Cuarto año: lo que dijo el Presidente
Halim Mosri López, luchó, sirvió y vivió a plenitud. Descanse en Paz
Por Bulmaro Pacheco
En México, desde 1981 un presidente de la República no ha podido designar un sucesor sin que se presenten turbulencias.
El final del cuarto año de gobierno significa el punto de arranque —definitivo— de los aspirantes a la presidencia, para que en el quinto se consoliden.
En septiembre (1981) Miguel De la Madrid, secretario de Programación y Presupuesto, fue el candidato del PRI escogido por el presidente José López Portillo, porque: “Los dos últimos posibles precandidatos eran Javier García Paniagua y Miguel De La Madrid. Uno para el caso de que se desordenara el país por la crisis económica y se necesitara una mano de fuerte y sabia raíz popular; el otro para el caso de que la expresión crítica fuera fundamentalmente financiera”. (p.1109).
No era tan acertado el diagnóstico realizado entonces por el presidente López Portillo, porque la peor crisis que en ese momento se sentía era política: El país se cimbró con la expropiación de la banca privada decretada por el presidente y anunciada en su último informe de gobierno y se le soltaron los demonios políticos en el último tramo de su sexenio.
¿Y quién hubiera sido el candidato si la problemática detectada por el presidente se hubiera orientado a lo político?
El propio López Portillo afirma que hubiera optado por Javier García Paniagua, el entonces presidente nacional del PRI.
García Paniagua no fue el elegido, y permaneció poco tiempo más en el CEN del PRI. Pasó después a la Secretaría del Trabajo por poco tiempo…
Y Miguel De la Madrid, ¿a quién empujó?
De la Madrid enfrentó fuertes presiones desde 1985, de parte de quienes demandaban que el proceso de selección de candidato presidencial se abriera en el PRI y se manejaran varias cartas, y así evitar la continuidad de un solo grupo en el manejo del país. Eran los tiempos de agudas tensiones en el PRI, cuando se debatía la fuerza de la llamada tecnocracia, acusada de desplazar del poder a la clase política. Razones había.
¿Quiénes presionaban?
La llamada ‘Corriente Democrática’ del PRI, encabezada principalmente por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, exgobernador de Michoacán el primero, y expresidente nacional del PRI el segundo.
Querían una elección abierta a la militancia y restarle poder al presidente de la República en la facultad meta constitucional de seleccionar al sucesor. El juego se abrió tímidamente a comparecencias ante priistas de seis aspirantes, y al final triunfó la decisión presidencial a favor del secretario de Programación Carlos Salinas de Gortari. Cárdenas, Muñoz Ledo y otros personajes del ala izquierda del PRI se salieron del PRI.
Cárdenas aceptó en un principio contender a la presidencia con las siglas del PARM, al que después se le sumaron otros partidos, y al final formaron el llamado Frente Democrático Nacional para la elección de 1988.
¿El PRI se dividió?
Esa fue la peor fractura en la historia moderna del PRI, desde el Henriquismo en 1952. Al final, Carlos Salinas de Gortari obtuvo 9 millones de votos contra 6 de Cárdenas y 3 de Manuel J. Clouthier.
El conflicto postelectoral se agudizó con la llamada “caída del sistema”, ante la tardanza en dar a conocer los resultados electorales el mismo día de la elección y la confusión originada por los tropiezos del PRI en el Valle de México y el Distrito Federal, donde en forma contundente ganó Cárdenas.
Y, ¿qué pasó después?
Resuelta la transmisión del poder y con la fuerza del FDN, se formó el PRD en mayo de 1989. El nuevo partido incluyó principalmente a ex priistas y miembros de la diversidad de las izquierdas existentes. Fue un buen intento de tratar de unificar de una vez por todas, a las corrientes que habían participado en la elección bajo el liderazgo político de Cuauhtémoc Cárdenas cuyos liderazgos se sorprendieron del alto número de votos obtenidos en la izquierda por primera vez en la historia de México.
¿Y lo lograron?
En principio sí, pero pronto desaparecieron partidos como el PPS, el PFCRN, el PRT y otros. Cárdenas volvió a ser candidato presidencial en 1994, a la jefatura de gobierno del D.F. en 1997, y por tercera vez en una alianza de izquierda para la elección presidencial del 2000.
¿Y la sucesión de Salinas de Gortari?
Salinas optó por Luis Donaldo Colosio, provocando la rebeldía y la inconformidad de Manuel Camacho Solís, jefe de gobierno del Distrito Federal. El ambiente político se tensó y se plagó de especulaciones.
En ese contexto, Colosio fue asesinado en marzo de 1994 y sustituido en la candidatura por Ernesto Zedillo, quien ganó la elección de agosto.
Y Ernesto Zedillo, ¿cómo operó la selección de su sucesor?
El presidente Zedillo tuvo seis presidentes del PRI, y fue en su sexenio cuando se aprobaron los candados (1996) para limitar el juego sucesorio, solo entre aquellos priistas que tuvieran como antecedente el haber desempeñado un cargo de elección popular.
