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Ustedes los ricos y la falsa austeridad 

EDITORIAL

En el año 63 a.C. el general Julio César tuvo que rechazar a su esposa Pompeya por un escándalo donde se vio inmiscuida, pero a la postre se demostró que no tenía culpa. Sin embargo, César mantuvo su rechazo y lo justificó con la famosa frase: “La mujer de César no solo debe ser honrada, además debe parecerlo”. Sin duda que las apariencias dicen más que las palabras, recordando lo que decía don Jesús Reyes Heroles, que en política la forma es fondo. Y esto lo están viviendo en este momento en la 4T, porque sus militantes ya no aguantaron el ocultar sus privilegios y lujos y ahora no se cuidan y se exhiben sin pudor mostrando lo que a lo largo de sus trayectorias políticas han acumulado. En pocas palabras está aflorando el gen recesivo de su origen priista, lo que los hace que en muchos casos tengan impulsos compulsivos por atesorar riquezas. No en balde nacieron y se formaron bajo el esquema que decía Carlos Hank González, que un político pobre era un pobre político.

En el sexenio anterior se cuidaron en parte las apariencias. Cosa que no sucede actualmente. Sin duda era por el liderazgo y el temor al juicio público del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Pero ahora, ante un discutido liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum, sus colaboradores no atienden regaños. Ya van seis veces que la mandataria envía el mensaje de que el poder debe ejercerse con humildad, que los gobernantes deben vivir en la justa medianía, pero en lugar de responder a esta llamada de atención con una nueva actitud, el partido Morena vive una crisis peligrosa, porque sus militantes, sobre todo la clase dirigente, se está exhibiendo y mostrando que la palabra “austeridad” solo es una simple retórica que se usa para engañar a seguidores y simpatizantes. Muchos no creen en este discurso, pero fingen que lo aceptan para evitar perder sus pequeños privilegios a través de los programas sociales. 

Lo que hemos visto en los últimos días, viajes a todo lujo a Europa y Asia de altos dirigentes del partido y funcionarios emanados de Morena, así como la ostentación de relojes, joyas y licores de gran gama. De acuerdo con una nota del periódico El Universal: “El coordinador de la bancada de Morena en el Senado de la República, Adán Augusto López Hernández, ha ostentado un reloj Patek Phillipe, de más de un millón 200 mil pesos. La senadora Sasil de León a su vez es fanática de las pulseras de oro de diseñador de alta gama de las marcas Van Cleef & Arpels, Cartier y Tiffany, con valor, en conjunto, de 832 mil pesos. También resalta la botella de whisky The Macallan 25 años, de 60 mil pesos, del coordinador de los diputados de Morena, Ricardo Monreal, y el vuelo a París en clase Premier del presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, de 102 mil pesos. Asimismo, los constantes viajes a Madrid del coordinador de Operación Política de los diputados de Morena, Pedro Haces, o los vuelos en helicóptero del propio Haces y Monreal que fueron suspendidos tras la reprimenda de la presidenta Claudia Sheinbaum”. Esto, por más que quieran justificarse de que lo adquieren de sus recursos, no se ajusta para nada a la justa medianía y a la pobreza republicana. 

Los regaños de la dirigente de Morena, Luisa María Alcalde, también es una voz que clama en el desierto. A pesar de que les ha dicho desde tribuna y en entrevista a medios que: “Todos los dirigentes de Morena y los representantes populares de Morena debemos actuar siempre con el ejemplo. Y eso significa adoptar en la vida cotidiana, pública y privada, las máximas juaristas que son dos: una, vivir en la justa medianía y, dos, entender que el poder es humildad”. Además, un mucho desesperada, desde Querétaro señaló que los viajes no están prohibidos; sin embargo, dijo que se deben evitar lujos como ropa de alta gama, joyas y relojes caros. “No se debe hacer por congruencia, porque es contrario a la justa medianía”. Todo esto se va a la cloaca cuando aparece un Gerardo Fernández Noroña para cuestionar las críticas y exigir que le digan que es un lujo. Cínicamente pide que les den una lista de los hoteles que los dirigentes y funcionarios de Morena pueden usar.  Una forma de reírse de las llamadas de atención. Y para terminar de justificarse y no aceptar lo que en su momento dijo López Obrador, tuvo el cinismo de decir que nunca fue su amigo. Solo un compañero de lucha. 

De acuerdo con la nota de El Universal, a su llegada a la dirigencia de Morena, Luisa María Alcalde intentó imponer lineamientos de conducta para los militantes y dirigentes del partido, señalando que: “quien aspire a representar a Morena debe practicar la austeridad republicana como forma de vida y principio de acción pública, conducirse con sobriedad y sin ostentaciones, y ejercer el poder con honestidad, humildad, sencillez y vocación de servir”. Hay señalamientos precisos, como el no realizar viajes aéreos en primera clase. Pero parece que esto fue escrito solo para que quedara en el papel.

El analista Jorge Castañeda hace un comentario lapidario al expresar que “Y si el régimen ostenta una llamada narrativa de austeridad, rápidamente saldrá el peine (bien cochino) de los excesos de seres humanos de carne y hueso. Pedro Haces es muy rico; le encantan las fiestas opulentas. Ricardo Monreal es su amigo, y le encanta asistir a sus fiestas, en el Ajusco, el St. Regis o las afueras de Madrid. Sólo se tornó reprobable su actuación si previamente se exaltó la modestia y el ascetismo de un movimiento compuesto por personas que no son franciscanas. Lo mismo sucede con Fernández Noroña, o con los relojes de Adán Augusto López, o las parrandas italianas de los Yunes”.

Al PRI le tomó años entrar al tobogán de la corrupción abierta y manifiesta. A los panistas fueron dos sexenios. Salvo en algunos estados como Sonora, donde el padrecismo mostró no el cobre sino la plata en menos de seis años. Ahora a Morena le está tomando un sexenio para mostrar su verdadero rostro que no es precisamente el que señala la justa medianía y la pobreza franciscana. Y ahora, no solo no les importa ser ni parecer. Aprovechan que la justicia se volvió ciega y sorda. Quizá no sea ilegal porque no hay forma de acusarlos. Pero sí inmoral.  No se olviden de la mujer del César.