Antiguos panteones bajo la ciudad

Por Gerardo Moreno Valenzuela
Conforme Hermosillo fue creciendo y se convertía en ciudad, fue requiriendo panteones cada vez más grandes y amplios para poder sepultar a todos los ciudadanos que iban falleciendo; hoy algunos de ellos se convirtieron en iglesias, parques o escuelas, y están en zonas que seguramente la gente camina y visita sin problema, sin saber que debajo había un camposanto donde sepultaban a los hermosillenses.
El cronista de Hermosillo, Ignacio Lagarda Lagarda, explicó que el primer cementerio de Hermosillo se ubicó en los terrenos atrás de donde ahora está la Catedral Metropolitana de Nuestra Señora de la Asunción, incluso cuando comenzó su construcción con adobes, se desenterraron cruces de hierro y huesos de las antiguas tumbas.
“El primer cementerio de la ciudad estaba allá en donde hoy está Catedral. Allí enterraban en aquellos años, polkos y pobres, de todo; cuando empezaron a fabricar con adobes y mezquites la iglesia, sacaron hierros retorcidos de cruces y huesos de los allí enterrados. Quién iba a imaginar que aquí estaría esta hermosa Catedral”.
Para los años 1800, fue necesario mover el panteón y se usó el terreno que se ubicaba a las orillas de la calle Yáñez y lo que actualmente sería la calle Plutarco Elías Calles, desde la Morelia hasta la Monterrey, exactamente donde se localiza el parque y la Escuela Leona Vicario.
“Fue allá por el año de 1800 en el Barrio de la Chicharra, precisamente en la Escuela para Niñas, allí estuvo localizado un cementerio que al saturarse tuvieron que trasladar más a las orillas, no nos tocó ver crecer tan rápido a la ciudad, pero de repente ya estaba más alejados del centro”.
Para los años 1835 y 1836, las autoridades implementaron un panteón por rumbos de la “galletería”, sobre la Calle Ramírez, ese cementerio de la ciudad duró poco tiempo en lo que se conseguía un lugar más adecuado hacia la zona centro.
En 1884 se fabricó un lugar decente y más cercano a los vecinos de la ciudad de Hermosillo, se trató del cementerio ubicando en lo que actualmente es el Jardín Juárez, precisamente en mero centro de Hermosillo y que por muchos años sirvió para sepultar a las víctimas que dejó la pandemia de la fiebre amarilla.
“Las actuales generaciones ni se imaginan que este lugar, tan agradable y arbolado, tan lleno de vida, con tanto comercio y que en algún tiempo fue el ombligo de Hermosillo, con sus refresquerías, cines y sobre todo la cercanía con la Estación del Ferrocarril, fue el destino final de muchos hermosillenses que allí encontraron su eterno descanso”.
El 22 de marzo de 1916, el general Plutarco Elías Calles ordenó clausurar el panteón del Jardín Juárez y utilizar ahora un predio situado entre las calles Nuevo León y Zacatecas y entre las calles Matamoros y Juárez. Donde se trasladaron muchos de los cuerpos del Jardín Juárez.
Este panteón estaba donde actualmente están los edificios de Bomberos, la Comandancia Centro de la Policía Municipal, las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad y la Universidad Tecnológica de la misma CFE. Posteriormente este camposanto fue conocido como “Panteón viejo”.
“Para el año de 1919, este recinto se encontraba completamente lleno, ya no se podía llevar a cabo un sepelio más, con los difuntos causados por la fiebre amarilla que se trajeron del Jardín Juárez y los de la viruela de 1913, el lugar se saturó, siendo necesario trasladar cuerpos al nuevo panteón que se inauguró el día primero de enero de 1920, localizado en la calle Yáñez”.
Este cementerio se le puso el nombre de “panteón San Agustín”, pero se le comenzó a llamar “panteón nuevo”, pero ahora se le conoce como Panteón Yáñez:
“El arco de este panteón se empezó a construir a la altura de la calle Aguascalientes, pero debido a la cercanía ya manifiesta con las orillas de la ciudad, por órdenes del Sr. Don Adolfo De La Huerta, Gobernador del Estado, se cambió la construcción hasta el lugar que hoy conocemos. Dejaron abandonados montones de ladrillo que los vecinos de inmediato decomisaron”.
Fue hasta el mes de noviembre en que se dotó al Panteón de agua potable, jalando la tubería del troncal localizado en la Escuela Cruz Gálvez. El arco en la parte de adentro tenía dos anuncios: en la parte derecha el de la Agencia Funeraria de don Carlos M. Calleja y el de la izquierda un anuncio de Don Rafael C. Romero, fabricante de lápidas.
Panteones actuales
Para el año 1971 se construyó por el bulevar Antonio Quiroga, al poniente de la ciudad el nuevo panteón, que por muchos años se le llamó “De las Manitas”, porque en su entrada tenía unas manos juntas, sin embargo, actualmente se le llama simplemente Panteón Municipal de Hermosillo.
Hasta estos momentos sigue siendo el panteón activo de la ciudad, aunque se han desarrollado proyectos para construir un nuevo cementerio para la zona del Parque Industrial. También, a partir de los años 80´s se comenzaron a construir y hacerse cada vez más famosos camposantos particulares, algunos de ellos ubicados para la salida a Bahía de Kino.
Al momento siguen activos los panteones del Palo Verde, La Manga, Ejido la Yesca, el Panteón Yánez, el cual se busca convertirse en un pulmón de la ciudad con un campo polinizador, y aún sigue abierto el panteón del Quiroga.



