¿Y las albercas de Hermosillo?

Los niños de la capital sonorense ya no tienen albercas públicas
Por Gerardo Moreno Valenzuela
En los tiempos de antes en la ciudad de Hermosillo todavía las familias o grupos de amigos se podían poner de acuerdo, organizarse y acudir a pasar una bonita tarde en alguna de las albercas públicas y parques acuáticos que había, ahora esto es prácticamente imposible para muchas familias de escasos recursos, porque ya no hay opciones accesibles en la ciudad.
El cronista de la ciudad de Hermosillo, Ignacio Lagarda Lagarda, platicó que realmente la capital de Sonora no ha sido un lugar de albercas, pero al menos antes había opciones para que las familias pasarán una bonita tarde.
“Curiosamente no ha sido una ciudad de muchas albercas, a pesar del calor que hace, y ahora cada vez hay menos, no sé cuántas quedarán activas, pero ahora son menos, porque ya no se ven”.
La primera alberca en Hermosillo
Ignacio Lagarda platicó que la primera alberca de Hermosillo se construyó en la escuela Cruz Gálvez, en 1919, solamente que fue exclusiva para estudiantes y en estos momentos todavía existe.
Luego, en 1927, el entonces Casino de Hermosillo construyó una alberca en los terrenos que le expropiaron al exgobernador Luis Emeterio Flores, que son todos los terrenos donde ahora está la secundaria 24, las oficinas de la Universidad Estatal de Sonora y la Fiscalía del Estado, ahí era el casino y ahí se construyó una alberca ya en forma, con medidas técnicas, vestidores, trampolín y todo lo que se requiere, solamente que era para exclusiva para la clase alta.
Fue hasta 1932, que el Gobernador Rodolfo Félix Gallardo construyó un complejo cívico, cultural y social, en los terrenos donde hoy está el Parque Infantil del DIF, que decidió llamar “La casa del pueblo” y ahí puso una alberca pública que sí era de libre acceso para todos.
“En 1932, el Gobernador Rodolfo Félix construyó un complejo cívico, cultural y social, como un raquet club, que se llamó la casa del pueblo y ahí si el pueblo iba, había de todo, canchas de básquet y había alberca… ahí podían ir quien fuera a esa alberca, que tenía todo y tenía un concepto que les llamaron baños de lluvia”.
En los años cuarenta se construyó la alberca de la Universidad de Sonora donde ahora está el centro de las artes y conforme creció la institución la movieron al lado donde está la Reforma, ahorita sigue abierta, pero es solamente para dar clases de natación o actividades deportivas.
Y más adelante se construyeron las albercas del Centro de Usos Múltiples (CUM) y del gimnasio Ana Gabriela Guevara, que siguen abiertas, pero igual para clases de natación y entrenamiento deportivo, no son públicas.
Albercas que desaparecieron
Durante los años cincuenta empezaron a aparecer las albercas que se construyeron en los hoteles, donde ahora la gran mayoría tiene y se puede acceder si se renta un cuarto.
También estaba una alberca muy famosa que era conocida como la Alberca del Chavón, ubicada en el bulevar Morelos y Juárez, la cual simplemente era para aprender a nadar.
Ya para los años setenta fue cuando construyeron la Unidad Deportiva de El Choyal, en la esquina de Luis Encinas y Solidaridad, ahora se le conoce como Deportivo Héctor Espino, por el estadio de béisbol, y había un complejo importante de albercas y ahí durante el verano si eran albercas públicas, que desde hace unos años se dejó caer completamente.
También había otra alberca pública por el vado del río, atrás del hotel Colonial, que antes era un área verde y que ahora son campos de béisbol y slowpitch, además del complejo de Musas y el Gallerías Mall.
“Después también había una alberca, muy aislada, en el Vado del Río, alrededor del campo de béisbol, en el lugar donde batean los muchachos atrás del hotel colonial… había y me tocó bañarme a mí también y estaba abierta”.
También estaba la alberca del Gimnasio del Estado, ubicada en Veracruz y Matamoros, y que durante la administración pasada se tapó para construir el estacionamiento de la Arena Sonora.
Y lo mismo pasó con la alberca municipal que se ubica sobre la calle Reforma donde topa la calle Leopoldo Ramos, que era para campamentos y de acceso a público y que hoy está abandonada.
Sequía de parques acuáticos
Y ya para los años noventa se construyeron los únicos dos parques acuáticos que ha tenido Hermosillo, tenían toboganes, albercas, chapoteaderos y otras atracciones; por años estuvieron recibiendo cientos y miles de familia hasta que cerraron, son La Sauceda y el Mundo Divertido.
“Después aparecieron, ya en los años 90, la alberca o no necesariamente alberca, sino el complejo acuático de la Sauceda, del parque La Sauceda… Tenía no solamente alberca, tenía canchas de donas, arroyos, canales, unas cascadas, muy bonitas y divertidas. Y al mismo tiempo se construyó una nueva que fue el Mundo Divertido, que era un parque de diversiones que tenía área acuática”.
Lamentablemente el Mundo Divertido terminó convirtiéndose en casino de apuestas y La Sauceda terminó siendo abandonada completamente, se ha quemado y hoy luce totalmente desolada, incluso hay un programa de rescatar ese espacio que no contempla las albercas.
En estos momentos solamente existen pocas albercas que son privadas, como de los sindicatos de educación, en los campestres y los nuevos fraccionamientos tiene área común con alberca, pero ninguna es realmente pública.
“Hoy en día, si nos ponemos a pensar, ni siquiera sé cuál es la alberca que esté abierta, pública, por ejemplo, no lo sé, las de hoteles sí, la de la universidad debe estar abierta, porque debe estar abierta, pero de las unidades deportivas no hay ninguna”.
Ignacio Lagarda comentó que la única opción que tienen los papás para llevar a sus hijos a una alberca es tener los recursos necesarios para pagar clases en albercas particulares, ir a hoteles, a Bahía de Kino o campestres, para las familias de recursos bajos no tiene opción.
“Creo que se acabaron las albercas populares, desafortunadamente, y eso se debería de tomar en cuenta por el gobernador y el presidente municipal de Hermosillo para reabrir esos complejos populares, gratuitos para los niños en verano y puedan aprender a nadar y bañarse y refrescarse ese paseo tan bonito que era».