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Don Carlos Carbajal Chávez, la fuerza de su presencia

Por Feliciano J. Espriella/

Hay gente que busca de una y mil maneras cómo hacerse notar sin lograrlo y gente que se hace notar sin buscarlo, Don Carlos Carbajal es uno de estos últimos. Desde que lo vi por primera vez, en la inauguración de una de las primeras tiendas de autoservicio de Súper del Norte, no recuerdo cuál de ellas, me impresionó la fuerza de su presencia.

Serio, sereno, vestido con pulcritud pero sin ostentación, se mantenía cerca de todos los movimientos. Lo suficientemente cerca para suponer que era alguien de la familia Carbajal, pero lo suficientemente lejos para no atraer hacia él lo reflectores. Evidentemente estaba en la jugada pero no intentaba ser la figura estelar.

Don Carlos Carbajal Chávez, es originario de Peña Blanca, una pequeña población ubicada en el Valle de Buenaventura en el estado de Chihuahua. Hijo del matrimonio formado por Ignacio Carbajal Rubalcaba y Carlota Chávez Onopa, quienes procrearon nueve hijos. Sobreviven además de don Carlos, dos de sus hermanas y un hermano que viven en distintas poblaciones del estado de Chihuahua.

De hecho, la marca de los productos de Súper del Norte se llama Peña Blanca, en recuerdo de dicha población.

Me lo presentó el empresario Servando Carbajal en su oficina en una ocasión que fui a entrevistarlo, lo cual repitió cuando menos en otras dos ocasiones en las que estuve de nuevo a visitarlo. En casi todas las entrevistas y pláticas que he tenido con Servando Carbajal ha estado presente don Carlos, como testigo silencioso que con su presencia estuviera respaldando las palabras de su hijo.

A sus 82 años que está por cumplir en estos días, Don Carlos es una persona afable, evidentemente en paz consigo mismo y muy complacido de la vida. Ha vivido mucho y tiene como es natural, cualquier cantidad anécdotas de todo tipo.

“Tengo muchas anécdotas —dice—, tengo muchas buenas muy bonitas y las malas se me hicieron bonitas. Ahorita estamos disfrutando a lo grande mi esposa y yo. Estamos disfrutando pero a lo grande —reitera—, mi esposa y yo, con los hijos que tenemos. Todos juntos siempre. Toda mi familia va a desayunar todos los domingos, primero eran ellos luego se casaron y después con las nueras y luego los nietos”.

Muy joven contrajo nupcias con la Srita. Elvira Ruiz Muñoz, con quien procreó cinco hijos. Tuvo la pena de perder al mayor. Los cuatro hijos restantes, CarlosRamiro, Tere y el menor, Servando, integran con sus padres una familia muy unida.Tiene además 10 nietos y cuatro bisnietos.

Quienes hemos tenido algún trato más o menos cercano con Servando Carbajal, le hemos escuchado en varias ocasiones hablar de valores humanos como parte no sólo de su filosofía personal, sino como los cimientos en los que se ha fincado el portentoso desarrollo de la cadena de autoservicios Súper del Norte. Soñar, perseverar, ver siempre hacia adelante, levantarse después de cada caída, pagar el precio, son sólo algunas de las “lecciones de vida” que recibió desde pequeño con el ejemplo de su padre.

Don Carlos inició su actividad económica muy joven. Primero como empleado de la principal tienda de abarrotes de su pueblo, que manejaba fuertes cantidades de granos. El joven Carlos Carbajal era el encargado de recibirlos, los cuales llegaban en varios camiones; al tiempo se abrió otra tienda más grande aún y lo invitaron a trabajar con ellos, lo cual aceptó y permaneció en ella hasta que por alguna razón decidieron cerrarla.

Sueños

Soñar no cuesta nada, dice frecuentemente Servando Carbajal. Su padre me parece que empezó a soñar desde muy jovencito.

Servando es el hijo menor de Don Carlos, son cuatro hijos, integran con sus padres una familia muy unida. Tiene además 10 nietos y cuatro bisnietos.
Servando es el hijo menor de Don Carlos, son cuatro hijos, integran con sus padres una familia muy unida. Tiene además 10 nietos y cuatro bisnietos.

Después de su incursión en el comercio ingresó en la agricultura. Su padre era agricultor y empezó a trabajar con él cuando salió de la escuela, le pagaban ocho pesos diarios que después aumentaron a doce. Después sus padres se cambiaron a otra población y se quedó a trabajar el campo solo. Seguramente en esa época empezó a soñar con hacer más productivas sus tierras, pero carecía de recursos.

Con 21 años y recién casado, el novel agricultor Carlos Carbajal buscó alternativas de cómo concretizar ese sueño. Él lo platica de la siguiente manera:

“Yo veía que mi patrón iba y pedía dinero al banco y le prestaban muy buen dinero. Un día me aventé. Llegué muy tempranito al banco, me presento y les digo: ‘Yo soy Carlos Carbajal y tengo muchas ganas de trabajar pero no tengo con qué trabajar y vengo para ver si confían en mí. Yo trabajé tantos años con don Enrique Estrada y sé que él es cliente de ustedes y que les paga bien. Vengo a pedirles 5,000 mil pesos prestados para empezar a trabajar”.

