Dictadura para reír y llorar
La corrupción política, la violencia en el País y la manipulación de los medios de comunicación son temas que privan en la actualidad; sin embargo, pueden llegar a ser entretenidos si se cuentan a través del humor y la farsa.
Eso es lo que ofrece La Dictadura Perfecta, la nueva cinta de Luis Estrada que se estrena este jueves en más de mil 500 salas, en la que varios sucesos polémicos de los últimos años en México se meten en una licuadora para arrancar carcajadas del espectador.
«Nosotros no le vamos a decir nada nuevo a nadie en términos de cómo se mueven los medios, los poderes fácticos y la política, pero sí daremos el privilegio de que se asomen a ver las entrañas de todo esto.
«El que esté narrado en un tono de humor negro y de sátira, convierte al filme en una experiencia lúdica. Son temas muy cabrones para restregar en la cara del espectador, pero si están bien empaquetados, pueden invitar a la reflexión», aseguró Estrada en entrevista.
Todo arranca cuando el Presidente de la República (Sergio Mayer) dice una frase desafortunada en un evento oficial y genera la burla de los mexicanos en redes sociales, lo que lo orilla a pedir ayuda a la principal televisora del País.
La solución del productor Carlos Rojo (Alfonso Herrera) para limpiar la imagen del político es desviar la atención de los ciudadanos hacia las tranzas del gobernador Carmelo Vargas (Damián Alcázar), cuyo sueño es llegar a Los Pinos el próximo sexenio.
«En una película como esta quieres apelar a la memoria colectiva y que el espectador pueda reconocer ciertas cosas que dejaron huella, pero que también tenían ciertos rasgos peculiares.
«Los casos que decidimos incluir en la cinta tenían la particularidad de ser cosas sobre las que nunca sabremos la verdad al 100 por ciento. Por ejemplo, ¿qué hubo detrás de los portafolios de Bejarano?», advierte el cineasta.
La cinta también hace referencia con dosis de humor negro a la captura de la banda de secuestradores de Florence Cassez y al polémico «caso Paulette», así como a personajes de la televisión y políticos de la escena nacional.
«Luego de El Infierno, en 2010, Jaime Sampietro (coguionista) y yo dijimos: ‘No hay manera de que estos cabrones del PRI no regresen’. ¡Pero la realidad es que nunca se fueron!
«Fue cuando pensamos en hacer una cinta sobre la relación que se establece entre el poder político y los medios de comunicación y contar cómo, frente a nuestras narices, la televisión ponía a un Presidente», recordó Estrada.
Para dar énfasis a su tesis, el cineasta empleó en la cinta a actores de televisión como Itatí Cantoral, Flavio Medina, Saúl Lisazo, Livia Brito, Silvia Navarro y Jorge Poza, entre otros.
«Cuando vi las audiciones de todos, me dije: ‘Mira, guarda tus pinches prejuicios en un cajoncito’. Me olvidé si eran las grandes estrellas de las telenovelas y vi que eran asombrosos actores, extraordinarios», puntualizó el director.
REFORMA