General

Historia de los Santos Patronos del Pueblo de Huásabas

Por Pedro Ángel Moroyoqui Durán

El primer Patrono de Huásabas fue elegido por los misioneros jesuitas y podemos fijar el año de su llegada con cierta precisión, prácticamente llegó en el tiempo en que se fundó el poblado, en el año de 1651, aquí no cabe ninguna duda.

Los jesuitas tenían sus devociones propias y elegían en primera instancia a los Santos que habían militado en su orden, por lo mismo seleccionaron como patrones de las misiones que administraban a sus correligionarios o bien los nominaron del santoral que la orden veneraba.

Después de San Ignacio de Loyola, el fundador de la orden jesuita, uno de los Santos más connotados en la Compañía de Jesús fue San Francisco Javier, el fiel compañero de San Ignacio, de este santo tomó su nombre el poblado: San Francisco Javier de Guasacas.

San Francisco Javier fue patrono de Huásabas por lo menos hasta el año de 1768, es decir estuvo 117 años ocupando el altar principal del templo del pueblo, en 1767 los jesuitas fueron expulsados de todos los dominios españoles, al siguiente año de 1768 ocuparon su lugar los frailes franciscanos. Estos al igual que sus predecesores, tenían sus propias devociones y sus santos particulares y hasta donde les fue posible cambiaron el fervor y los antiguos patronos por santos de su propia orden en las misiones que caían bajo su jurisdicción.

En la ciudad de Magdalena, donde se encuentra el santuario más venerado del estado de Sonora, fue tanta la devoción a San Francisco Javier que opacó el culto a Santa María Magdalena, que es la patrona del lugar, al llegar los frailes franciscanos cambiaron de santo, pero no la devoción. San Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana, ocupó el altar de San Francisco Javier, ante lo cual los indios se negaron rotundamente a asistir a los oficios divinos y recibir la instrucción religiosa, al inquirir la causa de su negativa, los indios expusieron sus razones: “Pon en el altar al Santo prieto y acostado” en obvia alusión a la imagen de San Francisco Javier que es la única imagen del santoral que aparece acostada vestida con el hábito negro de los jesuitas, por eso le llamaron el Santo Prieto.

Los indios permanecieron aferrados a su idea, por lo cual los franciscanos tuvieron que ceder, la única concesión que lograron arrancarles fue el cambio de fechas en la celebración de la fiesta, la cual se realiza el 4 de octubre, día de San Francisco de Asís y no el 3 de diciembre, día de San Francisco Javier.

Los indígenas obraron con una lógica impecable, desde su punto de vista, fueron los santos traídos por los misioneros jesuitas, los buenos, los cumplidores, los que hacían todo tipo de milagros, los otros eran imitaciones, o si se permite la analogía, mal aplicado el término pues hablo de santos, no eran más que piratería barata.

Poco después de su llegada a la misión de Huásabas, los frailes francisanos que sustituyeron a los ignacianos cambiaron de santo patrón, en los archivos de la parroquia de Granados existe un documento escrito 30 años después de la expulsión de los jesuitas que lo confirma.

El 24 de enero de 1797, fray Felipe Martínez, visitador de la orden franciscana, ordenó un inventario de los bienes de la misión de San Francisco Javier de Guasavas, eso incluía las imágenes religiosas, en la relación no se menciona la imagen de San Francisco Javier, lo cual significa que no solo habían cambiado de patrono, sino que la imagen de San Francisco ya no formaba parte del catálogo de santos de la Iglesia, sin embargo, tampoco mencionan al Patrón por su nombre, solo nos dice que en el antiguo templo existieron seis capillas con varias imágenes religiosas cada una, sobre el altar principal, donde normalmente se coloca el patrono, nos dice lo siguiente:

“El altar mayor se compone de unos lienzos formado todo un cancel muy vistoso, con sus mantas doradas y remaches dorados. En medio del altar hay un tabernáculo con tres cuadros dorados al óleo; en el primero está el sagrario con su puerta pintada al óleo de buena pintura y a los lados dos angelitos de talla muy perfecta. Con el segundo está la Asunción de la Santísima Virgen de escultura y dos angelitos bajo el trono, todo muy perfecto. Sobre el tercero, la imagen de San Miguel, muy perfecta” Sic.