Dar como referencia a su ex patrón que era muy buen cliente del banco fue sin duda una muy astuta estrategia, lo cual hizo que le pusieran atención. Lo llamaron para constatarlo y les confirmó que era un joven trabajador y responsable asegurándoles que si se comprometía a algo lo iba a cumplir. Aunque inicialmente quisieron que lo avalara el Sr. Estrada, éste los convenció de que le prestaran sin su firma. “Yo les estoy diciendo que él les paga. Que él lo que les diga lo va a cumplir, no tiene chiste que yo les firme. Yo no les firmo y estoy seguro que él les paga, no es por desconfianza, quiero que lo conozcan bien a él”.

Fue el inicio de una actividad, la agricultura, en la que fue muy exitoso. Llegó a sembrar varios cientos de hectáreas y ser el propietario de gran cantidadde maquinaria agrícola. Tuvo muy fuertes quebrantos en varias ocasiones pero siempre conservó el ánimo para levantarse y volver a empezar.

Pagar el precio

Don Carlos a lo largo de su vida ha sido un vivo ejemplo de que lo verdaderamente valioso sólo se alcanza por quienes están dispuestos a “pagar el precio”.

Su jornada laboral en sus épocas de plena actividad era de doce o más horas diarias de lunes a domingo, empezando antes del amanecer.

Cuando fue necesario emigró con su familia a otras poblaciones en busca de mejores horizontes. Ello lo llevó a establecerse e incursionar en actividades agrícolas en Aldama, una pequeña población pegada a la ciudad de Chihuahua, para que sus hijos pudieran estudiar en la capital.

Recuerda con nostalgia esa época. “Vivíamos en Chihuahua—dice—, primero mandé a mi hija a un internado y después que salieron los muchachos de secundaria los llevamos a Chihuahua, mi esposa se hacía cargo de ellos y yo cada ocho días iba a visitarlos”.

La costumbre de madrugar la tiene toda la familia Carbajal, empezando por Don Carlos, quien nos comentó al respecto: “Yo todos los días les mando mensaje a mis hijos a las 4:00 de la mañana. Los saludo, los felicito y les deseo suerte. Me levanto a las 4:00 y a las 5:00 salgo a caminar”.

Confianza en la gente

Si hay algo que Servando Carbajal pregona en cuanto foro tiene la oportunidad de hablar, es su gratitud a toda la gente que está a su alrededor que ha hecho posible el crecimiento y desarrollo de Súper del Norte. “Todo se lo debemos a la gente —suele decir— que nos ha tenido confianza, nuestro personal, proveedores, inversionistas y clientes”.

Sin embargo, si se va uno al otro lado de la mesa, se da cuenta de que esa confianza fue un acto recíproco a la confianza que tanto Servando como su familia han depositado en los demás. Y ello, no cabe duda, es producto del ejemplo que recibieron de don Carlos. Una de sus muchas anécdotas la ejemplifica.

Cuando la familia vivía en Chihuahua capital, don Carlos vendía importantes cantidades de productos del campo. El encargado de las entregas y la cobranza era Servando, quien siempre cargaba en los bolsillos rollos grandes de billetes.

Al mismo tiempo, otro comerciante conocido de don Carlos, realizaba operaciones similares con la diferencia de que el dinero lo manejaba única y exclusivamente él. Este individuo era millonario.

En alguna ocasión, viendo la manera como manejaban el dinero, le dijo a don Carlos: “Oiga don Carlitos, cómo le hace tanta confianza a su hijo, tan nuevo que está y trae todo el dinero”.

Servando tendría entre 10 o 12 años. “Pues en la noche hacemos cuenta y siempre me lo entrega completito. Nunca ha faltado nada”, le respondió.

Siempre viendo al frente

En el despacho de Servando Carbajal hay una bella escultura de una rana. Cuando entrevisté a don Carlos me enteré del simbolismo que representa. “Yo se la regalé —me comentó don Carlos con mucha satisfacción—. También a todos mis demás hijos les he regalado una.

Don Carlos a lo largo de su vida ha sido un vivo ejemplo de que lo verdaderamente valioso sólo se alcanza por quienes están dispuestos a “pagar el precio”.
Don Carlos a lo largo de su vida ha sido un vivo ejemplo de que lo verdaderamente valioso sólo se alcanza por quienes están dispuestos a “pagar el precio”.

“Siendo muy joven un señor mayor me platicó de la rana. Me dijo que es el único animal que no voltea para los lados ni para atrás, siempre ve para adelante, y esa anécdota me quedó muy grabada.

“Creo que la rana es como la vida: hay que brincar los problemas siempre mirando hacia el frente”.

“Detrás de un gran hombre…

“… Hay una gran mujer”, dice un refrán muy conocido, pero casi nadie se percata que antes hubo alguien más: un padre o una madre, o ambos, que desde muy pequeñitos sembraron con su ejemplo las semillas del buen ser y del buen hacer.

Héroes anónimos que sin llegar a hacer nunca grandes portentos, son quienes hacen posible que nuestro tejido social siga funcionando y los valores nunca dejen de tener vigencia.

No tengo la menor duda de que los grandes científicos, deportistas, artistas, empresarios, filósofos y humanistas, llegaron a serlo porque tuvieron ejemplos de vida desde la más tierna edad. Don Carlos Carbajal Chávez es un vivo ejemplo de ello.