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El dilema del Dalai Lama ¿Princesa Tibetana?

En la pequeña Lhasa, está el monasterio Namgyal, templo principal para el Dalai, lo interesante es que a su muerte, los budistas principales buscarán un niño en que el espíritu del Dalai Lama reencarnará

 

Por Manuel Gutiérrez

En 1959 China Comunista invadió el Tíbet con un reducido grupo de batallones, encontrado resistencia de los monasterios tibetanos y de agricultores creyentes del Budismo, que representa en la tierra la encarnación del Dalai Lama.

Para China fue una opereta apoderarse del país de las montañas más altas del mundo, encontrando resistencia de aldeanos con rifles anticuados del siglo XIX pero aún así se pusieron bravos en defensa sobre todo de su religión.

El Dalai Lama emigró exiliándose en la India, con sus principales monjes, el culto budista correspondiente, parte de los papiros en rollo sagrados, símbolos propios del rito. Desde entonces se ha convertido en un personaje de influencia moral en el mundo, y algunos creyentes lo consideran casi una divinidad en la tierra.

Para China, es un traidor a la gran patria China —aunque Tíbet no le pertenece a China, tampoco la religión o el pueblo tibetano—.

Hace muchos años leí un artículo esclarecedor en la desaparecida revista Visión, de nivel hispanoamericano, de reclamo a Richard Nixon, dado que la invasión quedó soslayada y Nixon se hizo pato en aras de lograr el primer viaje de un mandatario estadounidense a China, fracturando el mundo comunista ya que Rusia mantenía en esos años 70 cierta animadversión por China. —Que es histórica y subsiste todavía—.

El artículo de Visión, era “Mr. Nixon, ahí está el Tíbet, lo recuerda” dado que la invasión provocó represión del pueblo tibetano, reeducación en campos de concentración y generosas ejecuciones que fueron abundantes. Con altavoces se recitaban discursos de Mao y se forzaba a todos aceptar la nueva creencia política que tenía mucho de semejante a un culto.

La ciudad sagrada de Lasha, con su monasterio y el palacio de verano del Dalai, pasaron a ser un recuerdo invadidos por China intento cambiar la mentalidad de los tibetanos destinando a su niñez a una forma de educación “coco wash”, conforme a las líneas del PCCH, cosa que sigue haciendo sobre todo de imponer el materialismo marxista sobre las creencias tibetanas, pacifistas, reencarnadoras, y karmáticas, entre otras cosas que siguen de moda en Occidente.

El Dalai Dama, en tanto ha viajado por el mundo, ha ido a la ONU, se ha entrevistado con otros jerarcas religiosos, incluso pontífices católicos, incluso expone que admira cómo los judíos han mantenido su identidad y cultura en la historia mundial algo parecido a los hacen los tibetanos y se entrevistó con supervivientes del holocausto, incluso un judío Mauryce Freeman, lo ayudó a crear campamentos de refugiados porque quedaron a la intemperie y expuestos a un sol abrasador y un frío del Himalaya.

El Dalai, pregona la libertad de cultos y el sincretismo, y la idea que la versión del Dios que tengas en tu religión es bastante, sin mucho entusiasmo de conversión, pregonado un mensaje de paz y de libertad para el Tíbet entre las antiguas ideas budistas.

Prefiere entrevistarse con líderes, artistas, magnates que pueden hacer jugosos donativos a su credo, y eso quedó evidenciado en la gira que hizo en México, reuniéndose con sus fieles y con la crema y nata del poder económico, político o hasta zares de los medios de difusión.

En eso es totalmente pragmático, porque debe mantener su rito y su corte en el exilio y sin dinero no hay religión posible.

Entre la gente notable que ha captado se encuentra el actor Richard Gere, y su esposa la española Alejandra Silva, que asistieron a una bendición especial del Dalai, por su embarazo.

Gere ha optado por sostener la defensa de los derechos del Tíbet incluso criticando a su gobierno y por ello no es grato para China. De hecho, el Dalai, es para china una especie de traidor y separatista.

 

Entre la religión y supervivencia, cabe una Princesa Tibetana

El meollo del asunto, según datos publicados por New York Times ya está aquí: El Dalai tiene su sede en Dharamsala, en territorio indio con una especie de concordato como el Vaticano, en la región india del Himalaya, ahí administra su culto y rige a la comunidad exiliada por el mundo.

En la pequeña Lhasa, está el importante monasterio Namgyal, templo principal para el Dalai centro de estudios tibetanos y budistas, hay mucho que decir sobre su grado de autoridad, pero lo interesante es que a su muerte, los budistas principales buscarán un niño en que el espíritu del Dalai Lama reencarnará, luego de encontrarlo, será separado a de su familia, educado en las disciplinas tibetanos y budistas hasta llegar a entronizarlo como máximo jerarca del culto.