Cincuenta años después, ya concluido el sistema misional y trasladada la feligresía del poblado a la jurisdicción del clero secular, don Anastasio López, primer párroco del pueblo de Huásabas, elaboró un inventario de los bienes que recibió de la misión, en este nos dice dónde está físicamente el lugar que ocupa el Santo Patrón, pero no menciona quién es:

“Enfrente de este está el altar de Nuestra Señora de Guadalupe, este es de talla sobredorado, en el primer cuerpo hay un sagrario con llave, en el 2° Nuestra Patrona de bulto como de una vara, tiene una soguilla de perla tallada, está también a los lados del altar la aparición de nuestra señora de Guadalupe en un cuadro y le falta una y abajo en la mesa del altar está San José y María Santísima de bulto ambos, como de tercio, encima de la de bulto, en lo último del tabernáculo está otra imagen de nuestra señora de Guadalupe de pintura y a los lados de esta, a la derecha está el Señor San José y a la izquierda María Santísima, ambos de pintura. La mesa del altar es de ladrillo y mezcla. Este con todo lo demás contenido en él está bueno”.

Finalmente pudimos identificar quien fue Santo Patrón con el que los franciscanos suplieron a San Francisco Javier, en base a una información aparecida en el periódico “La Constitución” diario oficial del gobierno del estado de Sonora, en su edición del jueves 14 de agosto de 1879, no. 22, en la última página aparece un anuncio invitando a la comunidad en general a las fiestas regionales de San Francisco Javier de Huásabas, en este documento se menciona al Santo Patrón: La Virgen de Nuestra Señor del Tránsito, cuya festividad cae el día 16 de septiembre.

En base a esta información pudimos establecer que la Virgen del Tránsito fue la segunda patrona del pueblo, tengo entendido que la imagen existe y está en manos de los descendientes de la familia Figueroa Fimbres, si ellos ven este escrito, podrían confirmar o negar lo dicho y en caso positivo agregar la foto de la imagen.

No se sabe exactamente el momento en que ocurrió el otro cambio de Santo Patrón en el poblado, solo se pueden dar fechas aproximadas, a principios del siglo XX, cambió la devoción de Nuestra Señora del Tránsito, la antigua patrona del pueblo, por el de la Virgen de la Asunción de María, sin embargo, se carecía de una imagen que la representara, mientras se adquiría, presidió las celebraciones la Virgen de los Dolores, imagen muy antigua, ya en el lejano año de 1797, Fray Felipe Martínez, mencionado líneas arriba, visitador de la orden de San Francisco de Asís nos habla de ella en un inventario que realizó de los bienes de la misión, en esta relación, literalmente nos dice lo siguiente:

“Este está muy bueno, y su adorno se compone de seis cornisas sin marcos, seis ángeles que tienen las insignias de la pasión. En medio de él hay un docel, y abajo está colocada la imagen del Señor, como de vara y media, con su cruz muy hermosa y lucida para el descendimiento, y tiene una corona cambray con su encaje y ceñidor de listón. Con el mismo altar al lado derecho está una imagen de Nuestra Señora de los Dolores y tiene resplandor de plata, vestido de raso labrado, manto de capichola labrada, síngulo de listón y remate con punta de oro. Al lado izquierdo está San Juan Evangelista de bulto vestido de alba, túnica de capichola, manto de falla culumbina. La Santísima Virgen de los Dolores tiene para la semana santa vestido negro de felpa, velo, y dos pares de velos con perlas, todo muy vistoso. La fábrica del altar está muy buena” Sic.

Mas adelante, en el año de1849 don Anastasio López, primer párroco de Huásabas, en el inventario de los bienes que recibe de la misión de San Francisco Javier, menciona de nuevo a la Virgen de los Dolores:

“El altar del Santísimo está al lado del Evangelio, tiene un dosel de seda Mala, bajo el cual está el Señor Crucificado como de una vara y media con la Cruz de Madera todo, tiene corona y cendal de cambray con encaje y servidora de listón a la diestra, en el mismo altar está Nuestra Señora de los Dolores de bulto como de vara y media con resplandor de plata, vestida a raso labrado y manto azul de damasco de algodón, este nuevo y lo demás bastante maltratado. En la siguiente está San Juan Evangelista vestido de alba y Diadema de plata buena, nuestra Señora de los Dolores tiene además otros vestidos negros con galón de plata, todo en buen uso. Todo este altar lo cubre una cortina corrida morada de indiana forrado con malla muy usado, 2 la mesa es de lodo y adobe”.

