
– Promover mecanismos de inserción laboral, económica, política, social y cultural de las personas jóvenes en México.
De igual forma, en ninguna parte del apartado “Propuestas” explica la clase de políticas públicas que va a diseñar para lograr lo anterior, qué porcentaje del presupuesto destinaría a ello o qué programas concretos piensa implementar para obtener los resultados que durante décadas, con las mismas propuestas, los anteriores presidentes no han conseguido.
Andrés Manuel López Obrador, hasta el momento, es el candidato que ha hecho una propuesta concreta en el apartado jóvenes; bajo el lema “becarios sí, sicarios no”, ha prometido para los estudiantes de nivel medio superior y superior de escasos recursos una beca mensual de 2,400 pesos; para aquellos que no estudian ni trabajan, una beca equivalente a 1.5 salarios mínimos y la inclusión a un programa de capacitación laboral en una empresa.
Los recursos para sostener esta propuesta, ha dicho, saldrían de los 500 mil millones que ahorrará el Gobierno al acabar con la corrupción.
Dos cuestionamientos ha tenido esta propuesta principalmente: la cifra que supuestamente ahorrará con la erradicación de la corrupción, para muchos expertos, no es real ni está garantizada.
La oferta que el crimen organizado hace a los jóvenes es, por desgracia, económica y socialmente hablando mucho más atractiva que la beca de 1.5 salarios mínimos.
Más allá de estas propuestas, los tres candidatos han intentado conectar con los jóvenes con un discurso emocional con el que endulzan sus oídos a partir de frases hechas como son el futuro, el factor del cambio, la esperanza de México, etcétera.
En la campaña presidencial de 2012, el actual presidente Enrique Peña Nieto recibió en tanto candidato un documento con 1,800 propuestas de jóvenes integrantes de 430 universidades de todo el país.
Seis años después, y a tenor de los resultados que arrojan los datos, ese enorme esfuerzo coordinado por Universia México, se convirtió en letra muerta.
En este 2018, los problemas que enfrenta la juventud mexicana derivados principalmente del poder del crimen organizado no soportan más promesas vacuas.