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Claudia será gobernadora

Por Feliciano J. Espriella/

La mujer sonorense no cree en la mujer. Es tiempo que llegue ya alguien que no sólo se los diga, que sea un vivo ejemplo de que la mujer sonorense no sólo es muy talentosa, sino que también es capaz de asumir todo tipo de responsabilidades

No tengo la menor duda, Claudia Pavlovich Arellano será gobernadora del estado, y creo que una gran gobernadora. Será la respuesta lógica a las necesidades actuales de una entidad que quiere emerger con fuerza pero también con dignidad.

Lo que no sé es cuándo será. Tal vez en 2015, en 2021 o en 2027, pero si algo necesita un estado tan golpeado como el nuestro, es que lo guíe alguien que garantice el respeto y el decoro de la población y que además lo haga con probidad y eficiencia.

Algunos gobernantes han creído que basta con desarrollar económicamente a una entidad para que la gente se sienta complacida con su actuación. Es muy importante pero no suficiente y los hechos lo corroboran. La anterior administración estatal logró después de varias décadas de franca atonía muy buenos números en materia económica, sin embargo, la evaluación final que se manifiesta en las urnas reprobó acremente al sexenio de Eduardo Bours.

En esta administración, seguramente que los mayores logros se han dado también en el tema económico. Nadie regatea los avances en este sentido que se vienen dando en los últimos años. Pero, la calificación reprobatoria que se le han dado en los últimos sondeos de opinión al gobernador Guillermo Padrés reflejan rechazo, desaliento y decepción de una población que buscó en la transición un cambio y encontró no más, muchísimo más de lo mismo. Más prepotencia, más impunidad y más corrupción.

Además de contar con los atributos que se requieren para gobernar un Estado de la importancia y complejidad del nuestro, Claudia responde a las necesidades actuales de Sonora en dos temas torales:

1. Honestidad.

Se ha señalado a la actual administración estatal desde hace ya varios años, casi desde sus inicios, como una de las más corruptas que haya dirigido al estado. Se han aportado muchas evidencias en ese sentido y se han exhibido a una buena cantidad de “servidores públicos” que nadan en la opulencia, cuando su situación patrimonial oscilaba hace cinco años en los linderos de la inopia.

Claudia Pavlovich ha estado en posiciones que le hubieran permitido a estas alturas un fuerte patrimonio económico, y que se sepa no lo tiene; nunca ha entrado en contubernio con las oligarquías que detentan el poder económico en el país para favorecerlas en algún sentido. De hecho, en la lamentable contaminación de nuestros ríos, fue la primera de las altas figuras políticas sonorenses en declarar que el poderoso Grupo México era el único responsable y como tal debería correr con todo el costo de la remediación.

La honestidad de Claudia me parece que está fuera de toda duda. Y la verdad, en la sociedad sonorense hay bastante encono acumulado por este tema. Son muchos años que llegan ya a décadas de ser testigos del dispendio, despilfarro y deshonestidad con que se maneja el erario público. De ver cómo funcionarios de todos los niveles que llegan al gobierno en un pésimo estado financiero, en pocos meses estrenan autos de lujo, opulentas residencias y viajan por todo el planeta.

2. Misoginia.

Es una verdadera vergüenza que lacera y lastima el hecho de que cada año se nos señale como uno de los estados más (sino el que más) misóginos de nuestro país. No podemos ocultarlo, tenemos altos índices de femenicidios, ocupamos los primeros lugares nacionales en violencia en el noviazgo, violencia intrafamiliar, maltrato a la mujer y algunos otros rubros igualmente vergonzantes.

La importancia de este tema radica no sólo en la necesidad de proteger a nuestras mujeres de agresiones físicas y sicológicas. Creo que va mucho más allá. En este contexto, el desarrollo integral de la mujer sonorense se ve fuertemente inhibido y no logra desarrollar todo su inmenso potencial; es desvalorizada no sólo por la sociedad, sino más grave aún, por ella misma. La mujer sonorense no cree en la mujer. Es tiempo que llegue ya alguien que no sólo se los diga, que sea un vivo ejemplo de que la mujer sonorense no sólo es muy talentosa, sino que también es capaz de asumir todo tipo de responsabilidades que se le encomienden, y ser muy exitosa en su desempeño.

Creo que esa persona se llama Claudia Pavlovich Arellano, a quien tuve el gran gusto de saludar en corto después de varios años el pasado viernes. Un saludo muy breve, pero en el que pude apreciar que a pesar de su significativo encumbramiento, conserva dos importantes atributos: calidez y sencillez.

En su oportunidad el reto de Claudia será lograr el voto femenino. Y no será nada fácil.

El raterillo fue llevado ante el juez acusado de haberse robado una bicicleta. “¿Por qué lo hiciste?” -le preguntó el juzgador-. “Todo se debió a una lamentable confusión, señor juez -se justificó el ratero-. Vi la bicicleta recargada en la barda del panteón, y pensé que sería de algún muertito”.

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima