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Conozca quién pintó el Cerro de la Virgen en Hermosillo

Por Daniel Sánchez Dórame/

Hace 56 años, en el mes de abril de 1957, Guillermo Jordán Engberg pintó en una sola jornada el Cerrito de la Virgen al que cada año acuden miles de sonorenses a rezar, cumplir mandas o agradecer a la virgencita de Guadalupe por todas las bendiciones recibidas.

Guillermo Jordán Engberg nació en Santa Bárbara, California en los Estados Unidos, un 24 de diciembre de 1916; cuando sus padres emigraron a México en el año de 1922, apenas contaba con 6 años de edad.

La familia originaria de Dinamarca, en Europa, fue contratada por la ferrocarrilera South Pacific en Empalme, Sonora, donde aprendieron español y el padre enseñó a Guillermo el oficio de pintor.

En el año de 1937 a los 21 años, Guillermo Jordán Engberg contrajo matrimonio con la Srita. Rafaela Hernández Chávez de cuyo enlace nacieron ocho hijos.

Con la finalidad de conformar una empresa, la familia Jordán Hernández, se trasladó a Hermosillo en el año de 1950, en donde establecieron un taller pintura en general.

Ya establecido en la ciudad capital, viniendo por carretera del puerto de Guaymas, en el mes de marzo de 1957, encontró el lugar que con anterioridad había buscado para pintar la imagen de la Virgen de Guadalupe, lugar identificado como el Cerro de las Víboras y rápidamente en el mes de abril de ese mismo año, previa labor de acondicionamiento del lugar y en compañía de los Sres. Jesús López (“El Cheve”), Jesús López (“Companichi”) y Manuel Aldecoa (“El Chino”), trazó la imagen de 12 metros de altura y 3 metros de ancho, que el mismo día quedo pintada, obra por la que nadie le pagó un solo centavo.

Desde aquel año, cada mes de diciembre Guillermo Jordán dio mantenimiento a su obra como una manda, hasta el 31 de julio de 1999 que falleció víctima del  cáncer a los 83 años de vida; hospitalizado en Tucson reveló a su hijo José Luís que su última voluntad era que su cuerpo fuese cremado y sus cenizas depositadas en una formación natural de la roca a los pies del altar de la Virgen, deseos cumplidos a cabalidad por su esposa, hijos y nietos quienes también se hicieron cargo del mantenimiento de la obra hasta la actualidad.

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