Decíamos líneas arriba que se carecía una imagen que representara a la Virgen de la Asunción, la iniciativa para adquirirla se debió a doña Rosa Dórame, sin embargo, faltaban los recursos pecuniarios, doña Rosa involucró y comprometió en el proyecto a don Julián Moreno, hombre acaudalado del pueblo para que aportara la mayor parte de los fondos, el resto de los vecinos contribuyó con aportaciones modestas a la medida de sus posibilidades.

Don Julián no solo aportó la mayor parte del recurso sino que hizo suya la idea y realizó las gestiones necesarias para su adquisición, contactó al padre don Martín Portela, vicario de la diócesis de Sonora en ese tiempo y ambos se dirigieron a la casa León, negocio dedicado a este giro ubicado en la ciudad de México y entre muchas opciones eligieron una hecha en España, el encargado de transportar la imagen fue don Ignacio Durán Moreno, este realizó el viaje a caballo de Huásabas a Moctezuma, puesto que no existían carreteras mucho menos automóviles, de ese poblado el recorrido lo realizó en diligencia a Hermosillo y de allí a la capital del país abordó el ferrocarril, de regreso realizó la misma operación, en Moctezuma alquiló un carro tirado por mulas para transportar la imagen la cual arribó al pueblo de Huásabas el día 5 de diciembre de 1937, bendiciéndose la imagen solemnemente el día 8 de diciembre del mismo año, según información proporcionada por don Ricardo Durán Fimbres, extinto cronista del pueblo. La caja de madera donde fue transportada la imagen de la virgen duró muchos años en casa de la familia Durán.

Existe una duda sobre la momento de la llegada de la imagen al poblado, esta se originó por una fecha inscrita en el anverso de la escultura, que indica el día quince de agosto de 1928, supuestamente anotada por la señorita María Jesús Fimbres, hermana mayor durante más de cincuenta años en el templo, don Ricardo Durán nos dice en su texto que consultó dos fuentes, para establecer la fecha de su arribo, la señorita Marianita Moreno mencionó el año 1937 y la señorita María Jesús Fimbres proporcionó otro dato, el año de 1928.

En lo personal me quedo con la versión de la señorita Marianita Moreno, seguramente la señorita Fimbres anotó esa fecha muchos años después de la llegada de la imagen, cuando su memoria empezaba a fallar, desde mi punto de vista, el año más probable es el de 1937, por varias razones, la primera es que en el año de 1928, aún permanecía vigente la persecución religiosa decretada por Plutarco Elías Calles, el cual dejó la presidencia de México ese mismo año, pero siguió ejerciendo una gran influencia en el gobierno en los años siguientes, a ese período histórico se le conoce como el Maximato, ya que don Plutarco se erigió como jefe máximo de la revolución y los presidentes de la república solo fueron títeres manipulados por él, así que la conflicto religioso no cesó, en el año de 1929 se llegó a un acuerdo entre el gobierno y algunos jerarcas de la Iglesia para que cesara la guerra cristera en el centro del país, aún así las relaciones entre la Iglesia y el estado continuaron tensas, a principios de la década de los treinta, don Rodolfo Elías Calles, hijo del hombre fuerte que regía el país, ocupó la gubernatura del estado de Sonora, sus primeras acciones fueron reducir el número de curas en el estado, después decretó el destierro e inició una persecución en contra de los que se negaron a acatar la disposición.

Monseñor Navarrete, no obedeció la orden, se negó a abandonar su grey y prefirió afrontar las pruebas más duras y refugiarse con sus seminaristas en los rincones más inhóspitos y montaraces del Estado de Sonora, antes que dejar a la deriva el rebaño, su famosa frase: “De Sonora al Cielo” denota su inquebrantable decisión de permanecer al lado de sus sacerdotes y feligreses, sufriendo todo tipo de penalidades y sacrificios, ante este desacato el gobierno respondió con toda la fuerza del estado, los templos fueron clausurados, los sacerdotes perseguidos y los oficios divinos se tuvieron que celebrar de manera clandestina.

