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Inicia Año Jubilar dedicado a Monseñor Navarrete

En julio de 1919 arribó a Sonora y ofició su primera misa como Obispo, por lo que la comunidad católica prepara varios eventos para conmemorar su memoria y su legado

Por Hilario Olea Fontes

En 1919 Sonora resentía la ausencia de un Obispo por más de un lustro y solo contaba con 21 sacerdotes en activo. El anterior pastor de la grey en el estado, Ignacio Valdespino y Díaz, sirvió a su comunidad de 1902 a 1913. Después de esa fecha, fue el padre Martín Portela quien estuvo al frente de manera provisional hasta que el Papa Benedicto XV designó al padre Juan Navarrete y Guerrero como el encargado de dirigir a la comunidad católica de esta región mexicana.

El día 8 de junio arribó el Obispo XIV de Sonora vía Nogales. En la estación de tren —viajaba en segunda clase, porque no había tercera— lo recibieron el padre Martín Portela, el padre Mateo Deyrieux (de origen francés) y el padre José María Pablos, párroco de Nogales.

El arribo de Mons. Juan Navarrete en Nogales, Sonora.

Cuenta la historia plasmada en las múltiples biografías dedicadas a Navarrete, que los sacerdotes anfitriones desconocían el físico del nuevo Obispo, de tal suerte que cuando descendió del vagón del tren y se acercó a ellos, el padre Portela le preguntó por el señor Obispo. Navarrete respondió: “Yo soy. ¿Qué poca cosa para un obispo, verdad?”.

De igual manera se rescata otra frase célebre de otro encuentro, cuando un religioso mayor que él, le hizo ver que era muy joven para ser Monseñor (contaba con 32 años de edad), Navarrete contestó: “Es un defecto que con el tiempo se me quitará”.

Con su ordenación episcopal, Juan María Fortino Navarrete y Guerrero se convirtió en el obispo más joven del mundo. Pero años más tarde además fue el último obispo de Sonora, el obispo de más edad en todo el orbe y el primer Arzobispo de Hermosillo.

Un año dedicado a su memoria

Nelly Luken, coordinadora del grupo “Pastor y Maestro”, integrado por personas que estuvieron cerca de monseñor Navarrete y que actualmente promueven su causa de canonización, así como la difusión de la vida y obra del obispo, dio a conocer que existen dos fechas que se tomaron en cuenta para la celebración del centenario de Navarrete en Sonora; la primera es el día 9 de julio, cuando llegó a Nogales, y la otra es el 12 de julio, cuando ofreció su primera misa (Te Deum) en la Catedral Metropolitana.

Como dato curioso, se destaca que en una sus cartas, Navarrete confesó a su hermana, la madre Julia, que se sorprendió de manera positiva al ver que había mucha gente en su primera misa solemne en Hermosillo, pero destacando la presencia de varones en el templo.

Para esta celebración, el grupo “Pastor y Maestro” han organizado, junto al padre Armando Armenta Montaño y el arzobispo Ruy Rendón, diversas actividades que comenzaron ayer con una misa solemne (7:00 pm, Catedral Metropolitana), marcando el inicio del año jubilar.

Aunque se han contemplado varios eventos entre 2018 y 2019, se estima que para cerrar el ciclo de los “100 años Navarretianos”, se celebre una misa solemne el 12 de julio del año entrante, en donde participarán autoridades eclesiásticas de Sonora, así como algunos de los sacerdotes ordenados por Navarrete y que aún viven, como el caso de los padres Macario Ponce, Humberto Ponce, Antonio García; así como el padre Quiñonez (Benjamín Hill) y el padre Encinas (maestro en el Seminario Mayor).

Breve biografía

Bodas de Plata de Navarrete, le acompañan entre otros, el periodista Enguerrando Tapia Quijada.

Juan Navarrete y Guerrero nació el 12 de agosto de 1886 en Oaxaca, Oaxaca.

Estudió en el seminario de la Diócesis de León en diciembre de 1902, posteriormente cursó en el Colegio Pío Latino (1904), después en la Universidad Gregoriana de donde se doctoró en Teología en 1909.

Fue ordenado sacerdote el 10 de abril de 1909 de manos de monseñor Cepetelli.

Ese mismo año fue designado como vicario cooperador en la Parroquia de Pueblo de Jesús María, en Aguascalientes. Ahí fue víctima de su primera persecución religiosa y se mantuvo a cargo de la feligresía hidrocálida hasta 1919.

En Sonora, ya como Obispo, sufrió de nueva cuenta la represión del gobierno, y mantuvo la resistencia en el exilio.

En 1968 le fue aceptada su renuncia como pastor de la Iglesia de Hermosillo. Sobrevivió hasta el 21 de febrero de 1982, fecha en la que falleció en la capital sonorense.

Sus restos reposan en el interior de la Catedral Metropolitana de Hermosillo.

Durante medio siglo frente a la comunidad católica sonorense, ordenó a 112 sacerdotes (inició el nuevo seminario con los alumnos Ricardo Monge y Julián Bustamante), fundó 52 escuelas primarias, secundarias y normales; además dirigió la construcción de 26 hospitales, así como asilos, institutos para niños desamparados, centros sociales, dispensarios médicos, e iglesias.

Los milagros de Navarrete

Son muchos los testimonios que obran en este sentido. A lo largo de su vida eclesiástica y posterior a su muerte, decenas de personas aseguran haber sido protagonistas o testigos de sus “favores”.

El más reciente milagro documentado fue en septiembre de 2009, cuando sus restos fueron exhumados del interior de la Catedral Metropolitana de Hermosillo, y los técnicos forenses se percataron que en el interior de su ataúd se encontraban dos recipientes de plástico con líquido rojo, que luego se constató que se trataba de sangre.

Dentro del proceso que actualmente se lleva a cabo en Roma para elevar a Navarrete a los altares, se requieren de testimoniales de milagros concedidos, por lo que el grupo “Pastor y Maestro” mantienen abierta la recopilación de estos a través del correo electrónico pastorymaestro@mazon.com.mx y del número telefónico (662) 260-1900, con la señora Nelly Luken.

Oración para pedir favores a don Juan Navarrete y Guerrero

Padre bueno, te agradecemos por habernos regalado

un Buen Pastor en nuestro Primer Arzobispo

Don Juan Navarrete Guerrero en la Iglesia de Hermosillo.

Él nos conoció y amó; nos llamaba por nuestro nombre, porque le interesábamos;

nos llevó a verdes praderas y a fuentes de agua fresca, al hablarnos de tu Amor

e hizo crecer en nosotros la fe; nos enseñó el camino del cielo con su palabra

y sobre todo con su vida; nos buscó cuando nos perdíamos

y nos comprendía y perdonaba.

Te pedimos humilde y confiadamente que él esté contigo en el cielo y,

ojalá un día, pueda ser añadido al número de tus santos.

Concédenos por su intercesión la gracia que te pedimos…..

Amén

(Se recita un Padre Nuestro y una Ave María).

Con aprobación eclesiástica de la Arquidiócesis de Hermosillo.