Destacada

¡Hazme caso!

Se ha preguntado ¿Por qué a veces un niño (o un adulto) no sigue adecuadamente una instrucción que le damos? La comunicación correcta y nuestras acciones, son la clave

Por Lic. Armando Godoy

Es probable que se haya percatado de lo difícil que parece para algunas personas el seguir instrucciones. Desde niños hasta adultos mayores, podemos notar que en algunas situaciones pareciera que actuaran de manera totalmente opuesta a la que deseamos o les pedimos. Estas situaciones nos pueden parecer molestas y frustrantes porque suele parecer que las personas lo hacen a propósito.

¿Por qué hace justo lo que no debe? La razón puede ser más sencilla de lo que crees.

Para que alguien siga una instrucción es necesario que nos ponga atención —no significa que debe vernos a los ojos—, y la manera más sencilla de estar seguros; es pidiéndole que explique lo que debe hacer. No basta con repetir, pues cualquiera puede repetir palabras en ruso aun sin entender lo que dice.

¿Qué pasa si no puede explicar lo que debe hacer?

Lo primero que pensamos es que esta persona es “cerrada”, “tonta”, o simplemente “lenta”. Cuando lo único que estamos evidenciando es que no contamos con la suficiente habilidad para explicar.

Entonces, lo que debemos hacer es cambiar nuestra forma de dar instrucciones.

Comunicación limitante

Esta es la que usamos cuando decimos “no grites”, “no agarres eso”, “no te muevas”, entre otras. Se caracteriza por mencionar qué es lo que no deben hacer; y es la que empleamos cuando queremos que se detenga algún comportamiento. Esta forma de comunicación tiene poca utilidad, y eso lo notamos diariamente.

Comunicación propositiva

Es la utilizada cuando decimos “haz la tarea para que salgas a jugar”, “los marcadores son para el cuaderno, ven a pintar”, “necesito que te quedes sentada aquí mientras vuelvo”, entre otras. Y su característica principal es que da una instrucción de lo que puede o debe hacerse. La ventaja es que brinda un objetivo claro a la persona y por eso es la manera más clara de comunicar las instrucciones.

¿Tus acciones dan el mensaje correcto?

Ante todo, debemos estar alertas del significado que tienen nuestras acciones. Es importante tratar de recompensar cuando la otra persona actúa de la manera esperada; si nuestra hija llegó a casa en la hora acordada, es importante hacerle saber que apreciamos su puntualidad. Y en el caso de que haya excedido la hora límite también es importante expresar nuestro disgusto por lo que hizo, no por lo que no hizo —evitemos frases como “no haces caso” y “no entiendes”—.

Hacer notar las consecuencias

Para que la persona sea consciente de lo aceptable o inaceptable de su comportamiento, es de suma importancia que se le brinde una retroalimentación inmediata, es decir, debemos informarle lo que ha hecho bien y lo que ha hecho mal justo cuando sucede, y evitar pasar mucho tiempo —como cuando castigamos al llegar a casa—.

Siguiendo estos consejos podremos mejorar nuestra comunicación con cualquier persona sin corajes, golpes y cansancio.

 

*Psicólogo Armando Godoy

Colaborador del Colectivo Conciencia Saludable

FB @ConcieciaSaludableHMO

Twitter: @CSaludableHMO