Una voz para el no nacido

Nunca como en este tiempo, se ha perdido tanto el sentido común, que nos permite identificar lo evidente, como defender la vida de un nuevo ser, en este caso un bebé no nacido
Por Fray Vermis
La diputada del Partido Acción Nacional, América Rangel Lorenzana, presentó recientemente, ante el Congreso de la Ciudad de México, una iniciativa en la que por primera vez en la historia, se daría estatus legal y personalidad jurídica a los bebés por nacer, lo cual, les otorgaría una serie de derechos con el objetivo de proteger sus vidas y su sano desarrollo hasta el nacimiento.
Por fin un razonamiento sensato en el campo de batalla más violento para quienes defienden la vida.
Es indignante notar que pocos medios de difusión masiva, reportaron esta importante propuesta, en contraste con la enorme propaganda, pro-abortista, disfrazadas de derechos de la mujer, que frecuentemente encontramos en dichos medios.
La propuesta de la diputada Rangel, resulta digna de alabanza pues muestra, además de valentía, un sentido común, cada vez más ausente.
Proponer algo como esto, requiere mucho valor, pues significa confrontar a un gigantesco movimiento mundial, que de un manotazo puede aplastar a cualquier oponente.
Esta propuesta es ciertamente histórica, pues no hay memoria de algo semejante en ningún otro tiempo o lugar.
Esto se debe a que, nunca como en este tiempo, se ha perdido tanto el sentido común, que nos permite identificar lo evidente, como defender la vida de un nuevo ser, en este caso un bebé no nacido.
Al perderse este sentido común, hoy parece heroico lo que simplemente es ético.
Pero, qué bueno que surja en ese nido de abortistas, una voz valiente que defienda y que dé voz a los que no tienen posibilidad de defenderse.
¿Por qué tomar en serio esta propuesta?
En primerísimo lugar, porque está en conformidad con la ley de Dios que prohíbe arrebatar la vida a otro ser humano, sin importar su condición física, social o genética.
Además de la sensatez y valentía ya destacadas, esta propuesta también debe ser apoyada porque representa el sentir de la mayoría del pueblo mexicano; Como todos sabemos, respetar y cumplir la voluntad de la mayoría es un valor esencial de la democracia.
Por el principio de inclusión.
Si la voluntad de la mayoría, fuera ignorada por el Congreso, entonces debe alegarse el principio de inclusión, bajo el cual nadie debe ser excluido en sus demandas legítimas.
Siendo inclusivos, hemos de aceptar esta propuesta, como se han aceptado propuestas en favor de los derechos de los animales o las propuestas ecologistas, que se erigen como defensoras de estos elementos que no se pueden defender a sí mismos.
Por defender los valores constitucionales.
Si bien la Suprema Corte de Justicia, contra la voluntad de la mayoría, despenalizó el aborto hasta la semana número doce, señaló también, que después de ese período, el bebé por nacer adquiere derechos y se obliga a los estados, a proteger el proceso de gestación como un valor constitucionalmente relevante.
Con este argumento, resulta válido, que lo mismo se debe alegar en defensa del no nacido, aunque todavía no cumpla las doce semanas.
Razonando con lógica, podemos decir que, si un día antes de cumplir doce semanas, físicamente no hay cambio esencial en el no nacido, ¿Por qué entonces al día siguiente la ley lo defiende y no antes, si esencialmente es el mismo ser?
Bien podrían reconocerse, si quisieran, los mismos derechos al no nacido, antes de las dichas doce semanas.
Finalmente se debe también apoyar la llamada «Ley de los Derechos de la Persona No Nacida», para que, como dice su autora, la diputada Rangel, se derrumbe el mito de la capital mexicana, que juzga al que está por nacer como algo que no vale, o que trata al feto, como un cúmulo de células que puede ser desechado.
Gracias a Dios, que por fin alguien presenta formalmente a los legisladores, una oportunidad de reivindicarse ante el pueblo que representan.
Es el turno del Congreso, tomar una decisión histórica y gloriosa, si aceptan con esta ley, dar una voz a la garganta de los que deliberadamente, han sido ahogados en la sangre del aborto: Dar una voz para el no nacido.