Educación para adoctrinar

López Obrador pretende el adoctrinamiento comunista y la ideología de género en la educación de los niños mexicanos
Siguiendo el libreto del Foro de Sao Paulo, este remedo de dictador bananero, que tenemos como presidente, pretende imponer un gastado y mediocre sistema educativo que no educa, pero deforma, corrompe y adoctrina a la niñez y juventud mexicana, para que sean obedientes instrumentos de la dictadura que pretenden imponernos.
Ya los tiranos rojos, la impusieron en la URSS, con eladoctrinamiento de la juventud a través del Komsomolo en la China de Mao, con el grotesco culto a la personalidad y con el adoctrinamiento de todos los estudiantes a través del “Libro rojo” de Mao.
Aquí en nuestro país, cuando “el Judío de la Revolución”, Plutarco Elías Calles, quiso desaparecer la religión católica, encontró una fuerte oposición entre los católicos, que armas en las manos y al grito de “Viva Cristo Rey” defendieron su fe, dándose la Guerra Cristera entre 1926 a 1929 que inundó de sangre el territorio mexicano y que evitó que este sátrapa se saliera con la suya.
Calles declaró después, con gran lucidez, que la única manera en que se podía vencer a la reacción era adoctrinando a la niñez, y antes de terminar su gobierno impuso la educación socialista.
Su sucesor, el General Lázaro Cárdenas, héroe de López Obrador, y también picado de izquierda, a quien se le conocía con el mote de “el trompapendécuaro” -era medio trompudo el general- quien en 1934 reformó el artículo 3o. constitucional estableciendo que la educación que impartiera el Estado sería socialista, en el sentido de que excluiría toda doctrina religiosa de sus contenidos y buscaría combatir el fanatismo presentando a los estudiantes un concepto racional, exacto y científico del universo y la sociedad.
Esa reforma también otorgó al Estado mexicano la facultad para controlar los distintos niveles del sistema educativo público y vigilar la educación impartida en las escuelas privadas. La idea de fondo era tener bajo control directo del gobierno federal el adoctrinamiento de la juventud.
Lázaro Cárdenas confiaba en que la escuela socialista sería un instrumento de reforma social que iría más allá del cambio pedagógico y académico: La nueva escuela socialista y la enseñanza que en ella impartirían los maestros, especialmente los rurales que no eran profesores de carrera sino empíricos, sería sobre todo ideológica para favorecer una gran reestructuración social del pueblo mexicano.
Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas se produjo la segunda Cristiada de 1936 hasta 1940 cuando el estado cedió y permitió la libertad de culto, la suspensión de la educación, con tintes socialistas y las aperturas de las iglesias, sin embargo, los artículos persecutorios de la constitución no fueron modificados hasta 1992.
Lo que propone actualmente este gobierno de cuarta de López Obrador es un retroceso significativo para la enseñanza en nuestro país, pues pretende ser un esquema “de adoctrinamiento ideológico”. La propuesta curricular estaría dejando de lado la “educación moderna” actual –centrada en el “alumno”– para dar paso a una educación “ideologizada” centrada en la comunidad.
Un grupo de académicos envió el pasado miércoles un desplegado al diario La Crónica, donde expresaban preocupación “por las potenciales consecuencias negativas” del nuevo Marco Curricular 2022 promovido por la SEP que, aseguran, contempla también un “reordenamiento completo de la actividad educativa”.
Lo anterior traería consecuencias funestas: el abandono de los fines nacionales de la educación, la atomización del sistema educativo y la renuncia a la calidad educativa y a la evaluación.
En un desplegado titulado “En Defensa de la Educación”, académicos, activistas y políticos manifestaron su preocupación por este plan educativo.
“Los documentos de la SEP encabezada por la titular de la Secretaría de Educación, Delfina Gómez, una delincuente electoral, que pretende ser gobernadora del Estado de México, están redactados en una confusa retórica a veces incomprensible en la cual no se definen con claridad los objetivos que se persiguen”, advierten.
Para los expertos, el modelo educativo en México se ha transformado con el paso de los años, pero en la actualidad “hay un aspecto que preocupa a especialistas y padres de familia: que el contenido de los libros de texto gratuito y la forma de evaluar se base en una ideología afín al gobierno de la llamada “Cuarta Transformación”.
La preocupación surge luego de que hace unos días la Secretaría de Educación Pública (SEP) dio a conocer el Marco Curricular y Plan de Estudios 2022, así como los cuatro ejes transversales en materia política educativa.
En su propuesta, la SEP plantea que los libros de texto actuales fomentan “el modelo neoliberal”, por lo que su contenido debe ser modificado, además de plantear la eliminación de exámenes de evaluación internacional como PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes) y sustituir los grados escolares por “fases de aprendizaje”.
