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Vuelo y olvido del Escuadrón 201

En la coyuntura esos pilotos y personal militar cumplieron con su deber con creces, y le dieron a México un lugar al lado de los ganadores de la segunda guerra

Por Manuel Gutiérrez

Durante su corta estancia de combate iniciada en mayo de 1945, exactamente el día en que murió Hitler en la Cancillería, el Escuadrón 201 llegó a Filipinas, para unirse a la guerra de Oriente contra el Japón, luego de complejas condiciones diplomáticas y políticas, se generaron un grupo de héroes de coyuntura, que tuvieron su hora de grandeza, pero por la política fueron olvidados.

Queda en la entrada del Mercado del Mar en Zapopan, un avión Thunderbolt P47 de fibra, con las insignias navales de los Estados Unidos, con los tricolores en el alerón de popa, y la nariz blanca, con bombas en las alas, pero se omitió una figura mítica y representativa del Escuadrón 201, de la Quinta Fuerza Aérea de los Estados Unidos de Norteamérica, Ala 58, el “Gallo Pancho Pistolas”, de los 3 Caballeros de Disney, elegido así para representarlos dado que la aviación empleaba muchas figuras de Disney para decorar sus aviones, distinguir los campos aéreos.

Este escuadrón que estaba formado por mexicanos, con un total de 30 pilotos y 270 asistentes, 10 especialistas por avión, para sumar una fuerza en la segunda guerra mundial muy reducida, pero cuya presencia influyó bastante en las relaciones de México con el mundo exterior. Fueron entrenados a todo vapor en Texas, confrontado las contradicciones del racismo, a la par que fueron asimilados y respetados por las fuerzas de la Marina de los Estados Unidos, que los aceptó para luchar y por hablar español, se les destino a Filipinas, a la que McArthur debía regresar para liberar del acerado imperio japonés.

México después de la expropiación petrolera de Lázaro Cárdenas, habían quedado con relaciones rotas y sufrido sanciones de los Estados Unidos, los mexicanos que estaban muy anti-americanos, lo que lo orilló a buscar mercados, aliados al otro lado del mar, y los halló inicialmente en Alemania, bajo el régimen nacionalsocialista de Hitler, así que nuestro petróleo movilizó la Blitzkrieg, contra Polonia.

El aislamiento propicio que llegara a considerar que México fuera solidario del eje y muchos intelectos notables razonaron a favor.

Sin embargo, Don Lázaro rectificó, y bajo la presidencia del último militar presidente —ahora puede volver uno de ellos a serlo en el 2030— diré su nombre: Omar.

Manuel Ávila Camacho, México jugó sus cartas casi al final de la guerra. Brasil sí participó militarmente con un grueso de tropas en la guerra en Sicilia e Italia, y recibió 331 millones de dólares como compensación. México casi llegó a un premio de 40 millones de dólares, pero los resultados políticos fueron más importantes.

Se modernizó y equipo al ejército mexicano al modo de los Estados Unidos, con Dodge Power Wagon, Jeeps, y blindados, así como nuevos uniformes, cascos, equipos de guerra como los fusiles M-1, Garand, las Thompson, Colt45, y otras armas, cañones de 105 mm. y amtralladoras pesadas calibre 50 de usos múltiples, incluso le regalaron los aviones Thunderbolt con que combatieron en Filipinas y Taiwan, en la campaña final contra Japón, y se dotó de otros aparatos a la FAM. En paseo Bonifacio, en Manila, Filipinas hizo un monumento un águila que diseño Miguel Moreno Arreola, escultor del grupo y que fue huérfano y parte del escuadrón.

Más importante que el resultado bélico —que ya estaba decidido— aunque no terminadas las campañas, fue el hecho que se logró un puesto en la ONU, un reconocimiento en el nuevo orden mundial para México, y se formó hasta parte del Consejo de Seguridad, del organismo mundial.

Sobre todo se cambiaron las relaciones con los Estados Unidos, que luego de la revolución mexicana, la invasión de Columbus, y la retórica nacionalista, que el Porfiriato llevó con efectividad como salvaguarda de la soberanía, defensa territorial y apertura a Europa, que casi nos coloca al lado del Káiser, en la primera guerra mundial.