En Magdalena, ni siquiera por el valor histórico fue respetada la imagen de San Francisco Javier, escultura muy antigua que databa de la época jesuita y sumamente venerada por los fieles, fue destruida y el templo del pueblo, al igual que muchos otros en el estado, expropiado y convertido en oficinas del Partido Nacional Revolucionario, el actual Partido Revolucionario Institucional.

Tomando como referencia lo ocurrido en Magdalena, en el pueblo de Huásabas se decidió proteger las imágenes religiosas, entregándolas a los fieles para que en sus hogares les rindieran un culto particular.

En base a los datos mencionados podemos afirmar que ese año de 1928 y los subsiguientes no existieron condiciones para adquirir una imagen religiosa, más que aumentar el número con nuevas íconos, se deshicieron de los existentes para protegerlos de manos impías, además para transportar la escultura había que atravesar gran parte del territorio nacional por un área sumamente hostil y adversa a la Iglesia, dadas estas circunstancias tampoco era prudente echar las campanas al vuelo y celebrar en el poblado con bombo y platillo, la llegada de la imagen, tal como se hizo.

La persecución disminuyó a partir de 1935, ese año presidente Lázaro Cárdenas desapareció los poderes en el estado de Sonora, en el siguiente año de 1936, rompió abruptamente con Calles y lo expulsó del país, además destituyó a todos los funcionarios callistas de los puestos públicos; el 1° de junio de 1937, fueron reabiertos los templos al público.

La nueva administración asumió una actitud conciliatoria, no obstante, que se levantó en armas contra el gobierno un grupo de personas oriundos de los pueblos de Huásabas y Granados capitaneados por el general cristero, don Luis Ibarra y en la revuelta fue fusilado don Julián Moreno, presidente municipal de Granados, el gobierno otorgó el indulto a toda la fuerza beligerante a cambio de que depusieran las armas.

Seguramente la idea de adquirir la imagen surgió después del año de 1936, cuando la persecución ya estaba disminuyendo, los fieles de Huásabas aprovecharon esta tregua para reunir los recursos monetarios suficientes, quizá a principios de 1937 se adquirió la imagen, la cual fue traída desde España, para el primero de junio ya estaban los templos abiertos al culto por lo que se pudo transportar sin problemas desde del centro del país hasta el poblado y bendecir solemnemente la imagen el 7 de diciembre de 1937, como lo indica el extinto cronista, don Ricardo Durán Fimbres.

El siguiente es un fragmento de la crónica escrita por la maestra Josefina Moreno Flores, testigo presencial de la llegada de la imagen, en el relato, no solo hace gala de su prodigiosa memoria, sino que narra hasta el más mínimo detalle de la ceremonia de bienvenida, vale la pena leer el escrito:

“Año ¡no se aprecia! ¿1937?” (Son notas de su hija Rosa Amanda)

“… Cuando se recibió la hermosa imagen de la Virgen de la Asunción, en Huásabas, se preparó un festejo que se haría con gran solemnidad, ya de antemano habían arreglado el altar, que no es el mismo que está hoy, personas mayores pedían la opinión de todos, querían que saliera bien bonita la ceremonia y el banquete, sería la Misa cantada en latín, desde luego, había muy buen coro según decían los que sabían, yo estaba muy pequeña y como podía procuraba darme cuenta de lo que hablaban las personas grandes, había muchas flores naturales, como también otras, hechas por manos expertas, que siempre las hubo en nuestro pueblo”.

“Habían traído mucho incienso que llenaría de aroma el ambiente y se nos metería en lo más recóndito de la memoria”.

“Después de Misa se serviría en la plaza una rica barbacoa acompañada de pan, refresco y café”.

“Mandarían invitar expresamente al señor obispo y a algunos sacerdotes, se pensó invitar como padrinos a uno o dos matrimonios que después fueron más, de los pueblos vecinos”:

“Don Jesús Valencia y su esposa de Bacadéhuachi don Manuel Galaz y esposa, de Bacadéhuachi, don Francisco Durazo y esposa de Granados, don Alberto Arvizu y esposa también de Granados, los esposos Portugal, de Óputo, hoy Villa Hidalgo, los esposos Durazo Durán de Óputo , hoy Villa Hidalgo, Don Fernando Sánchez y esposa de Moctezuma, Don Gonzalo Soto y esposa de Moctezuma, de seguro fueron muchos más, pero mi memoria se niega a aclarar la maraña que el tiempo se encarga de construir en nuestra mente, aunque sean personas conocidas y estimadas”.

