Adiós al Día del Presidente

EDITORIAL
Este 01 de septiembre la presidenta Claudia Sheinbaum presentará su primer informe de gobierno y como es costumbre en los últimos sexenios se cumplirá con el protocolo de que un funcionario entregue el documento en la Cámara de Diputados en su representación, con esto se evitará ser blanco de confrontaciones y de improperios de parte de la oposición. Además ya no se usa que algún legislador le responda al presidente en turno, evitando otro mal momento con interpelaciones agresivas. La ceremonia del discurso oficial será a puertas cerradas con control de invitaciones en la explanada de Palacio Nacional.
Este informe presidencial ha tenido sus altibajos. Antes era llamado el Día del Presidente, porque permitía que se luciera el mandatario. Tenía dos ceremonias de lujo imperial. Primero, el traslado de palacio al recinto legislativo en carro descapotable, con vallas de miles de acarreados, además de lluvias de confetis. Tras dar lectura al documento que luego de manera solemne recibían los legisladores, venía la ceremonia del besamanos. Esta servía de termómetro político, porque de acuerdo al trato que daba el presidente a sus invitados se sabía cómo estaban en el ánimo presidencial. Si tenían futuro o estaban destinados al destierro político y por lo mismo electoral.
Un diputado oficialista era escogido para que respondiera el discurso y documento presidencial. Desde luego que ese discurso era revisado por la oficina de la presidencia para evitar sorpresas, como lo que sucedió con el diputado sonorense Herminio Ahumada, quien le tocó el 01 de septiembre de 1944 responder al informe presidencial de Manuel Ávila Camacho. Y lo hizo con críticas encendidas y no esperadas por la cúpula del poder. De acuerdo a las crónicas de la época “El diputado Ahumada denunció el efecto perjudicial del poder exagerado del Partido de la Revolución Mexicana (PRM), la corrupción de los procesos electorales, el fraude y la manipulación