Colorterapia a través de los alimentos y luces que curan

Por Redacción
En las investigaciones evolutivas del sentido del color surgen datos significativos. Uno de ellos es que en la etapa de hominización la visión del color parece ser sido más reducida que la actual. Condiciones ambientales como la densidad atmosférica y la gravedad fueron modificándose a la par que el campo visual del hombre. Así por ejemplo, del análisis de las pinturas correspondientes a distintas etapas de la especie, desde el descubrimiento de las pinturas rupestres de las cuevas de Altamira, hasta la actualidad se observa que es recién a partir de ese momento que puede establecerse que el ojo humano comienza a captar el rojo y todas sus gamas.
Desde los albores de la humanidad el hombre manifestó su interés por el color. Una de las primeas evidencias son las pinturas rupestres, pero también el arte funerario y la decoración de las armas de caza o guerra.
La aplicación de luces de colores para tratar diferentes enfermedades y mejorar la salud, no es un invento moderno. El empleo de este método se ha venido utilizando desde la Antigua Grecia.
Esta medicina fue preconizada por Pitágoras en el año 580 a. C. Pero ya los egipcios en el periodo de Akenaton 1,300 a. C., poseían templos de luz y color. Y los chinos mucho antes de la era Cristiana, hacían diagnósticos por la observación del color de la piel de sus pacientes. Así por ejemplo ellos determinaban que el exceso de rojo significaba perturbaciones cardiacas, de amarillo problemas en el bazo, blanco, insuficiencia en los pulmones, de negro en los riñones, y el verde en el hígado.
El beneficio de la luz coloreada comenzó a utilizarse con el descubrimiento del cristal (las primeras nociones se remontan a los fenicios). Después de fabricar botellas, éstas se llenaban con diferentes líquidos de tonos distintos (según la indicación) y se trabajaba haciendo que los rayos del sol reflejasen el color sobre el área deseada. Esta técnica aún se mantiene vigente y es ideal para llevarla a cabo en casa y se puede aplicar con sedas (raso) de acuerdo al padecimiento o el problema a tratar, cuando no se cuenta con dicho recurso se pueden utilizar láminas plastificadas que vienen de colores. Puede utilizar focos de luz con diversos colores, azules, amarillos o rojos.
La ciencia se interesó por el estudio de los colores a partir de Isaac Newton 1666, que demostró cómo un rayo solar de luz blanca se descompone en varios colores que van del rojo al violeta (fenómeno del arco iris), al pasar por un prisma.
Los efectos que producen los rayos de luz sobre el organismo son muy variados. Los tratamientos de cromoterapia van desde una simple corrección de un estado de ánimo (ayudar a la persona a calmarse o aumentar su energía), a la regulación de anomalías como podrían ser la presión sanguínea, problemas en el funcionamiento orgánico o en la estructura ósea, aparición de infecciones, obesidad, anorexia, ansiedad, depresión etc. etc.
Para entender su poder curativo, es necesario explicar que cada color tiene una longitud de onda que varía según la intensidad entre 400 y 800 millonésimas de milímetros. Y por tanto cada tono tendrá una vibración diferente.
Curarse con colores es una práctica que tiene siglos de antigüedad. Todas las culturas usaron alguna forma de Colorterapia. Egipto, irán, India, China. En todo lugar las personas reconocieron las propiedades curativas y las utilizaron de diversas maneras.
-En los templos egipcios algunas salas eran diseñadas especialmente para que los rayos del sol, al penetrar, se rompieran en los siete colores del espectro lumínico.
-En Irán se utilizaban en la arquitectura de las mezquitas azulejos de cerámica de distintos colores y formas geométricas para propiciar la limpieza de los espíritus y la enseñanza de las leyes naturales de la conciencia.
-Muchas otras culturas utilizaron de distinto grado el poder del color en los estilos de construcción, el brillo cromático de las luces a través de cristales o la luz y colores de las gemas así como pigmentos naturales hechos con vegetales y minerales de ornamentación corporal.
-Sin ir muy lejos en el tiempo podemos hablar del muy documentado efecto de la falta de luz solar (y la consiguiente disminución del espectro cromático) en los inviernos polares, que causa un trastorno conocido como “Desorden afectivo estacional”, clara demostración del color sobre la vida humana y el planeta entero.
Las tonalidades y el cuerpo humano
En la antigua Grecia hacia los siglos IV y V antes de Cristo, se hablaba de los cuatro colores primarios blanco, negro, rojo y amarillo.
En los siglos posteriores se estableció que el espectro visible estaba integrado por siete colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta.
Hoy en día, se agregan al espectro de curación los colores magenta y turquesa: muchos especialistas hablan de ocho chakras principalmente en lugar de siete. Este espectro simboliza la evolución de la conciencia humana, y los colores tienen la propiedad de aumentar nuestras habilidades de percepción de esa evolución.
Colores en la terapia
-Violeta: Está relacionado con la coronilla y parte superior de la cabeza, aporta energía a la glándula pituitaria, estimula la parte superior del cerebro y sistema nervioso. Es relajante antiinflamatorio, con cualidades que promueven la meditación y la visualización, alivian la congestión en los senos del cráneo y los dolores de cabeza y pueden ser de ayuda en afecciones como la esclerosis múltiple. El violeta debe evitarse en los enfermos mentales y cuando tengan problemas con el alcohol y drogas.
-Azul: Corresponde a la glándula tiroides, a la garganta y la base del cráneo. Como antiinflamatorio el azul puede calmar los nervios y generar tranquilidad, aliviar quemaduras por el sol o heridas, suavizar los problemas de garganta, voz y cuello. Debe evitar el exceso de azul si se intenta permanecer caliente o si padece una deficiencia de tiroides.