Pero después de la expropiación, la devaluación terrible del peso, el programa socialista de Cárdenas lo hizo girar a buscar otros amigos. Desde la URSS a Alemania Nazi, pasando por la ayuda a los republicanos de España, y el refugio a muchos de ellos huérfanos, o asilados.

Es decir, México no estaba bien parado políticamente en lo exterior. Aislado sería mejor describirlo, pero Manuel Ávila, comprendió el asunto declaró la guerra al eje, luego de 7 barcos hundidos —que eran italianos requisados por el gobierno mexicano— 3 de ellos por probables submarinos de los Estados Unidos y el resto como represalia de Alemania por la alianza en el Golfo de México.

En ese momento previo a la guerra, nada estaba claro de qué serían capaces de hacer los nazis, ni los comunistas, lo que medio rectificaciones políticas de los intelectuales que condenaron las dictaduras fueran comunistas o hitlerianas. Pero por ello se hizo el escuadrón 201, para romper esa inercia y acertaron fue diplomacia y política armada.

Durante su campaña en Luzón, y otros puntos cercanos a Manila, los mexicanos sorprendieron con su valor y aceptaron hacer bombardeo en picado con los Thunderbolt, bastante pesados, poderosos, de gran motor radial, pero en picado alcanzaban la velocidad del sonido, y sacarlos de la inercia era complicado, por el blackout o nocaut de los pilotos que perdían el conocimiento en la vertiginosa picada.

Esta maniobras se hicieron en el inicio de la campaña de Miguel Alemán Váldez, el “obrero de la Patria” en un mitin multitudinario en Veracruz para halagarlo. Los aviadores tuvieron la ocurrencia de hacer el picado para amenizar el mitin, pero el pánico se apoderó de los asistentes que saltaron como en una comedia cómica al mar, o huyeron despavoridos, dado que no era frecuente ver eso, más que en el cine y de hecho norteamericano. Les ganó el miedo, era impresionante verlos.

Miguel Alemán quería sepultar al militarismo mexicano, para iniciar la era de la civilidad en México. Eso marcó que se menospreciara el esfuerzo mexicano durante la guerra, sus aportes fueron exagerados, pero un razonable 3 mil japoneses muertos a 30 mil, por consecuencia de sus ataques con bombas de mil libras —que desequilibraban al avión al lanzarlas, por lo que muchos caían en ese momento— o napalm, que empezaba a usarse en las selvas contra los nipones.

Los mexicanos hicieron casi 800 salidas, participaron y atacaron convoyes de transporte de tropas, incluso ametrallaban como final al bombardeo, fortificaciones selváticas. La guerra aunque breve de mayo a agosto de 1945, los dejó sin 5 pilotos de los mejores, líderes del escuadrón perdidos en combate, por fuego antiaéreo principalmente. Pero el riesgo de volar en el Pacífico, se acentuó dado que los aviones que usaron eran veteranos de guerra, con 3 años de vuelo, por lo que pilotos mexicanos sufrieron, incluso un mecánico que probaba uno de ellos se estrelló, evitando hacerlo en las barracas de los norteamericanos.

Accidentes, disentería, incomodidad extrema, clima tropical, pero finalmente volaron por su cuenta y cumplieron su cometido sorprendieron al mando estadounidense por su capacidad de atacar en picada. Ya no alcanzaron a volar a Okinawa, porque esta batalla generó las dos bombas atómicas, ya por Truman, como presidente, porque su poder operativo se anuló con esas bajas de sus líderes de vuelo. Pero incluso hicieron 5 misiones a Formosa, con enormes riesgos porque regresaban con unas gotas de combustible, y caer en Formosa obligaba a amarizar o aterrizar en una pista de China con solo un minuto para atacar y regresar.

Incluso ni combatir, aunque lo desearon nunca encontraron a los rivales del sol naciente, hacerlo los obligaba a tirar el tanque extra y quedarse obligados a descender en el mar en forma inevitable. Por fortuna los nipones se movilizaron a crear una fuerza aérea que pretendía defender al Japón y dejaron sin aviones la defensa de Filipinas. Manila ya había sido recuperada cuando arribaron.

Su salida al combate y su regreso fue apoteosis nacional, con relatos exagerados muchas veces que los convertían en titanes. Pero lo real, es que soportaron y probaron la guerra con su triste realidad, haciendo más de lo que debían, siendo muchos de ellos descendientes de Madero o de Carranza, de la crema mexicana, con lo que MacArthur los reconoció como valientes y eficientes.

Pero la coyuntura se esfumó muy pronto. Habían terminado los presidentes militares, y ese cambio arrastró el esfuerzo bélico mexicano encarnado en el 201. Por consigna se decidió olvidarlos.

Muchos de ellos volaron aviones presidenciales, o del secretario de la defensa, y un grupo numeroso se fue a Aeroméxico, fundada en 1934, recibieron medallas de Estados Unidos, de Filipinas, y condecoraciones militares nacionales, pero tan eufórica fue su gloria, como rápida su caída al olvido por el poder.

Hablar de ellos, se volvió con el silencio en tabú, como si hubiera algo que ocultar penoso. No hay tal, es nuestra defectuosa historia de bronce.

México cambió en el momento de Alemán, se industrializó y abrió las bases del desarrollo estabilizador, así como crecían las ciudades, el cine de oro, y a la par la clase media como núcleo real de los mexicanos, lo que cimentó la creación de las instituciones que hoy sobreviven como el IMSS, ISSSTE, la universidad pública y tecnológica, la SRA, la Secretaría de Agricultura, y Financieras Nacionales aplicadas al agro y al desarrollo, incluso llegó el Infonavit, con Echeverría y muchos organismos de rendición de cuentas, hoy desaparecidos, aunque nunca hicieron tómbolas para elegir jueces, como ahora.

Los militares que saldrían de su cuartel, primero con Calderón y Peña Nieto para la lucha contra el crimen organizado, había dado las batallas contra la subversión comunista, contra la guerrilla, pero su papel se acentuaría hasta el 2018 en que volvieron a ser una corporación económica, la espina vertebral de sostén del gobierno, y participar de grandes beneficios en aeropuertos, trenes, aduanas, etc. pero no es para lo que fueron convocados, sino para la defensa del orden constitucional y las instituciones.

Es decir, se esperaría que la 4T hubiera rescatado a los aguiluchos mexicanos, héroes de la segunda guerra, pero increíblemente los omitieron para dedicarse a la mitología prehispánica, con la idea de menospreciar la colonia y la civilización llegada de Europa y España y exigir un perdón 500 años después.

Los aguiluchos muertos en acción fueron 5, aunque se perdieron más vidas en servicio siempre y cayeron un total de 14 aparatos de los 30 que les dotaron, por los accidentes y fallas mecánicas y lo difícil que era volar en el inmenso mar. Lo cierto es que en la coyuntura esos pilotos y personal militar cumplieron con su deber con creces, y les dieron a México un lugar al lado de los ganadores de la segunda guerra, alineándose con los países de Occidente y aprovechando para replantear una alianza con los norteamericanos que se prolongaría hasta Kennedy, con la Alianza para el Progreso y otros programas asistenciales y económicos y otro orden en México.

Eso, le dio a México sustento para sobrevivir al cambio después de la segunda guerra. No fueron causantes de un cambio estratégico de la guerra, se manifestó en cifras sorprendentes porque los aliados perdieron cientos de barcos en el Pacífico o en el Atlántico, y simplemente del P47 se derribaron casi 4 mil en la guerra en Europa o en el Pacífico, de 11 mil construidos, pero si participaron y asentaron que México estaba con las democracias, no las dictaduras de entonces, eran construidos o puestos a punto por mujeres que eran las primeras en volarlos, ante el asombro de los Gallitos mexicanos que los recibieron de sus manos

Caídos en acción: Pablo Rivas Martínez, 2do. Comandante; Fausto Vega Santander Escuadra B, de la C: Héctor Espinoza Galván, y José Espinoza Fuentes. Mario Rivas Portillo, de la escuadra D. Comandante mexicano: Antonio Cárdenas Rodríguez, condecorado por tres países y por el mismo MacArthur, en Japón.

La obra del historiador Gustavo Vázquez Lozano, “Los últimos héroes. La historia no contada del Escuadrón 201” de Editorial Debate, presenta listas completas de la fuerza expedicionaria y mil detalles de la aventura, hasta su olvido silencioso y la burla final de malos mexicanos que no comprendieron su esfuerzo y que muerden a los héroes. Pero la verdad flota y rescata su memoria.