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El cardenal Sodano pide un “buen pastor” dispuesto a dar la vida

El cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, ha pedido esta mañana «que el Señor conceda pronto a la Iglesia otro buen pastor” dispuesto a «dar la vida por sus ovejas». Sodano ha agradecido a Dios «el luminoso pontificado» de Benedicto XVI, ha pedido “unidad” a los cardenales y les ha emplazado a comportarse “de manera digna” para el ministerio que han elegido, en la misa pro eligendo pontífice que ha oficiado esta mañana en la Basílica de San Pedro.

Los 115 cardenales electores se reúnen esta tarde en cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI, primer papa dimisionario en los últimos siete siglos. A las 16.30, entrarán en procesión en la Capilla Sixtina y cada uno de ellos jurará entonces, con la mano puesta sobre el Evangelio, “guardar el secreto absoluto sobre todo lo que concierne directa o indirectamente los votos y los escrutinios para la elección del soberano pontífice”. Según el ritual heredado de la Edad Media, las puertas se cerrarán “con llave”.

Los purpurados procederán a la primera votación del día, totalmente aislados del mundo. Cuatro escrutinios están previstos cada día, dos por la mañana y dos por la tarde. Todas las papeletas se quemarán a finales de día para borrar toda huella de los votos secretos que los cardenales no pueden difundir, incluso después de la elección del papa. Si ningún cardenal ha sido elegido por la mayoría de dos tercios, la fumata será negra, y si hay nuevo pontífice, será blanca.

Los purpurados llegaron sobre las siete de la mañana a la residencia de Santa Marta donde residirán mientras elijan al nuevo líder de la Iglesia católica. Según los vaticanistas, y salvo sorpresa, el cónclave debería ser breve, y durar entre dos y cuatro días. Los nombres de una decena de cardenales han circulado estas semanas con la etiqueta de papables. El italiano Angelo Scola, el canadiense Marc Ouellet, el brasileño Odilo Scherer, el austriaco Christoph Schönborn y los americanos Timothy Dolan y Sean O’Malley, son algunos de los favoritos. Son todos conservadores y sus esfuerzos irán más encaminados a impedir un debilitamiento de la fe que a promover reformas sociales.

“Guiados por el Espíritu Santo”, los cardenales deberán elegir a la persona capaz de afrontar la crisis profunda que atraviesa la curia romana marcada por el reciente escándalo de filtraciones de documentos —Vatileaks— y por las revelaciones sobre prácticas pederastas en el seno de la Iglesia.

EL PAÍS

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