Aumenta robo de identidad en Sonora

Blanca Alicia Rosas López, subdelegada de la Región Norte de la Condusef, da a conocer que en 2017 registraron 47 casos de un delito cuyo daño colateral puede afectar de por vida a la víctima
Por Imanol Caneyada
El fraude a clientes de instituciones financieras existe desde que se crearon éstas, pero ha evolucionado a medida que lo hace la tecnología que las propias instituciones financieras ponen al alcance de los usuarios.
Del clásico fraude de falsificar un cheque al robo de identidad, pasando por la clonación de tarjetas, el vishing, el trushing, el smishing, el phishing, etcétera, los usuario de los bancos están expuestos más que nunca a un serio daño a su patrimonio, asegura la subdelegada de la Región Norte de la Condusef, Blanca Alicia Rosas López, quien todos los días debe atender a víctimas de toda clase de estafas.
En esta perversa evolución del fraude, en lo más alto se encuentra el robo de identidad, afirma la entrevistada, una modalidad de fraude cuyos daños colaterales pueden afectar de por vida a la víctima.
En 2017, la Condusef en Sonora atendió 47 casos.
Rosas López define este delito como la sustracción sin consentimiento de los datos personales de un individuo, es decir: nombre, teléfono, domicilio, fotografías, huellas dactilares, números de licencia y de seguridad social.
El delincuente, explica la funcionaria, con estos datos usurpa la identidad de la víctima a través de la elaboración de una falsa credencial de elector o un acta de nacimiento, y en nombre de esta personalidad robada, solicita créditos automotrices, personales, tarjetas de crédito sin que la víctima tenga conocimiento.
Normalmente, agrega la subdelegada, es hasta que el estafado va a solicitar un crédito que descubre que su nombre figura en el Buró de Crédito con un historial que le impide hacer cualquier trámite ante una institución financiera.
Las consecuencias suelen ser devastadoras, confiesa la entrevistada, quien conoce casos de personas que enfrentan créditos sin pagar por dos o tres automóviles y varias tarjetas de crédito al límite.

Ante la ola de fraudes, Blanca Alicia Rosas, subdelegada de Conducef, recomienda ser precavidos, no confiar, así como educarnos financiera y tecnológicamente.
Blanca Alicia Rosas explica que en Sonora han detectado un patrón en el robo de identidad; en 2017 afectó primero a un grupo de médicos del IMSS; posteriormente se trató de un grupo de maestros.
También han atendido casos aislados, como empresarios de la construcción que han perdido licitaciones de obra por su récord negativo en el Buró de Crédito, un récord que propició alguien que les usurpó la identidad.
La subdelegada de la Condusef aclara que en el casi cien por ciento de los casos logran demostrar ante las instituciones financieras que otorgaron los créditos que se trató de un robo de identidad y consiguen que desaparezca el historial crediticio de la víctima.
El problema, agrega, es que en la mayoría de los casos los afectados no le dan seguimiento a la denuncia ante la Fiscalía General del Estado, por lo que rara vez detienen a los estafadores y meses después, cuando todo se ha calmado, vuelven a ser víctimas de robo de identidad.
La responsable de la Condusef en Sonora explica que son una oficina con muy pocos recursos humanos (cinco personas en total) y materiales que deben atender a miles de clientes inconformes con las instituciones financieras o víctimas de fraude.
La exigencia por parte de la ciudadanía es mucha, al igual que la exigencia en los resultados al interior de la propia Condusef.
El quejoso pretende que la Condusef le solucione todos los problemas, pero no tiene el mismo nivel de exigencia con otras dependencias, como la Fiscalía y la Profeco, que también tienen responsabilidades en el asunto de las estafas.
En ese sentido, agrega la entrevistada, las competencias de la institución que encabeza son muy claras y están delimitadas por la ley.
La Condusef no investiga, no persigue a delincuentes ni promueve juicios; sus funciones son conciliatorias, es un puente entre el cliente y la institución financiera para que lleguen a un acuerdo de buena fe.
Si este acuerdo no se da, si la discordia va a los juzgados, la Condusef ya no tiene facultades.
Falta educación financiera y tecnológica
Para la representante de la Condusef en Sonora, la falta de educación financiera y tecnológica nos vuelve especialmente vulnerables a los fraudes y las estafas.
Los hackers, los estafadores, siempre van un paso por delante de las instituciones financieras y de las medidas de seguridad que implementan para protección del cliente.
Pone como ejemplo la clonación de tarjetas de débito y crédito, que hasta el 2015 fue una de las mayores causas de fraude a cuentahabientes.
Los bancos reaccionaron eliminando la banda magnética e implementando el chip. La clonación de tarjetas disminuyó pero aparecieron otras formas de fraude a través del internet o el teléfono.
Ante esto, explica la entrevistada, la mejor manera de prevenir es educarnos financiera y tecnológicamente, ser precavidos y no confiar.
La idea que aún perdura entre los usuarios de los bancos de que la institución va a proteger nuestro dinero ya no aplica, somos nosotros los que tenemos que protegerlo, insiste Rosas López.
Pone como ejemplo el hecho de que en el contrato que firmamos con el banco cuando adquirimos una tarjeta de débito o crédito, queda especificado que es responsabilidad del cliente la conservación y cuidado de las claves NIP.
Por eso, cuando la víctima de un fraude llega a la Condusef para exigirle al banco que le reponga la cantidad defraudada, se encuentra, sin saberlo, que por ley la institución financiera no está obligada a ello, si lo hace, será voluntariamente.
A ciertos clientes les reponen el dinero, a otros no, a criterio del banco.
La Condusef lo que intenta es conciliar entre ambas partes y que el banco acceda; en 2017 lo lograron en 55% de los casos, un cinco por ciento más que el año anterior.
La banca, continúa la subdelegada, se ha despersonalizado, ahora ya no nos atiende el ejecutivo de cuenta al que conocíamos y nos conocía. La mayor parte del tiempo nos enfrentamos a máquinas y grabaciones de voz.
El desconocimiento tecnológico de muchos usuarios los convierte en fáciles víctimas de los estafadores.
Es el caso de los usuarios de los cajeros automáticos, muchos de los cuales no saben cómo funcionan y permiten que un extraño los ayude; en un santiamén les cambian la tarjeta y en el cajero automático de a un lado, delante de la víctima, están vaciando su cuenta y aceptando créditos que la propia institución ofrece por esta vía.
Por todo ello, la subdelegada de la Condusef insiste en la necesidad de una educación financiera que nos lleve a leer los contratos con detenimiento, a revisar nuestros estados de cuenta constantemente, a exigir al banco estos estados de cuenta, a no aceptar créditos alegremente, a pedir asesoría, la cual, de forma gratuita, pueden recibir en la propia Condusef.
Y recomienda ser desconfiados, tener mucho cuidado en las compras que hacemos por Internet, asegurándonos que sean sitios seguros.
No dar ningún tipo de información personal por teléfono o por correo electrónico, romper en pedazos estados de cuenta, recibos de luz, copias de identificación antes de tirarlos a la basura.
No aceptar ayuda de desconocidos en los cajeros automáticos o en las salidas de los bancos.
Es nuestro dinero, insiste, nosotros somos responsables de él y debemos cuidarlo.
De esta forma, tal vez, este año podrán disminuir las 5,337 reclamaciones que la Condusef atendió en Sonora durante 2017.