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Dichos y refranes, una tradición perdida entre los jóvenes

Sonoyta.- Los dichos sonorenses conducen a diferentes expresiones, desde aquellos con influencia estadunidense, pasando por los que mencionan cuestiones de la vida diaria y algunos hasta muy groseros.

En entrevista, la residente de Sonoyta, Evangelina Gutiérrez, recordó al típico «Chero», por el que se menciona uno de los dichos más populares de la región, pero que se cita como una plática entre dos «cheros»‘.

Mencionó que ella es originaria del valle de Tacupeto, en la sierra de Sonora, de donde procede el personaje conocido como «El Chero», en particular en la ciudad de Hermosillo, a donde décadas atrás inmigró mucha gente serrana.

Este individuo es caracterizado como una persona con botas, pantalón de mezclilla, camisa a cuadros a veces arremangado a medio brazo, sombrero tipo vaquero, panza cervecera y una forma de hablar entre santa e impía y con un acento muy característico.

Así recuerda doña Evangelina, mujer de más de 70 años de edad, sentada en una silla playera en el patio en su domicilio, la anécdota clásica y casi una leyenda del diálogo entre dos «cheros».

«Estaban platicando dos hombres de la sierra y uno le pregunta al otro, ‘oye y ¿cómo se llama tu mamá?’, a lo que el otro responde ‘María’. Y enseguida la expresión pintoresca del primero ‘¡P..!, como la mía», según conmemora la sonorense.

Por otra parte, y principalmente en las ciudades fronterizas como San Luis Río Colorado, Nogales o Agua Prieta, se pueden escuchar muchas frases y refranes estadunidenses, principalmente entre los jóvenes pandilleros.

El miembro de la pandilla Ramírez Oldies en San Luis Río Colorado, Javier «El Calacas», comentó que sucede que en la frontera conviven muchachos de ambos lados todos los fines de semana.

Manifestó que así se menciona entre ellos la frase rimada «don’t get high with your own supply» (no te pongas arriba/no te drogues con tu propia mercancía), que es una referencia claramente de Estados Unidos en cuanto al mundo de las adicciones.

También es frecuente en el límite fronterizo oír la frase «hasta que llegó a Sonora, aprendió/empezó a comer con manteca», en referencia a migrantes del sur del país, pero que es un mensaje posiblemente discriminatorio.

Para la investigadora de El Colegio de Sonora, Zulema Trejo Contreras, lo que es cierto es que los refranes populares tradicionales actualmente están prácticamente en desuso y es raro escucharlos en una conversación.

Manifestó que ya no se escuchan frases que eran de uso habitual entre adultos y jóvenes en décadas pasadas, como “perro que ladra, no muerde”, “al que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe” o “a caballo regalado, no se le ve el colmillo”.

«En lo particular, me resulta extraño y triste tener que explicarles a los jóvenes qué significan algunas de estas frases que antes eran de uso común», escribió la especialista en un artículo de la revista digital «Portales».

Actualmente los jóvenes han preferido adoptar un vocabulario que acude más a terminología considerada por muchos como grosera e irrespetuosa, opinó.

«En vez de hacer uso de toda la gama que nuestra lengua posee para expresar todo tipo de situaciones con soltura, picardía y creatividad», mencionó Trejo Contreras.

En esta gama se incluyen los refranes, los albures, el doble sentido de las palabras y las frases, los colmos, la fina ironía que golpea sin ofender, observó.

Pero, de acuerdo con los parroquianos de un bar ubicado en el bulevar Pino Suárez del Centro Histórico de la capital sonorense, Hermosillo, se puede decir que esas frases no se han olvidado del todo y nunca pasarán de moda.

Así durante una visita a ese lugar, un residente de Guaymas, Aurelio López, leyó una leyenda grabada en una tabla colgada en la pared, tallada de manera artesanal y con vivos colores, que describe mucho lo que es Sonora:

«Un vaquero sonorense debe tener dos cosas: Una buena mula y una buena vieja. Que la mula no sea muy vieja y que la vieja no sea muy mula».

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