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¿Cómo ejercer el liderazgo en el salón de clases?

Por Gardenia Eréndida Cano

En muchas ocasiones, hemos identificado como líder aquella persona que lleva el mando y dirección de cierta situación; sin analizar, si efectivamente cumple con las características necesarias para desempeñarse en realidad como tal. Asumiendo entonces, que el docente pudiese ser un líder.

Dicho la anterior, debido a que sin lugar a dudas el docente es el titular y dirigente del grupo; vestido de autoridad y facultad de establecer límites conductuales a sus alumnos.

Aunque no por ello, podemos decir que eso le otorga la categoría de ser nombrado “Líder”, y es ahí donde el docente debe de autoanalizar si está ejerciendo realmente el liderazgo en el aula.

La falta de ejercicio del liderazgo en el salón de clases, es un problema que en la actualidad ha venido en aumento, si tomamos en cuenta que los primeros encuentros de liderazgo se dan en la familia; siendo los padres los encargados de inculcar valores, establecer límites de conducta y lo más importante educan con su ejemplo.

Lo anterior, hace que la tarea sea por demás difícil para el docente, ya que no puede cambiar en un ciclo escolar, la conducta y valores que son hábitos para el alumno.
No por ello, debemos de creer que el liderazgo no se pueda dar; es tarea del docente lograrlo.

En primera instancia debe de crear una fuerte relación entre sus alumnos, descubrir cada una de sus habilidades y aptitudes; mismas que al potencializarlas den como resultado el logro de los objetivos planteados.

La imagen que el docente proyecte a sus alumnos es otro punto clave para ejercer el liderazgo; si bien, es está la que le dará credibilidad y confianza ante el grupo.
Es importante cuidar de ella, ya que si no logra una imagen positiva, difícilmente podrá ejercer influencia en sus alumnos.

Entender que el alumno en edad escolar, por naturaleza tiende a romper reglas, siendo estas conductas empleadas como un llamado de atención ante cierta situación familiar e incluso social.

Entre más estrecha y humana sea la relación docente-alumno, será más fácil el ejercicio del liderazgo.

El informe Delors (Delors J. La educación encierra un tesoro. UNESCO 1996), comenta que la fuerte relación que se establece entre el docente y el alumno es la esencia del proceso pedagógico; señala además que para los alumnos que todavía no dominan los procesos de reflexión y de aprendizaje, el maestro sigue siendo insustituible y una imagen con quién identificarse, incluso a quién admirar. El docente se vuelve por la cantidad de tiempo que pasa los alumnos en la escuela en una figura fundamental no sólo en la adquisición de conocimientos y desarrollo de habilidades; también en la formación de ideas y pensamientos.

Por lo tanto un “Líder”.

 *Lic. Gardenia Eréndida Cano Rodríguez

Estudiante de Maestría en Liderazgo Desarrollador

Instituto de Ciencias y Educación Superior, A.C

Materia: El Liderazgo como Potencia y Liderazgo como Acción.