Diferencias entre autismo y síndrome de Asperger

Por Dr. Jorge Ballesteros
El autismo y el síndrome de Asperger son trastornos del desarrollo psicológico debidos a anormalidades en el funcionamiento y el desarrollo del cerebro. Tres cuartas partes de los niños que sufren autismo lo hacen de forma severa y también padecen problemas de aprendizaje generalizados. Los niños con problemas menos graves pueden ser descritos como niños que tienen “trastornos del espectro autista”. Los niños con síndrome de Asperger están afectados de forma leve y normalmente tienen inteligencia normal o por encima de lo normal.
El autismo afecta a cinco de cada 10 mil niños. Con un porcentaje todavía mayor, hay niños con síntomas muy leves. Los niños lo padecen más que las niñas. En general aparece antes de los tres años de edad.
El síndrome de Asperger está mucho menos descrito y puede no ser reconocido hasta después de que el niño comience el colegio.
¿Cuáles son los signos?
Los niños con Asperger o autismo tienen dificultades en tres áreas principales: socialización, comunicación y conducta. A veces se aprecian pronto después del nacimiento. Con frecuencia aparecen un año o dos después, tras un desarrollo inicial normal.
¿Qué es el autismo?
El autismo es un trastorno del desarrollo que afecta a ciertas funciones cerebrales. Suelen verse afectadas la interacción social y las habilidades comunicativas. También el campo de los intereses, la conducta y la actividad.
¿Afecta a todas las personas por igual?
El autismo tiene tantos niveles y grados como personas que lo padecen. No todas las personas con autismo presentan el mismo tipo de síndrome, ni lo sufren de igual forma. Podemos encontrar niños totalmente aislados y que no saben cómo interactuar con las personas. Con tendencia a la repetición de actividades y con falta del desarrollo del lenguaje y de la comunicación. Por otro lado, hay niños con un lenguaje muy desarrollado, casi sin alteraciones aparentes que acuden a la escuela si tienen algún tipo de apoyo extra. En algunos casos, con habilidades que superan la media normal en un área específica.
Existen diversas clasificaciones sobre el autismo, pero la primera y más conocida en el área científica es la desarrollada por Ángel Riviere. Esta clasificación se basa en las manifestaciones de los síntomas y su intensidad.
Grado 1. Trastorno autista
Este es el grado más profundo de los trastornos del espectro autista. Se diagnostica a una persona con este grado cuando no ha desarrollado su lenguaje, evita la mirada, se aísla y hace movimientos repetitivos. No puede expresar emociones y le cuesta mucho comunicarse con los demás.
Grado 2. Autismo regresivo
Este grado de autismo tarda más en aparecer. El niño se ha desarrollado aparentemente de forma normal hasta aproximadamente tener uno o dos años. A partir de ese momento, aparece una pérdida de las capacidades que el niño había adquirido. El niño empieza a mostrar síntomas parecidos a los del trastorno autista de grado 1, pero más leves. Empieza a evitar la mirada, pierde la capacidad de comunicarse y del lenguaje. Empieza a aislarse y a hacer movimientos repetitivos.
Grado 3. Autismo de alto funcionamiento
No presenta ninguno de los síntomas del trastorno autista de forma aguda. El niño se desarrolla de forma aparentemente normal. Sin embargo, muestra algunas conductas propias del autismo. Suele tener una gran dificultad de comunicación e ideas obsesivas. Sus conductas son rutinarias y muestra una torpeza física generalizada. Por otro lado, tienen una gran memoria y su aprendizaje es muy parecido al normal. La mayoría de los autistas que forman parte de este grado, pueden acudir a la escuela estándar.
Pese a esta clasificación, cada persona presenta unos síntomas concretos y diferentes. Existen tantos grados de autismo como personas que lo padecen.
¿Qué es el síndrome de Asperger?