El problema es que la búsqueda en ocasiones se dilata, no aparece tan pronto y pueden pasar años en el trámite. Y luego hay que esperar un grupo de años de preparación, y en todo ese tiempo el trono está vacante y la presión de China encima y el mundo se mueve a velocidad del rayo, cortesía de Miguel Bosé.

El problema en estos tiempos, una ausencia de este tipo representa para China la oportunidad de imponerse sobre el culto, intervenir en su existencia y decisiones.

En un enclaustramiento decisivo en Namgyal, el Dalai se reunió a ponderar el riesgo para su iglesia, y buscar una solución con sus monjes del estado mayor. El problema es que debe morir para reencarnar.

Pero astuto, del Dalai discurrió una solución “dogmática” para sus seguidores.

Les dijo que no es necesario esperar a su muerte y a buscar un menor en que su espíritu regresará. Que de hecho —No explica nadie cómo ocurre— ya reencarnó (sin morir) y con una audaz solución, manda la tradición, el rito de la encarnación, a volar. El Dalai dijo que ya está alojado en una persona su sucesor, él mismo, desde ahora, pero no ha dicho quién es.

Incluso advirtió en esa trascendental reunión, que no se tratará de un menor, sino que puede ser un adulto (tal vez con posgrados en la Sorbona, en Harvard, y conocedor del culto a profundidad) e incluso, se lanzó a fondo con una resolución todavía más audaz: Puede ser que su reencarnación sea de mujer, incluso adulta y deben aceptar esta autoridad de la nueva princesa tibetana, moderna, es decir los monasterios podrían ser regidos por una figura femenina. Un algo profundo de aceptar para los creyentes del budismo. Se arriesgó, sin duda a un cisma.

La medida se comprende, no a la luz de las prescripciones de su culto, sino de la presión de China para borrarlo del mapa de una vez. Nada de esperar años a encontrar al niño que elegirá los objetos personales del Dalai, sin haberlo visto antes, esos objetos debe elegir los del difunto Dalai, y otro tipo de pruebas físicas y señales que acrediten la reencarnación. Y lo mejor nada que se debe morir para eso.

Pero repito, aquí el Dalai no ha muerto, más bien se pasa de vivo.

El punto es que tiene 90 años y está lo bastante lúcido para pensar pragmáticamente en una solución no al mundo metafísico, sino un acuerdo de su autoridad aplicada al máximo nivel para designar de inmediato sucesor incluso con él en vida, al nuevo o nueva Dalai, sin que el peligroso período de su ausencia por muerte o enfermedad incapacitante, dejen al budismo al garete, no está para perder el tiempo.

Sin duda, un interesante giro, aunque pierda la leyenda de cómo se ungía anteriormente a los Dalai Lamas previos, mejor blindarse ante el peligro chino. Este es su dilema, y su resolución, incluso la posibilidad de que llegue una princesa tibetana al más alto rango del budismo.

Carlos Loret, se puso a traducir el New York Times, y me pareció un tema fascinante, desde cuando leía a Regina, de Toño Velasco Piña y a Lobsang Rampa, casi era aspirante a conseguir el tercer ojo, aunque eran ideas del Maestro Kalimán, originalmente. No se ría de mi superficialidad.

La bomba ya se soltó, faltará ahora ver cómo reacciona esa comunidad, pero son disciplinados y creyentes y probablemente no cuestionen ese procedimiento inédito e irregular en la forma, además quizá el Dalai hizo un viaje astral y ya encontró el receptor (a) adecuado para el futuro, y de menos no quiere esperarse a ver que dentro de 15 años, venga un sucesor: El mundo ha cambiado y él lo sabe, la comunicación inmediata, y la ambición de China por finiquitar ese asunto pendiente. Pero el Tíbet en el exilio, se defiende como gato boca arriba.

Cuando salga el nombre, edad y sexo del nuevo Dalai, el mundo mirará asombrado, el Dalai corrió riesgos doctrinales en aras del control y permanencia de su culto, pueden alabarlo o criticarlo, pero ya lo hizo y buscará un perfil adecuado.

Porque él mismo sufrió de ignorancia del mundo y sus conocimientos, que adquirió de exploradores y maestros alpinistas advenedizos, su maestro fue el alemán Heinrich Harrer, que llegó a las altas montañas y le mostraron al elegido la cultura y tecnología de Occidente, incluso ignorando muchas cosas elementales, aunque tenía en la mente todos los conocimientos de su culto, era alumno listo, hambriento de saber y eso le valió salvarse.

No sé si tenga avión privado, pero viaja con clase por el mundo y tiene un aparato de comunicación acorde al siglo XXI sabe de finanzas y tiene visión geopolítica… aunque con su séquito de monjes naranjas, el contexto, la circunstancia sin duda, se impusieron al sagrado líder religioso y la decisión, ya la había tomado hace mucho tiempo. Occidente dejó al Tíbet olvidado y nadie lo defendió para no cruzar lanzas con China; pero no pudo tragárselo entero. El Dalai los indigesta y asombra con la supervivencia y su milagro por encargo.