“Los más de 1 millón de docentes solicitan un cambio en el modelo educativo (…) solicitan un modelo educativo libertario, humanista, que termine con el racismo, con las pruebas estandarizadas que segregan a la sociedad, en fin, que acaben con el clasismo en esta sociedad cansada de tantos abusos, de tantos atropellos”, declaró el pasado 26 de abril Marx Arriaga, un trasnochado comunista y director de Materiales Educativos de la SEP.
El presidente Andrés Manuel López Obrador respaldó esta postura, al asegurar que es necesario revisar los contenidos educativos para dejar fuera el plan del “modelo neoliberal” y dar paso a una serie de “valores”.
En este sentido, padres de familia acusan a la SEP de “ideologización” en diseño de libros. Para Patricia Ganem, investigadora de la organización Educación con Rumbo, la propuesta de la SEP carece de diagnóstico y no deja claro cómo se va a implementar ese modelo educativo.
“No hay una aclaración por parte de la Secretaria, la impresentable Delfina Gómez, y lo único que escuchamos es que ‘los modelos anteriores eran terribles’, pero no dicen cómo lo implementarán ni se contempla el contexto actual derivado de la pandemia”, señala Ganem.
Luis Arturo Solís Bravo, presidente de la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), considera que no habrá resultados positivos a partir de la implementación del modelo educativo que se plantea, pues hasta ahora solo se limita a expresiones sesgadas a partir de la opinión particular del gobierno federal.
“Ya han reformado algunas leyes y decretos, pero en el fondo el modelo educativo sigue siendo lo mismo, lo único que cambian es la semántica, y ahora presentan una propuesta catastrófica y desafortunada”, expresa.
Esta no es la primera vez que el actual gobierno federal y la SEP son señalados de intentar “ideologizar” o “adoctrinar” la educación pública de México. Antes ya hubo modificaciones a algunos libros de texto gratuito en los que se eliminó “el contenido neoliberal”, según las declaraciones del propio López Obrador.
También, a inicios de este año, se publicaron dos libros (México, grandeza y diversidad e Historia del pueblo mexicano) cuyo contenido hace referencia a las ideologías de la “Cuarta Transformación”; incluso uno de ellos le dedica un capítulo completo al proyecto político del presidente López Obrador.
Pero el cambio más sustancial que se plantea es sustituir los grados escolares por “fases de aprendizaje”, lo que también implica modificaciones en la forma de evaluar a los estudiantes de nivel básico.
Según el diagrama elaborado por la SEP, las fases de aprendizaje quedarían de esta manera:
Fase 1: educación inicial, para menores de 0 a 3 años de edad; tendrá una duración de un año de formación.
Fase 2: educación preescolar.
Fase 3: correspondiente al primer y segundo de primaria.
Fase 4: tercer y cuarto grado de primaria.
Fase 5: quinto y sexto grado de primaria.
Fase 6: primero, segundo y tercero de secundaria.
El argumento es “eliminar la competencia” y “dedicar mayor tiempo a los procesos cognitivos, emocionales, sociales, culturales que los estudiantes requieren para el desarrollo óptimo de sus capacidades”.
Para Gilberto Guevara Niebla, exsubsecretario de la Secretaría de Educación Pública, advirtió que el perfil comunitario que plantean las autoridades no necesariamente garantiza la calidad en el aprendizaje.
“Toman un concepto de conocimiento que pone en igualdad de circunstancias, como equivalentes al conocimiento científico con el conocimiento popular. Algunos pensamos que de ninguna manera son equivalentes”, expuso.
En un desplegado titulado académicos, activistas, padres de familia y políticos manifestaron su preocupación por este plan educativo. “Se deduce que el proceso educativo tendrá como escenario principal, no la escuela, sino la ‘comunidad’, y que en el currículum aprender matemáticas o ciencias tendrá igual valor que aprender las tradiciones, los rituales y las fiestas de la comunidad”, cuestionaron.
Entre los firmantes están Diego Valadez, Eduardo Backhoff, José Woldenberg, María Marván y Francisco Barnés, entre otros.
Patricia Gánem, dijo que esta propuesta tiene indicios ideológicos que formarían un perfil de estudiantes genérico, con una visión local, sin que se garantice el aprendizaje con estándares globales ni pueda ser evaluado.
La Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” consideró que la propuesta es confusa, no clarifica plazos, fechas, ni mecanismos para implementarse.
Marco Fernández, académico de México Evalúa y el Tec de Monterrey, consideró que, al buscar un perfil comunitario y no global, se corre el riesgo de que el educando no tenga una educación integral.
“Si eventualmente quiere salir de su comunidad, tú lo que buscas es darle la preparación adecuada para que cuando salga de su contexto tenga los elementos adecuados para integrarse como ciudadano y como futuro miembro de la fuerza laboral con éxito. Eso no está contemplado en la propuesta”, apuntó.
La Alianza de Maestros y la Unión Nacional de Padres de Familia coincidieron en que el documento ofrece una visión ideologizada de la educación, y criticaron que con múltiples necesidades en infraestructura y en la comunidad escolar, tras una pandemia, se destinen recursos al cambio de plan curricular.