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Duro golpe de Leticia Cuesta a ONGs

En un país como el nuestro en que se confabulan los tres poderes de gobierno y operan casi en exclusiva para sus propósitos, los únicos contrapesos vienen siendo las Organizaciones no Gubernamentales

Por Feliciano J. Espriella

Leticia Cuesta Madrigal no debió pensarlo ni un segundo, su deber frente a la institución que le abrió las puertas y la acogió a lo grande, era rechazar de inmediato la invitación a formar parte de cualquier aventura político electoral.

Al pasado martes, fecha en que escribí la presente columna, todo era confuso y rumores en relación al affaire Leticia Cuesta/Sonora Ciudadana. Ni siquiera se conocía con certeza qué fue realmente lo que originó su salida de la organización.

Según el diario El Imparcial, la hasta el lunes Directora Ejecutiva de la organización, fue desconocida como tal por el Consejo Consultivo y se aprestaban a la cancelación de los poderes que se le habían otorgado. En pocas  palabras, despedida.

El periódico Expreso publicó también el martes en la página 3 A el mismo hecho, pero con otro enfoque: “Deja Leticia Cuesta Sonora ciudadana”, fue la cabeza de la nota respectiva.

Independientemente de si fue despedida o salió por renuncia voluntaria, no es su salida lo importante, sino el hecho que desde una organización de la sociedad civil que desde sus inicios ha luchado por ser auténtico contrapeso de las instituciones gubernamentales, haya sucumbido al canto de las sirenas y ofreciera “pensar” el aceptar o no su participación en una contienda de carácter político.

Faltaban más tres años todavía para cumplir con el compromiso que adquirió al asumir el cargo, del cual dijo al rendir protesta: “Este día asumo un cargo, significativo y valioso para mí, no por el nombre del puesto, sino por la oportunidad de contribuir en la construcción de una comunidad más justa y equitativa”.

ONGs, únicos contrapesos a los excesos de poder

En un país como el nuestro en que se confabulan los tres poderes de gobierno y en malsano contubernio operan casi en exclusiva para sus propósitos personales y partidarios, los únicos contrapesos vienen siendo las Organizaciones no Gubernamentales (ONG), que son creadas por miembros de la sociedad civil.

No existen en la llamada división de poderes las bases para que unos y otros sirvan de contrapeso frente a los demás. El ejecutivo ha tenido desde tiempo inmemorial como su principal compinche al legislativo, manejando a su libre albedrio a los legisladores de su partido y arreglándoselas para “convencer” a los de oposición cuando necesita de sus votos.

Y en cuanto al judicial, que dicen baila al son que le toquen, por lo general el ejecutivo encuentra las melodías que más le agradan.

Tampoco han sido contrapesos las “organizaciones gubernamentales” emanadas por iniciativa de las instancias de gobierno. Todas, absolutamente todas, más temprano que tarde, son “embrujadas” por el encanto de los poderes y marchan también al son que les toquen.

En este tenor se encuentran las que supuestamente regulan los procesos electorales, las que defienden los derechos humanos en general o los de grupos específicos, así como las procuradurías de defensa de todo y para todo, a las que habrá que agregar las recientemente creadas fiscalías.

Entonces, en ese panorama de casi indefección en que se encuentra la población, en lo últimos años las únicas entidades que se han constituido en auténticos contrapesos del poder gubernamental, han sido las ONGs. Algunas han alcanzado incluso logros muy significativos.

Muy reducido la cantidad de ONGs en México

Lamentablemente en nuestro país las organizaciones de la sociedad civil son muy poquitas. Y si a esas pocas se les debilita convirtiéndolas en trampolines para fines políticos, el daño es ralla en los linderos de lo criminal. Porque cuando sucede en una, a los ojos de la ciudadanía quedan en entredicho todas las demás.

Las cifras del número de organizaciones de la sociedad civil que existen en México, las cuales oscilan alrededor de las 25,000, frente a otros países con estados fuertes, son más que elocuentes. En Estados Unidos superan los 3 millones, y en los países de la Comunidad Europea andan alrededor de las 700,000. Y más aún, en países que hace unos cuantos años, a la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de la Unión Soviética no tenían una sola, hoy tienen muchas más que nosotros. Polonia tiene algo así como 350,000 y Hungría anda por las 300,00.

Y si a esas muy poquitas les restamos una buena cantidad de organizaciones que son creadas por personas o grupos cuya meta es alcanzar algún fin particular, todo el sistema de ONGs se debilita. Por ello, es patético y muy lamentable que organizaciones que a base de esfuerzo, perseverancia y años de lucha han logrado consolidar un prestigio y el reconocimiento de independientes, sean puestas en entredicho por acciones de sus propios dirigentes.

 No se vale.

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.