Comer bien sin obsesionarse y mantener una juventud eterna

El deseo de seguir una dieta saludable es algo sin duda beneficioso. Pero algunas personas pueden llegar a obsesionarse y hacer de la comida el centro de sus vidas y sobre todo por las influencias
Por Marina Brauer
Alimentarse es una necesidad básica. Una mezcla de instinto y aprendizaje permite que el niño adquiera el buen hábito de comer y beber. Son los padres y familiares más próximos quienes desde el comienzo dan las primeras pautas. Y claro que los factores culturales tienen mucha importancia en la consolidación de determinados hábitos alimentarios.
Así que no debemos olvidar que comer es algo natural y cotidiano que no debería suponer demasiada complicación. Sin poder olvidar que poder alimentarse cada día supone una gran suerte, ya que en la actualidad no alcanza a todos los seres humanos y sabemos de varios países donde la desnutrición infantil es muy severa y no existen recursos para ayudarlos.
Es preciso comer en primer lugar para mantener la vida y también para que esta sea lo más saludable posible sin llegar a ningún extremo, en el marco actuales de la sociedad en que se vive, hay costumbres más o menos sanas, incluso determinadas implicaciones religiosas, el cerdo, por ejemplo es común en los hogares cristianos y no entornos islámicos o judíos. A ellos se suman los gustos propios o el hecho de que ciertos alimentos sienten mejor que otros a una persona. El resultado de estos factores mencionados lo que se comía en casa cuando se era niño y lo que se ha ido incorporando culturalmente a lo largo de la vida, determina qué tipo de alimentos se compran en los comercios y los platillos que se preparan en casa con los platillos que son propios de cada región junto a las pautas nutricionales que la tradición y la costumbre han ido consolidando a través del tiempo. Todas las culturas han tenido determinadas normas dietéticas de tipo higiénico y preventivo, junto con criterios para saber lo que conviene comer en el caso de padecer algún problema de salud concreto.
La dieta filosófica
La palabra dieta, tan en boga, deriva del griego dietai, que significa “modo de vida”. Es decir, se refiere a cómo vivir, a lo que se ha de hacer o evitar para llevar una vida saludable; entendiendo por ello una higiene global, psicofísica, que abarque tanto el cuerpo como el alma dando un lugar preferencial a la alimentación.
Recordemos en este sentido la “dieta filosófica” que preconizaron en la Antigüedad sobre todo pitagóricos y estoicos basada en cierta frugalidad unida al contacto con la naturaleza.
Pero como la alimentación es fundamental en toda higiene de vida, ha quedado la palabra dietética casi como sinónimo de alimentación saludable, sea para prevenir o mejorar ciertas enfermedades (cardiovasculares, degenerativas etc.). Si bien muchas veces se entiende lo de “hacer dieta” como una forma de perder peso a través de una alimentación baja en calorías.
La ciencia de la nutrición, que orienta a la hora de buscar una alimentación más saludable, se basa principalmente en el avance que durante los últimos siglos se ha dado en la química de los alimentos (composición, riqueza en principios inmediatos) y la fisiología (como se metabolizan los alimentos).
Todos los datos que actualmente permiten plantear una mejor opción nutricional se basan sin embargo paradójico por un lado son hechos comprobados experimentalmente pero no resuelven por completo los misterios que conlleva un tema tan amplio como es la alimentación humana.
Es decir, no todo es medible y no todo es verdad puede generalizarse. ¿Cómo se explica por ejemplo que determinadas poblaciones de Asía lleven una vida normal y a menudo con trabajos físicamente duros con una dieta teóricamente deficitaria en proteínas? ¿No se comprueba asimismo que una alimentación exclusivamente impecable desde el punto de vista industrial llega a ser nociva para la salud? Los datos científicos son imprescindibles y sumamente valiosos, pero deben acompañarse de otros criterios complementarios. Además, no se debe perder tampoco de vista que el propio método científico, implica que las teorías en cualquier campo son rápidamente sustituidas por otras más recientes que a veces se contradicen en especial a las anteriores.
Como flexibilizar la dieta sin desequilibrarla
El deseo de seguir una dieta saludable es algo sin duda beneficioso. Pero algunas personas pueden llegar a obsesionarse y hacer de la comida el centro de sus vidas y sobre todo por las influencias.
*Ortorexias. El término “ortorexia” indica un trastorno alimentario no sin relación con la bulimia o la anorexia nerviosa caracterizado por la adicción a la comida sana. Quién lo sufre evita radicalmente el consumo de ciertos alimentos porque contienen grasas, aditivos artificiales, carne etc. En estas personas se da una verdadera obsesión por la calidad o la pureza de los alimentos, por lo que ingerir en un momento algo que no cumpla con estos requisitos se vive con un gran remordimiento. Con el tiempo esta actitud lleva a un deterioro de las relaciones sociales y a veces a un estado de desnutrición. Está claro que estos casos son extremos y que responden a una neurosis obsesiva, centrada en este caso en la alimentación.
Buscar el equilibrio para evitar caer en radicalismos, conviene adoptar un punto de vista equidistante tanto del extremo a considerar que no importa nada el tipo de alimento que ingieren como por el contrario considerar que importan exageradamente. Relativizar. En ocasiones se dice que somos lo que comemos, lo que es cierto en determinado sentido: nuestro cuerpo toma energía y se renueva a través de los alimentos. Pero al mismo tiempo somos mucho más lo que comemos hay niveles de nuestro ser que se ven afectados por el tipo de alimentación que se sigue. E incluso el cuerpo tiene mecanismos que le permiten adaptarse a diversas formas de alimentarse. Como en todo, hay que buscar el equilibrio. Si suele comer sano, no es grave hacer excepciones de vez en cuando. Puede ser preferible hacer una concesión que rechazarlo.
Mentiras y dietas
Se podría decir que una de las características culturales más importantes de nuestra época es la rapidez y sencillez del acceso a la información.
Indudablemente, esto también incidirá en el cambio de la medicina tal como la conocemos. Sin embargo, no quiero creer que el big data y las apps médicas sustituyan la ciencia médica y su arte. Es cierto que ya no hay prácticamente nada que no puedan hacer las computadoras y los robots. Es posible que hasta el arte sea susceptible de ser dominado por las máquinas. Ya existen grandes éxitos musicales que han creado exclusivamente por ordenador.
Cuando un paciente acude a la consulta de un médico suele estar informado sobre todo lo que hace referencia a su enfermedad ya que ha podido leer en muchas páginas de internet. Hace unos años, la información que podía encontrar un paciente era escasa y poco fiable. Hoy los pacientes de todas las edades estudian a fondo sus padecimientos antes incluso de ir al médico.