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De Primera Mano | Rinde frutos, el discurso de odio de AMLO

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín

LO QUE ABORRECE el Presidente López Obrador es que se genere un sentimiento nacional no controlado por él.

Por eso, ha conformado su equipo un comando de “guerreras” dedicadas a provocar violencia y hacer daño a monumentos históricos.

El propósito es desvirtuar, desprestigiar, disminuir en su imagen al movimiento auténtico de la mujer mexicana, que se ha atrevido a levantar su mano para exigir que el Estado Mexicano, que la sociedad, que el hombre, la respete en su actividad y en su vida.

AMLO ha aprendido en 20 años constantes de lucha lo que es generar un sentimiento compartido por miles o por millones. Él lo vivió intensamente en el 2018. Ganó la elección presidencial no por sus ideas, sino por el hartazgo de la sociedad contra los regímenes surgidos del PAN y del PRI.

“Ganar fue fácil. La clave fue fomentar el odio, el coraje de la gente”, diría el ahora Presidente de México a su grupo de íntimos.

A catorce meses de haber llegado a Palacio Nacional, López Obrador se ha interiorizado en su propio mundo. Su paranoia le hace hablar de conservadores como causantes de las estrategias que desean derrocarlo.

Su propio realidad –que no es la realidad del pueblo de México- le ha hecho regresar su reloj histórico, cuando menos, cuarenta años atrás. Uno de sus principales aliados, Porfirio Muñoz Ledo, lo ha reconocido y lo lamenta.

Por eso el Presidente cree que los “grupos feministas” son conservadores que quieren derrocarlo.

Por eso se arman estrategias con su equipo, con sus periodistas, entrevistando manifestantes que “admiten” que su objetivo final es tumbar al Presidente de la República.

Carmen Aristegui, entrevistó ayer a una manifestante quien le hizo esa “confesión”.

En un mundo confuso, en el que cada día se convence que ya no pudo resolver los grandes problemas del país, AMLO refuerza la idea de un enemigo “conservador” que está en las mujeres, en la prensa, los empresarios, los expresidentes y en otros partidos.

Por eso, sus “guerreras” radicales viajan de la ciudad de México a Guadalajara y después a Hermosillo, para infiltrarse a las manifestaciones auténticas y con sus actos violentos, tratar de echar a perder una autenticidad que surge del sentimiento nacional.

El gran coraje de un hombre centralista, tirano, ególatra e intolerante, como lo es el ahora Presidente, es que le arrebaten –como lo hicieron las mujeres- el control de su agenda mediática.

Por eso, en su opinión, los “conservadores” se levantaron de sus tumbas levantadas en el siglo XIX, para tratar de derrocarlo.

Por ello, “tirándose al piso”, dice que será en el año 2022 cuando puede llevarse a cabo una consulta pública para revocar su mandato, porque “el pueblo da y el pueblo quita”.

Lo que no nos dice es que para entonces piensa tener controlados los tres poderes y el INE, con lo cual podrá manipular dichas consultas a su antojo.

LO QUE ES INOCULTABLE es el colapso en la imagen presidencial y los nubarrones que llegarán a toda la Nación en términos de la economía… Los movimientos del valor peso-dólar y la caída de los precios del petróleo, son fenómenos mundiales de los que México no puede escapar… Ayer, la moneda nacional rebasó los 21 pesos en operaciones bancarias… Y el precio del petróleo bajará de los 30 dólares el barril… Eso provocará que los nubarrones se conviertan en una gran tormenta nacional… Y –apueste- para el Presidente los culpables serán “los conservadores”.

EN HERMOSILLO, gran reconocimiento a la feligresía católica que se organizó para rehabilitar las paredes manchadas con consignas de las mujeres violentas el domingo por la noche… Y –Oh coincidencia- los gritos incluían consignas similares a otras manifestaciones de la república mexicana… Por ejemplo “Saquen sus rosarios de nuestros ovarios”, se escuchó en Guadalajara, en México y en la capital de Sonora… El ataque a la catedral metropolitana fue toda una grosería… No sólo es el templo, el símbolo… En su interior están los restos de decenas de sonorenses… Si desean confrontar lo pueden hacer manifestando sus ideas, no violentando los monumentos históricos.