Fue así como la baraja política sucesoria se abrió y participaron en una interna Francisco Labastida, Roberto Madrazo, Humberto Roque y Manuel Bartlett. Ganó Labastida, pero perdió en la elección constitucional contra Vicente Fox (PAN). El sinaloense resultó el primer candidato presidencial del PRI derrotado en la historia. Después diría que su derrota fue producto de la contienda interna que dividió al PRI. Quién sabe. Entre 1994 y el 2000 se acumularon graves problemas nacionales (asesinatos, crisis económica, tensiones entre presidente y expresidente, rebelión de Chiapas, etc.) que agotaron sensiblemente al sistema político y al PRI.
¿Y Vicente Fox?
Hubo fuertes versiones de que Fox intentó originalmente impulsar como candidata del PAN a su esposa Martha Sahagún. Terminaría apoyando a Santiago Creel, que compitió en la interna panista del 2005 contra Felipe Calderón, apoyado por el ala tradicional del PAN que nunca reconoció a Fox como un panista auténtico.
En el PRI, Roberto Madrazo se impuso a los gobernadores que decidieron impulsar a Arturo Montiel.
Calderón le ganó la elección por muy poco margen a Andrés Manuel López Obrador, y Madrazo quedó en el tercer lugar. Algo inédito en el PRI.
¿Y Calderón?
A Calderón, la muerte de su secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño en 2008, lo dejó sin candidato. Con el tiempo maduró la idea de imponer a Ernesto Cordero, secretario de Hacienda y Desarrollo Social, pero el panismo se le rebeló y la interna se la ganó Josefina Vásquez Mota, con el apoyo de quienes rechazaron el intento de imposición calderonista.
Josefina perdió la elección ante Enrique Peña Nieto y el PAN se fue al tercer lugar en resultados después de haber estado doce años en el poder. Todavía al final de su sexenio, Calderón trató de heredar de nuevo a Cordero como dirigente del CEN del PAN y no pudo. Ahora intenta volver por sus fueros.
¿Y ahora?
Nuevas circunstancias y nuevas realidades: Un nuevo partido político en el escenario nacional: Morena, que desplazó al PRD como tercera fuerza política. La seguridad de una tercera candidatura para Andrés Manuel López Obrador en una probable alianza de las izquierdas. Pugnas en el PAN entre los tres aspirantes declarados y lo que representan.
La posibilidad por primera vez de una candidatura independiente a la presidencia, y el costo político en contra del PRI y el PAN de los escándalos de aquellos ex gobernadores acusados de corrupción, unos huyendo, otros en la cárcel, pero con altos costos y mucho escándalo pre sucesorio contra los partidos que los postularon.
¿Con nuevos métodos de selección o con los mismos de antes?
En el PAN serán los militantes registrados en el padrón los que elijan. En Morena se da como un hecho la candidatura de López Obrador. En el PRI pesará mucho la opinión del presidente de la República, y en el resto de las izquierdas (PRD, PT, MC) dependerá de las alianzas que logre integrar el jefe de gobierno del Distrito Federal Miguel Ángel Mancera o los gobernadores del PRD —que ya se mueven para definir otra alternativa—.
¿Y el resto de los partidos?
Casi seguro es que el Verde Ecologista vaya en alianza con el PRI. No se sabe hasta ahora del destino de partidos como Nueva Alianza y Encuentro Social, que en la elección del 2018 se jugarán de nuevo el registro.
¿Qué quiso decir el presidente Peña Nieto con eso de que primero el plan y luego el nombre?
Lo mismo que en su momento sostenía el presidente del CEN del PRI (1972-1975) Jesús Reyes Heroles, cuando se le inquiría sobre los tiempos de la postulación del candidato del PRI a la Presidencia de la República, y para no mencionar nombres, destacaba la importancia de contar primero con un “programa y una propuesta” (Plan Básico, le llamó) para después buscar a la persona adecuada para postularla. Esa expresión buscaba ganar tiempo y que las pasiones sucesorias de los aspirantes y sus clientelas se atemperaran, en una época en que la decisión la concentraba en su totalidad el presidente de la República en turno.
La expresión del presidente Peña Nieto en la reciente sesión del Consejo Político Nacional del PRI, retoma aquel mensaje ‘reyesheroliano’, también con la misma intención: Para ganar tiempo, y no hacer olas sucesorias en el PRI mientras en los otros partidos se están tensando las relaciones entre los aspirantes. También revela que hasta el momento, el presidente —aun cuando en el PRI se juegan varias cartas—, no tiene nada decidido… Y al PRI lo golpean severamente los casos de corrupción de sus ex gobernadores, un tema todavía no resuelto y un gran pendiente para el 2018.
En el PAN, todos contra Anaya y su liderazgo. Felipe Calderón muy activo en favor de su esposa. Fox en contra, Moreno Valle limitado en los excesos de su publicidad anticipada y el PAN con dos ex gobernadores bajo proceso penal, de los cuales poco han dicho y menos se han deslindado.
Los gobernadores del PRD, hechos bolas en busca de una candidatura inviable y disputándole los restos del partido a Mancera, para que no vaya solo tras la candidatura.
Morena, creciendo en el país a costa del debilitamiento del PRD y con un candidato ya perfilado, y por último tres personajes muy vistos, anotados ya para buscar la candidatura independiente.
El 2017 viene muy difícil para todos… La Economía y su crecimiento, las turbulencias de la era Trump, y la sucesión presidencial entre otros, lo que quiere decir que la política no será la excepción. Ya veremos.