La rotativa, el alma vieja de los medios impresos

Por Armando Vásquez A.
La tecnología del internet llegó a México hace 35 años. En los primeros años se manejó la desaparición de los medios de comunicación impresos, pero no fue así, transmutaron y prevalecen hasta la fecha. ¿Por qué?
Ya no con la incidencia e influencia conocida, pero las organizaciones mediáticas se resisten a dejar la cultura del papel.
Hay razones tanto internas como externas:
Se generó un mercado leal que reconoce la calidad de la información publicada, misma que genera mayor confianza a la hora de la toma de decisiones.
A su vez, tiene mayor peso lo impreso desde el momento en que cada periodista, con su firma, apoya la reputación de su medio.
Y para sostener su valor y combatir la inmediatez de la información vía web, reforzaron sus escritos con las dos características principales de toda noticia que, o es interesante, o importante para sostener una opinión pública y reforzar a los líderes de opinión reales, sólidos, no ficticios como actualmente ocurre en gran parte de las redes sociales.
Aunado a ello y para abarcar mayores mercados, ampliaron su difusión a través de la multimedia, una bondad de la tecnología por su bajo costo. Renovarse o morir ha sido la consigna.
Quienes manejan la necesidad de desaparición total del medio impreso suelen ser los administradores que arguyen el ahorro de costos o bien, los jóvenes directivos que preferencian los nuevos modelos tecnológicos. Sin embargo, no entienden a los hacedores del periodismo y de periodistas que razonadamente comprenden que el alma vieja, el corazón de la organización, radica en su rotativa cuya actividad toral gira a su alrededor.
Los principales directivos de un periódico saben que el ruido en el departamento de prensa es sinónimo de poder, genera sentimientos encontrados, pertenencia, orgullo, despierta la nostalgia del olor a tinta y sobre todo, es una señal plena de respeto entre sus similares en el ámbito de competencia pues vale más financiera y mentalmente, quien posea la mejor rotativa.
Pero esto, los nuevos integrantes de la cadena de trabajo en la organización no lo entienden. Sus celulares no les permiten ver su sensible importancia.
Los miles de periodistas surgidos de los medios impresos dominan los diferentes géneros que conforman la actividad y aprovechan la tecnología como una herramienta, un medio, para inyectar no solamente información, sino responsabilidad y valores con sus escritos lo que les otorga estatus, prestigio de su nombre al incrementar su credibilidad y aumento de preocupación ante una crítica negativa. Lo mismo se los proporciona un periódico en automático.
Son raros aquellos que buscan contar con más suscritores, seguidores o manita con dedo levantado, pues saben que su actividad va más allá al ejercer un periodismo atinado que afecta vidas o sociedades. Es la diferencia con los youtubers o influencers que buscan con su pregón, contar con mayor rating y olvidan en esa búsqueda el cuidado y respeto que se merece, en todos los órdenes, su receptor. ¿Una rotativa?, si leen esto de seguro la buscarán en internet, pero no entenderían la dinámica, ni el espíritu conceptual que promociona esa máquina a su alrededor.
¿Cuándo desaparecerá la impresión en papel?… cuando la rotativa deje de funcionar y sea arrojada al mar, según una añeja tradición, en señal de sacrificio de una era periodística que murió.