Hay buenos muchachos, incluso en malos lugares

El Dr. Antonio de Jesús Barragán realizó una investigación a profundidad para comprender cómo en los barrios con más alta criminalidad en Sonora hay jóvenes resistiendo no caer en las garras del crimen organizado
Por Gerardo Moreno Valenzuela
Se han preguntado ¿cómo en algunos barrios identificados como peligrosos, conflictivos y violentos, hay personas y familias que se sobreponen al ambiente negativo y logran ser personas de bien? Pues esa duda llevó al investigador Antonio de Jesús Barragán, a escribir su tesis doctoral “Buenos Muchachos, Malos Lugares”.
El doctor Barragán investigó por cuatro años el tema, como trabajo de tesis para el doctorado en Desarrollo Región del CIAD, donde buscó darle una vuelta a las investigaciones donde se habla de las colonias conflictivas y peligrosas, y los factores que se combinan para que ahí crezca la delincuencia, y localizar los casos de personas que lograron ser buenos ciudadanos, en el sentido convencional del concepto.
“Entonces hay un vacío con el cual nosotros pretendemos contribuir al conocimiento de entender por qué no todas las personas, no todos los hombres, se involucran en el crimen organizado y cuáles son los mecanismos que existen detrás de estas trayectorias convencionales, de por qué para algunas personas no les parece adecuado involucrarse en crimen organizado”.
Aclaró que se encontró con dos factores claros, la violencia y delincuencia se concentra en barrios donde hay más marginación y bajo nivel socioeconómico, y afecta más a hombres varones jóvenes y adultos. Entonces la investigación se enfocó en esos dos sectores.
“Encontramos que existe una distribución en términos espacial y en términos sociodemográficos, es decir, que esta violencia de homicidios y desapariciones forzadas se concentran entre la población de varones y adultos jóvenes, sobre todo y en lugares donde coinciden con colonias o zonas residenciales con determinados grados de marginación”.
Antonio de Jesús es originario de Guaymas, entonces decidió enfocar su tesis en esta región, Guaymas-Empalme, una zona impregnada, no solo por la violencia y delincuencia, sino también por las actividades del crimen organizado y venta de drogas.
Entonces, lo primero fue detectar los barrios más conflictivos de la zona, tomando como referencia los lugares con incremento de los homicidios dolosos, desapariciones y también donde se hizo habitual hablar de conceptos como ejecuciones, levantones, comandos armados, cuerpos descuartizados, narcomensajes, y toda una terminología que se apodera de la narrativa social y que también son signos de un lugar violento.
Ya delimitando el territorio se tuvo que realizar una investigación de campo para localizar las historias dentro de esos barrios, de jóvenes y hombres que lograron ser buenas personas, de provecho a la sociedad, y excavó en lo profundo de cada una, de sus vidas, familia, vínculos de pareja, escuela, trabajo, para poder identificar el por qué no agarran el camino del crimen.
“A partir de una revisión de notas periodísticas de la nota roja, entre el 2015 y 2020, en Guaymas pudimos este encontrar una distribución de esta violencia en estas zonas donde existe históricamente pandillerismo, consumo y venta de drogas, una población de niveles socioeconómicos bajos y en este sentido nos propusimos a encontrar, y estudiar estas otras trayectorias de vida, en estos mismos barrios, personas que viven en estos barrios pero que eligen un camino diferente al delito”.
Y primero encontró un factor común, en términos generales, hubo alguien que en esencia lo educó y guio, aun en hogares sin algún padre y en un ambiente de violencia, drogadicción, alcoholismo o hasta narcotráfico, hubo alguien que no se no se rindió en decirle que tenía que ser buena persona, alguien de bien.
“Aunque en algunos casos ante la ausencia del papá, está el abuelo, está el tío, este hermano mayor, siempre estaba alguien, está el maestro de la escuela, de la prepa, de la secundaria, que te dice que no desperdicien su talento, es decir, hay una serie de redes de apoyo para las personas con las cuales ellos van encontrando estos modelos a seguir”.
Pero, explicó que la propia red de apoyo externo no fue suficiente, también tuvo que formarse una convicción personal de no querer hacer daño a otras personas, a su propia familia y salir adelante por el camino recto.
“Entran en un proceso donde van tomando una cierta conciencia, uno siente a conciencia, que tiene que ver con la responsabilidad familiar, con la valoración por la vida, con la reputación no criminógena, y con ciertos elementos que tienen que van construyendo esta forma en la que permiten estas estrategias que les permitan a ellos alejarse del delito y comprender que no todos son atraídos hacia el crimen, no, no todos son seducidos por el crimen por el crimen organizado”.
Precisó que esto no quiere decir que no tuvieran tropiezos. Hubo casos donde estuvieron en pandillas, participaron en pleitos, hubo consumo de drogas o invitaciones a formar parte de los carteles. Pero esa red de apoyo externa se juntó con la convicción personal y eso ayudó para no terminar siendo criminales.
“Estos varones habían tenido periodos de desempleo, incluso en estos periodos de desempleo y aunado a toda la frustración y desencanto por todas esas cuestiones que se viven, presiones sociales sobre el trabajo y sobre la masculinidad; habían personas que venían a ofrecer trabajo en el crimen organizado, como vigilantes, vendedores, y estas personas rechazan estos ofrecimientos, Entonces ahí hay un trabajo atrás que hacen que estas personas digan no al delito, no a delinquir, no me interesa el dinero, prefiero seguir así”.
Aclaró que son procesos muy complejos y cada una de las historias son variadas pero muy ilustrativas, ya que en la tesis “Buenos Muchachos, Malos Lugares” se ahondan en cada una y hasta los últimos detalles, por eso tiene 500 hojas de extensión.
“Las infancias requieren ser protegidas, requieren siempre tener redes de apoyo de adultos que estén guiando el comportamiento que ellos tienen sobre la vida, sobre el trabajo, sobre la escuela”.
La Tesis “Buenos Muchachos, Malos Lugares: significados y pláticas identitarias masculinas alternas a la delincuencia en contexto de violencia criminal organizada” del doctor Barragán Bórquez, se publicó en enero del 2023 y está disponible en el repositorio del CIAD y en la página “academia.edu”, para su libre consulta.
Fue publicada con la esperanza que sirva como ejemplo de que se puede ser buena persona con todo el ambiente en contra y ayude a crear programas y políticas de rescate de la juventud de Sonora.
“Esta tesis se trata de profundizar un poco en cómo actúa, cómo se articula, la resistencia al crimen en los sujetos varones que viven en contextos de alta criminalidad, vinculada sobre todo al crimen organizado… es algo que como colectividad, y para las políticas públicas también, puede servirnos en ver cómo se articulan estos proyectos de vida, en estos lugares, en estas condiciones, en estos momentos, y que es posible otras formas de vida, que es complejo, es difícil, claro, pero son posibles”.