Es un trastorno del desarrollo cerebral muy frecuente (de tres a siete por cada mil niños de siete a 16 años), que tiene mayor incidencia en niños que niñas. Que ha sido recientemente reconocido por la comunidad científica (Manual Estadístico de Diagnóstico de Trastornos Mentales en su cuarta edición en 1994 de la Asociación Psiquiátrica Americana [DSM-4: Diagnostic and Statistical Manual]).
La persona que lo presenta tiene un aspecto normal, capacidad normal de inteligencia, frecuentemente, habilidades especiales en áreas restringidas, pero tiene problemas para relacionarse con los demás y en ocasiones presentan comportamientos inadecuados.
La persona Asperger presenta un pensar distinto. Su pensar es lógico, concreto e hiperrealista. Su discapacidad no es evidente, sólo se manifiesta al nivel de comportamientos sociales inadecuados proporcionándoles a ellos y sus familiares problemas.
Ellos luchan sin descanso, con la esperanza de conseguir un futuro más amable en el que puedan comprender el complejo mundo de los seres humanos y ser aceptados tal como son.
A menudo se tiende a confundir los términos Asperger, Autismo y TEA. El Síndrome de Asperger forma parte de los Trastornos del Espectro Autista (TEA). Por lo tanto, la pregunta de si es lo mismo que el Trastorno de Espectro Autista es errónea, ya que el Síndrome de Asperger (AS) es simplemente una de sus variantes.
La persona con AS muestra dificultades en la interacción social y en la comunicación, y suelen tener intereses y habilidades especiales en áreas ser muy restringidas. Su lenguaje se desarrolla con normalidad, pero tiene problemas para usarlo con un fin comunicativo y social. Por otra parte, tienen un aspecto e inteligencia normal o incluso superior a la media.
Hay características que más o menos, se repiten en la mayoría de personas que tienen SA.
Destacan, por ejemplo:
Dificultad en el ámbito social, tanto en relaciones con otros niños como con adultos. Es muy ingenuo y crédulo. Le cuesta entender los sentimientos e intenciones del resto. Estrés y alteración si hay cambios en la rutina. Muy literal con el lenguaje. Sensibilidad muy alta a sonidos, colores, sabores, luces… Habilidad especial por temas / objetos / intereses concretos de los que se convierten expertos. Torpeza motora
Diferencias entre autismo y síndrome de Asperger
En el autismo, normalmente las alteraciones son muy evidentes en los tres primeros años de vida. En los niños con Asperger no existe evidencia de retraso cognitivo. En muchos casos tienen una capacidad intelectual por encima de lo normal.
Mientras que los niños con autismo muestran dificultades con el lenguaje y tienen un vocabulario muy pobre (alrededor del 25% de los niños diagnosticados con autismo son no verbales), los pequeños con Síndrome de Asperger adquieren un vocabulario adecuado para su edad e incluso pueden llegar a ser considerados muy “cultos”. En ocasiones pueden llegar a parecer “pedantes”, sobre todo cuando se trata de su tema predilecto.
El Asperger se suele detectar entre los 2 y 7 años de edad, pero también se común que se retrase hasta la adolescencia.
La causa del Asperger es la misma que la del autismo, es decir, que es de origen genético.
¿Qué debemos hacer?
Tener un hijo con discapacidad intelectual implica retos para la familia. Es indispensable lograr el mayor grado de autosuficiencia posible para él y anticipar su futuro para cuando los padres ya no estén. Es importante que continúe su educación, tenga vida social y más adelante, se integre a la vida laboral.
Obtener ayuda para tu hijo
El primer paso es descubrir la razón de las dificultades sociales y de comunicación del niño. Tu médico de cabecera podrá aconsejarte y derivar si es necesario a un psiquiatra infanto-juvenil o pediatra que corresponda. Un psicólogo educacional o logopeda pueden también ser necesarios.
Para hacer el diagnóstico correcto es necesaria una historia detallada del desarrollo neuropsicológico, informes médicos y psicológicos y una valoración sistemática de las habilidades intelectuales, sociales y comunicativas del niño. Un examen físico y una analítica pueden ser de ayuda.