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Aún no han dado el Santiago pero ya arrancaron

Varios que pretenden contender en las elecciones venideras y que actualmente ocupan una posición electoral, han resultado verdaderos maestros en el arte de brincar de una a otra posición, chapulines les dicen

Por Feliciano J. Espriella

Evidentemente la carrera para buscar nominaciones políticas con miras al 2018 ya inició. Los que más o los que menos entre quiénes anhelan sacrificarse por su pueblo como mínimo otros tres añitos, muestran signos que denotan sus aspiraciones.

En las últimas semanas se ha disparado la presencia en público de quienes se sabe pretenden contender en los próximos comicios. Tal vez no todos, pero sí la mayoría; amén de que muchos de los presidentes municipales, legisladores y regidores electos en las elecciones anteriores han procurado estar muy visibles tanto física como mediáticamente desde que iniciaron sus períodos o mandatos, así como también los directivos y colaboradores de partidos políticos. Ello con evidentes tintes de promoción política personal.

Habrá que sumar a los anteriores los suspirantes que no ostentan cargos públicos, como son los ignorados que no alcanzaron a contender en la elección anterior, los que sí contendieron pero fueron derrotados y los que pretenden incursionar por primera ocasión en el alucinante mundillo de la política.

Aunque todos ellos de distintas maneras eluden la legislación electoral, los primeros tienen el agravante de que viven, y la gran mayoría viven muy bien, del erario. O séase, a nuestras costillas.

En este contexto, seguramente en breve empezará el surgimiento de nuevas fundaciones pseudo altruistas o la reactivación de algunas que se pusieron en stand by apenas terminó el proceso electoral pasado. También empezaremos a ver la promoción masiva y extensiva de medios de comunicación, especialmente revistas, en las que en la portada de la edición que promueven aparece la figura o el rostro ‘fotoshopiado’ de algún preca. Dos de las muchas burdas maneras en las que se violentan las leyes electoras, de las que incluso llega a suceder que algunos de ellos participaron en su promulgación.

De liana en liana o como chapulines, brincando de un puesto a otro

Varios de quienes pretenden contender en las elecciones venideras y que actualmente ocupan una posición electoral, han resultado verdaderos maestros en el arte de brincar de una a otra posición, chapulines les dicen. Han venido saltando de liana en liana algunos durante décadas. Empezaron como modestos regidores, luego diputados locales desde donde saltaron a una diputación federal, o al Senado, o a alguna presidencia municipal e incluso a veces hasta han vuelto a una regiduría. Lo que caiga, con tal de seguir pegados a la ubre presupuestal.

Lo más deleznable de esta práctica política, es que un gran porcentaje de quienes fueron electos para un equis período, es que nunca lo terminan. Electos para tres años, en esta praxis política, en realidad desempeñan su cometido (quienes lo hacen, porque hay algunos que se la pasan nadando de muertito todo el período) las dos terceras partes a las que se comprometieron.

Leyes anti chapulines

En algunas entidades del país se han promulgado leyes conocidas como anti chapulines, mediante las cuales se prohíbe expresamente a quien ostenta un cargo de elección, dejarlo para ir en busaca de otro antes de concluir el plazo del actual.  Baja California y Chihuahua son algunos de los estados en los que se legisló para evitar que los políticos dejaran de utilizar los puestos de elección popular solamente como trampolines para puestos mayores, o hasta menores.

En los antecedentes de la Ley Anti chapulín en Chihuahua, los diputados que la aprobaron, textualmente asentaron:

El objeto de la presente ley tiene el propósito de evitar que los políticos oportunistas e irresponsables usen sus cargos para estar saltando de un puesto a otro, sin terminar sus periodos, sin cumplir las encomiendas para que fueron electos. Y evitar que todos los recomendados se “enquisten” en el poder y se la pasen “sirviéndose del presupuesto”.

Más claro ni el agua.

Aquí en Sonora se hizo lo contrario, se promulgó una “Ley Chapulín”, mediante la cual se allanó el camino para que los diputados federales y los senadores pudieran competir por una curul en el Congreso Local.

Argumentaron, quienes en su tiempo estuvieron a favor de la medida, que eso profesionalizaría el trabajo legislativo y que si algún diputado federal o senador deseaba “seguir sacrificándose” por el pueblo, tendría que ser muy cumplido en los compromisos que hiciera para que le otorguen el voto y pudiera brincar de la legislatura federal a la local.

Eso en buen castellano se podría definir como “armando lianas”, desde las cuales podrán seguir de salto en salto, tema en el cual algunos de nuestros políticos han resultado verdaderos maestros.

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.