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Dejan de surtir agua a pobladores del río Sonora

Rolando Chacón/El Norte/

La corriente que renace a principios de febrero por los ríos Bacanuchi y Sonora, tiene un efecto contrario al de hace un año, pues ahora no significa esperanza y alegría, sino incertidumbre.

Al cumplirse seis meses del derrame que disparó la presencia de metales pesados en 276 kilómetros de cauces naturales, el agua de los ríos llena los pozos, pero los más de 22 mil pobladores no quieren o no pueden usarla, y la dejan correr.

Aunque les prometieron que por varios años les llevarían agua purificada, desde hace unos dos meses se les suspendió el abasto y ahora todos deben comprar el agua para beber, para cocinar, e incluso bañarse.

«Nosotros la compramos hasta pa’ bañar a los niños chiquitos, ellos están delicados y el agua que nos dan les hace daño», señaló María Cristina, habitante de Aconchi.

Aguas arriba, en Arizpe, la zona más afectada por la contaminación, el agua purificada cuesta más y cada vez hay menos trabajo, pues el río Bacanuchi no sirve para sembrar el ajo que se exportaba hacia Estados Unidos.

Noel Navarro Babuca, jornalero del poblado de Tahuichopa, no tiene tierras ni animales y recibió 15 mil pesos de compensación, pero el dinero se le acaba día a día y cada vez tiene menos oportunidad de ganar más.

«El dinero que nos dieron nos lo estamos acabando a puros galones de agua», dijo junto a su jardín sembrado con habas, ajo y cebolla para el autoconsumo.

«Trabajábamos con los dueños de las tierras, pero ahorita ¿qué vamos a trabajar?, no podemos sembrar nada, nadie está sembrando ahorita, están las tierras solas, sin sembrar».

Rodolfo Lacy Tamayo, Subsecretario de Semarnat y presidente del Fideicomiso Río Sonora, afirmó que hay dos pozos, en Bacanuchi y en Baviácora, que no se usarán más por contaminación.

Sin embargo, en pueblos de Arizpe como Tahuichopa y Sinoquipe, desde el derrame tampoco se utilizan.