BASIABAMPO

Un poblado del Mayo rico en tradición, pero en el umbral de la extinción
Por Rodrigo Gutiérrez Mendívil
Cerca de 200 años de historia, están a punto de desaparecer en este poblado de la región del mayo, de 8,840 hectáreas, que comprende áreas de cultivo, ranchos ganaderos, 5 norias y 3 pozos y unas cuantas casas habitadas por 10 familias, se ubica al sur de Sonora y corresponde al municipio de Navojoa
Con tristeza visible en sus ojos y añorando la década de los 60s, Francisco Valdés “el Panchón” recuerda los tiempos de bonanza cuando se hacían carreras de caballos, era todo” un fiestón” pues venían corredores de todo el valle del mayo, eran días de mucha alegría, cuando había dinero y muchas familias aquí en el rancho.
Ahora, con su rostro serio, adusto, dañado por el polvo y el sol, nos dice el Panchón: «te puedo contar las familias que vivimos aquí, no caben en los dedos de mis manos». La mayoría son parejas de personas mayores: Concepción Pacheco y Juan Campoy, Lupe Tobi y señora Balvanera Higuera, Licha Ruiz, Eraclio Rojas, Alicia y su hijo Marcos Rojas, Fortunato López Cota y Leonor López, Josefina Espinoza y Francisco Valdés Fino, también viven en este lugar Jesús y Francisco Valdés al igual que José Valenzuela.
Este pueblo en vías de extinción a pesar de contar con iglesia, escuela, centro de salud (por supuesto abandonados), no hay luz eléctrica, ni agua potable, no es atractivo para vivir, el gobierno no se ha preocupado por apoyar y hacer que surja de nuevo como pueblo ganadero y agrícola.
En este lugar subterráneamente si hay agua, es decir si técnicamente se brindara atención, tal vez alguna esperanza de generar mejoría económica pudiera darse para los habitantes del rancho Basiabampo, nos dice la señora Josefina Espinoza.
Basiabampo quiere decir “sobrantes en el agua o rebalses en el agua”, es famoso también por el corrido «Los Amarradores”, donde relatan la historia de una banda que se dedicaban a robar ganado, por toda esa región del mayo en 1959, este tema a muchas personas de este pueblo no les agrada, sin embargo, lo que si gusta es la mención del bonito rancho Basiabampo.
En relación a los amarradores se han tejido muchas historias, por ejemplo, la señora María Jesús Mendívil vecina de Agua Blanca —poblado continuo a Basiabampo— recuerda que, en aquellos años, los amarradores llegaban a este lugar y les repartían a las familias, buenas cantidades de carne que llevaban en una tonelada (troque de redilas).
Por supuesto los fiestones con música de banda, cerveza y mezcal no podían faltar, como aquella ocasión cuando se casaron don Ramón Valdez y Rosita Mendívil, el padrino fue Chicorón Moroyoqui, esa vez se adornó con arcos de flores la entrada al pueblo, y el cruce del arroyo, para llegar al lugar de la fiesta, el festejo duró dos días.
Además de las pocas familias que aún viven en este rancho, y el famoso corrido de los 3 amarradores, interpretados por la Banda del Sol y Los Zultanes del Norte, también es bueno reconocer algo bueno de este lugar y son las riquísimas panelas elaboradas por la familia Campoy Pacheco, acompañadas con nutritivas tortillas de maseca elaboradas por la señora Fina Espinoza.
Así como esta comunidad del Mayo, en Sonora existen cientos de poblados que, pese a su rica historia y tradición, hoy están en riesgo.