Denuncian contaminantes en el arroyo Milpillas en Sonora
Habitantes del ejido Miguel Hidalgo del municipio de Santa Cruz, denunciaron a la mina subterránea extractora de cobre La Parreña Unidad Milpillas, del Grupo Peñoles S.A., por bombear, desde hace dos años, inmensas cantidades de sulfatos y otros metales tóxicos al arroyo Milpillas, que en su recorrido desemboca a la presa del Comaquito y al Río Magdalena.
Los ejidatarios advirtieron que la mina está acabando con la flora y la fauna de esa región, además temen por la salud de sus familias ya que los animales que forman parte de su subsistencia, abrevan en esas aguas contaminadas.
En un recorrido que realizó EL UNIVERSAL, por el área conocida como El Cajón de Milpillas, detectó una inusual coloración turquesa del agua y de las rocas, así como un sedimento pastoso de color verde en la tierra.
A la altura del puente El Colorado, la contaminación es evidente en el suelo, donde quedan enormes manchas entre azul y verde.
Residentes de ese lugar informaron que hace quince días, inspectores de la Secretaría de Salud acudieron al lugar y levantaron unas muestras en pequeños frascos y hasta la fecha no les han avisado de que tipo de contaminantes se trata.
Guadalupe Rivera, ejidatario y afectado por la contaminación que produce la mina en el arroyo, denunció: «Se están descargando altas concentraciones de cobre, tenemos alrededor de dos años que empezaron a desechar eso de la mina Milpillas. Empezaron con poco, luego para que no quejáramos le daban vuelta a la arena, ahora eso ya no se puede esconder».
Hizo un llamado a quien corresponda para que tome cartas en el asunto. «Los inspectores del medio ambiente vienen e inspeccionan adentro de la mina, aquí yo ya tengo más de cuatro años viviendo al margen del arroyo y nunca he visto un inspector de alguna dependencia, ni menos tener una plática, han venido a la mina y de ahí salen otra vez», acusó.
Comentó que con anterioridad hizo una denuncia a la mina por una cantidad de peces muertos que había en el arroyo, «luego llegaron con un encargado de ecología y con maquinaria le dieron vuelta a la arena y dijeron que esto le hace bien a la tierra porque la abona.
«No entiendo. Yo tengo 50 años más de la mitad de mi vida estuvimos con el agua de aquí, la tomábamos, nos bañábamos ahora ya no podemos, no conocíamos el agua de garrafón», lamentó el ejidatario que registró pérdidas por no sembrar sus tierras para no echarlas a perder.
«No vamos a producir dinero y ellos tiene de sobra. No vamos a generar lo que genera una mina en sí, pero si hace falta para la zona, sacan tantísimo dinero como para que esta agua la controlen, la neutralicen y a manden otra vez a su cauce», refirió.
El rancho del señor Guadalupe Rivera se encuentra a dos kilómetros de la mina, donde vive es una de las primeras zonas contaminadas por esas aguas color turquesa.
Lo grave es que este arroyo corre hasta Imuris, es afluente del Aribabi y éste a su vez desemboca en la presa del Comaquito y pasa por los ríos Bambuto y Magdalena; en su recorrido lleva contaminantes que van y se depositan en los cultivos agrícolas y en el ganado de pastoreo, advirtió Guadalupe Rivera.
Al ser entrevistado al respecto, el delegado de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), Jorge Carlos Flores Monge, dijo que no tiene una denuncia al respecto y aseguró que enviará inspectores al lugar.
Cultivos contaminados
La Parreña Unidad Milpillas se encuentra asentada en un predio de 800 hectáreas y cuenta con alrededor de mil trabajadores. Produce láminas de cobre catódico por el método de lixiviación de montones con ácido sulfúrico-planta ESDE.
Se localiza en el municipio de Santa Cruz, a 279 kilómetros al noreste de Hermosillo. Colinda con los municipios de Cananea y Nogales, y los afluentes de ambos municipios llegan hasta la presa del Comaquito, ubicada a 18 kilómetros del municipio de Imuris.
La presam que tiene una capacidad de almacenamiento de 31.2 millones de metros cúbicos, está destinada al riego de mil 900 hectáreas de producción agrícola compuesta por especies anuales de verano como sorgo, maíz, fríjol y hortaliza, y las de invierno son forrajeras como rye grass, cebada y perenes como alfalfa y frutales.
En esa región existe una producción agrícola de alrededor de 35 mil cabezas de ganado.
EL UNIVERSAL