De Primera Mano | La victoria en Rusia, mensaje nacional a México

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín
GANARLE a Alemania, la selección campeona del mundo en defensa de su título ganado en Brasil hace cuatro años, era impensable para México. Inclusive, la ironía hiriente de los propios connacionales con respecto a un seguro resultado adverso, provocaba burlas en la red.
Todavía más, el escándalo a consecuencia de una fiesta de los integrantes del seleccionado nacional mexicano de fútbol donde participaron chicas dedicadas al entretenimiento masculino, ponía de antemano al representativo nacional, en la lona.
No fue así. La mañana de este domingo y la victoria nacional de 1-0 sobre Alemania en el Mundial del Fútbol Rusia 2018, no sólo despertó un sentimiento de euforia insospechada, sino que fue tomada por el pueblo mexicano como una razón para pensar en la posibilidad de ser mejores a sí mismos y ante el mundo.
Ahora el escenario y la percepción internacional sobre el deporte más popular del orbe, jugado en nuestro país, produce comentarios positivos en diversas naciones.
Fue un “tapabocas” contundente para detractores, que como el exastro Diego Armando Maradona, se habían atrevido asegurar hace apenas una semana que “México no ganaba lo suficiente para pasar de la primera ronda; a lo sumo, dos juegos y ya”.
Los jugadores de la selección nacional hicieron ver grande a los mexicanos y dominados a los “superhombres” de Alemania, considerados como fuera de la serie en una confrontación de este tipo.
Los sentimientos y las emociones que el encuentro de este domingo despertó en los mexicanos, pudiera inclusive traer consecuencias de tipo social, cultural y político a favor de nuestra Nación.
Las expresiones más diversas tanto de jugadores, como de aficionados y expertos en el mundo, enviaron al olvido aquel mote de “ratones verdes”, para pasar a desarrollar un concepto mucho más elevado de la cultura deportiva en nuestro país.
Vaya, quizá podríamos asegurar que en términos de decisión y orgullo, los mexicanos pasamos de una condición a otra, luego de la victoria mexicana contra los teutones. Nada más, nada menos, la prensa alemana había advertido a México que “le habían construido un muro” en la portería para evitar traspasarla. Luego del resultado, ese muro fue derribado y el mensaje llegó hasta la Casa Blanca en Washington.
Dentro de México, esa victoria 1-0 fue considerado un triunfo de todos los mexicanos y así se festejó. Por vez primera en años, tuvimos una razón para sentirnos dentro de una fiesta para festejar lo nuestro y de lo que somos capaces.
Se reafirman en nuestro corazón y nuestro pensamiento, los colores patrios y la factibilidad de lograr un mejor país.
Y en política, para quienes no desean la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, se abrió no una ventana, sino una gran puerta que aleja toda tentación de copiar o imitar a regímenes que históricamente han sido vencidos por la historia.
¡Salud por esa gran victoria! ¡Salud por la gran entrega de nuestros jugadores en la cancha! ¡Salud por esa gran lección para todo el pueblo de México! ¡Salud por darnos un gran motivo para festejar! ¡Salud por abrir una luz en el túnel!
CON EL TRIUNFO de Iván Duque en una segunda vuelta de las elecciones en Colombia, ayer domingo, acabó la serie de triunfos por parte de los dictadores de las izquierdas latinoamericanas… Duque pertenece al Partido Centro-Democrático, identificado con organizaciones de la derecha Colombia y con la emblemática figura del expresidente de ese país, Alvaro Uribe, el mismo que venció al narcotráfico, a las FARC y logró un desarrollo económico en esa nación sudamericana… Y no existe la menor de las dudas que los escenarios dentro de la política pueden variar de un día para otro… Lo que también baila en aguas turbulentas, son los pronósticos surgidos de sondeos y encuestas, quienes han sufrido estrepitosas equivocaciones en los tiempos que vivimos… Bueno, en México las encuestas son tomadas como “verdades” de adelanto al futuro… Este 1 de Julio también jugarán estas casas encuestadores que han puesto en la mesa no sólo los resultados de sus estudios, sino también su propio prestigio.