“Los padrinos le ofrecieron a la Virgen muchas flores, perfumes muy finos, las azucenas eran flores de la temporada que mezcladas con el aroma del incienso despedían un olor sencillamente inolvidable”. Josefina Moreno Flores.

Aquí concluye el relato la maestra Josefina Moreno, si la llegada de la imagen hubiese ocurrido en 1928, no se hubiera celebrado ese recibimiento tan entusiasta pues el templo estaba cerrado, además en ese año la maestra era una pequeñita de tres años y por más buena memoria que tuviera, no hubiera explicado el acontecimiento como lo hizo, para 1937, ya contaba con doce años y el hecho quedó plasmado en su memoria de tal manera, que fue capaz de reproducirlo muchos años después, describiendo con lujo de detalles las viandas, los postres las flores, los olores, la música, los padrinos etc.

Don José Manuel Barceló Moreno describe los detalles técnicos de la escultura y nos da un retrato hablado de la imagen de la Virgen:

“La carita de la nueva imagen de la Asunción maravilló a todos y prendó de emoción a la gente. Esta imagen mide aproximadamente metro y medio, es de una pasta fina, de fabricación española y el artista se esmeró en su cara dándole rasgos muy delicados que enmarcan su graciosa belleza. La imagen fue regalo de don Julián Moreno al pueblo. El personalmente la hizo traer de España, vía una casa de venta de imágenes religiosas de la ciudad de México.”

“La túnica que viste es de color blanco hueso, el manto es azul; junta sus manitas en devota posición y su carita está ladeada hacia la izquierda subiendo la mirada al cielo. En la peaña, entre nubes, vuelan algunos angelitos que cubren sus desnudeces con el mismo manto, volando con sus alas desplegadas. Dicen quienes saben de arte religioso que es una de las imágenes más hermosas que se han visto. Por lo delicado de sus formas y por el terminado tan exquisito”

En conclusión, los patronos que han ocupado el altar principal en el templo de Huásabas han sido tres:

El primero fue impuesto por los misioneros jesuitas cuando llegaron a evangelizar estas tierras en 1651, estos instituyeron a uno de los santos más venerados de su orden, San Francisco Javier, del que tomó su nombre el poblado en otro tiempo.

Con la expulsión de los misioneros jesuitas en 1767 inició otro período histórico en Huásabas y en Sonora, a partir del año de 1768 las misiones fueron administradas por los frailes franciscanos llevando consigo sus propias devociones, estos sustituyeron a San Francisco Javier, el antiguo patrón impuesto por los ignacianos, por la Virgen de Nuestra Señora del Tránsito, la cual ocupó el lugar principal del templo durante más de un siglo.

A principios del siglo XX, la devoción cambió, la Virgen de nuestra Señora del Tránsito cedió su lugar de honor a la Virgen de la Asunción, aunque no es la imagen representativa la que permanece hasta el día de hoy en el altar mayor.

No ha sido falta de voluntad, pero el pueblo de Huásabas aún permanece sin una imagen que represente a su santo patrón, la actualmente venerada representa la Purísima Concepción de María, la escultura está inspirada en una de las múltiples copias con que el pintor español, Bartolomé Esteban Murillo plasmó la imagen de la Purísima Concepción de María dos siglos antes de que se declarara como dogma de fe.

Curiosamente la fiesta profana del poblado continuó celebrándose durante muchos años el 16 de septiembre, día de la Virgen del Tránsito y no el 15 de agosto que es cuando se festeja el día de la Asunción de María; se cambió de Santo Patrón, se realizaron enormes esfuerzos para obtener los recursos, gestionar, adquirir y transportar una imagen desde tierras muy lejanas a través de caminos muy escabrosos, pero se olvidaron de cambiar el día de la festividad para que esta coincidiera con la ceremonia religiosa que conmemora al día de la Virgen de la Asunción.

Hace cincuenta años, el 15 de agosto de 1974, se realizó el cambio de fechas para hacer concordar ambas festividades.