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Caridad y atención

Los vecinos de colonias del norte de Hermosillo se organizan y brindan algo más que su tiempo para ayudar a niños.

Centros comunitarios San Leonardo y Divina Providencia de Las Ladrilleras 

 

Por Danitza González

La pobreza es un problema que afecta a miles de familias en Sonora. Hermosillo acumula una gran cantidad de personas que requieren apoyo educativo, alimentación y de atención social, para tratar de aportar un granito de arena en la atención de estas personas, particularmente niños y niñas, es que se creó el “Centro Educativo Leonardo Murialdo”.

Instalado en la colonia “Las Ladrilleras”, ubicada al norponiente de la Capital de Sonora, este centro se fundó en 1992, pero desde el 2002 se trasformó en un espacio para atender a niños, niñas, adolescentes y jóvenes en una alianza con otra institución similar, “El Centro Educativo Divina Providencia”, que se ubica por las calles Chaparral y Mirador, en una invasión al norte de Hermosillo.

De lunes a viernes, los Centros Educativos abren sus puertas a niñas y niños en donde las carencias económicas no son las únicas presentes en su vida.

Cada niño tiene su historia, desafortunadamente en su mayoría son de familias disfuncionales, en donde por su posición, algunos carecen de atención y no reciben muestras de afecto, por lo que los colaboradores tienen muy presente este tipo de situaciones, y se ofrece un espacio para que desarrollen todas las áreas constitutivas de su ser a través de programas para dar respuestas a sus necesidades, como el apoyo en sus tareas escolares, desarrollo físico con deportes y alimentos cada mañana y por las tardes, actividades culturales-artísticas y, sobre todo: crecer en su dimensión psico-afectiva y religiosa.

En la parte religiosa, el modelo es la figura de San Leonardo Murialdo, un sacerdote que se preocupó por el desarrollo de los niños y jóvenes marginados, aquellos que se encuentran en situación de calle.

 

Jugar, aprender y rezar

Este Santo tenía a su cargo un centro de apoyo donde albergaba a menores en situación venerable. Hoy los “Josefinos” de Murialdo continúan y siguen su ejemplo de amor hacia esos pequeños en las instituciones que manejan y administran.

Se trata de Centros Juveniles, colegios, casa-hogar, parroquias, misiones y que se distribuyen por todas partes del mundo, pero con énfasis en regiones de África, América Latina y Europa; operando bajo el concepto: “Jugar, aprender y rezar”.

En materia de “aprender” va todo lo relacionado a la educación y también a lo cultural, en el jugar son todos los momentos que se viven en el centro día a día donde el único propósito es que los niños encuentren un lugar seguro y de paz.

Ramoncita Valdez Ramírez, es una servidora de este centro que tiene como labor buscar bienhechores y padrinos que ayuden a sustentar el desayuno y la comida que se les ofrece alrededor de 200 niños a diario, ella comenzó su vocación por servir a la gente más necesitada hace más de 30 años y sigue firme en su labor de ayudar.

Actualmente se cuenta con un equipo de servidores que se encargan diariamente de todo lo relacionado en los centros, muchas de estas servidoras son mamás de algunos niños apoyan para realizar y servir la comida que se les brinda cada día y en lo relacionado a las labores de limpieza.

 

Piden ayuda de los hermosillenses

La sociedad, puede apoyar con artículos no perecederos, también apadrinando a un niño, con una cantidad módica de manera semanal o mensual según sus posibilidades, si existe interés se invita a acercarse a las oficinas de cualquiera de los centros educativos, puede encontrar información de manera directa o consultar su página de Facebook: Patronato Centro Leonardo Murialdo A.C.

Valdez Ramírez señala que, “El que no vive para servir, no sirve para vivir”. Frase de Teresa de Calcuta. También menciona que “No se necesita ser maestro para que enseñes algo en la vida”, ella invita a los ciudadanos a participar de esta actividad: “si están interesados en formar parte de esta hermosa labor pueden acercarse y brindar sus conocimientos de manera voluntaria, ya sea enseñando algún idioma, clases de baile, de canto, enseñar a tocar algún instrumento o apoyar en la regularización de su educación”.

La mayoría de niños tienen dificultades para leer, escribir, hay mucha deficiencia en la lectura, por ello es que se les brinda apoyo en ese tipo de actividades para ayudarlos a regularizarse y a la par se les ofrece clase de valores para que crezcan con amor en sus vidas, responsabilidad y sobre todo respeto.

En estos momentos, las necesidades urgentes son: conseguir un congelador con valor aproximado de $20,00 pesos y llaves para lava trastes.

También cada mes con apoyo de los bienhechores se trata de realizar alguna salida recreativa para los niños como visitar algún parque o lugar especial, algún paseo fuera de la ciudad, donde puedan disfrutar y pasar un momento agradable al lado de sus compañeros y servidores.